sábado, 27 de febrero de 2010

INVULNERABLES

Cuenta  la mitología nórdica, que el héroe Sigfrido forjó de nuevo la espada de su padre y con ella atravesó el corazón del dragón, en cuya sangre se bañó para hacerse invulnerable. Sólo un lugar de su espalda —donde cayó una hoja de tilo— no fue cubierta por la sangre. El paralelismo con el héroe Aquiles de la mitología griega es asombroso: Aquiles se hizo también invulnerable cuando su madre lo bañó en la laguna Estigia, y sólo en el talón (de donde le sujetaba) era mortal. Ambos personajes murieron al ser heridos en el único lugar vulnerable que tenían.
Los hijos de Dios también son invitados a colocarse una armadura (Efesios 6:10-17), que los hace inmunes a "los dardos encendidos del maligno".
La exhortación a revestirse toda la armadura celestial para poder resistir al diablo, no es casual. Si carecemos de alguna parte de ella, correremos sin duda la suerte de Sigfrido y Aquiles.
"Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.  Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios."
En nuestra lucha contra el enemigo de las almas, necesitamos este bagaje espiritual para poder estar firmes, es decir para alcanzar la victoria. Sin la verdad, la justicia, el evangelio, la fe, la salvación y la Palabra de Dios nadie podrá resisitir con éxito. Nos fueron dados por el Señor con un propósito.
Con dolor he visto, sin embargo, a muchos que parecían buenos cristianos renunciar a alguna parte de la armadura, por entender que "no es necesaria para su relación con Jesús".
El marcado énfasis relacional de la experiencia cristiana, que es bueno en sí mismo, puede también conducir a los engañados al error de dejar fuera la obediencia a la verdad, revestirse con su propia justicia, olvidar el evangelio y dejar de confiar en la eficiencia de las armas sagradas.
Vez tras vez he visto a amigos queridos abandonar el evangelio con el autoengaño de que "hago esto o aquello pero no me aparto de Jesús"; o bien, "ya no voy a la iglesia, pero mi fe está firme".
Confunden la absoluta consagración y pureza del alma que Dios demanda con simples requerimientos humanos o como algo que la iglesia impone pero que no es relevante para la salvación.
El demonio reviste a muchos de una falsa seguridad de que pueden seguir unidos a Cristo mientras dejan de lado las cosas que creen accesorias de la fe. Pero ciertamente, la verdad de Dios no tiene requerimientos descartables. No hay tal cosa como mandamientos sin importancia o pasados de moda.
Cuando empezamos a pensar que apartarse de ciertas compañías, modas y prácticas, -tal como lo aconseja la Biblia- en lugar de ser una necesidad, constituye una desventaja impuesta por personas que desean controlarnos o engañarnos, caminamos por el mortal territorio del maligno.
"No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente... Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso". 2ª Corintios 6:14-18
Ceñirse con el cinto de la verdad implica sujetar todos nuestros deseos, intereses y pensamientos al desarrollo de la voluntad de Dios en nuestra vida. En ella hallaremos libertad para obedecer sus mandamientos. "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32). La verdad sólo alcanza su eficacia cuando forma parte de nuestro ser más íntimo.
Por otro lado, no podemos pretender recibir la justicia de Cristo como un manto para tapar la deformidad de nuestro corazón pecaminoso. Necesitamos revestirnos de ella: "En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,  y renovaos en el espíritu de vuestra mente,  y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad". Efesios 4:22-24
Nuestros deseos, viciados y engañosos como son, no pueden jamás constituirse en norma de justicia.
Tampoco podemos vivir simplemente una vida "de iglesia", sin compartir el evangelio. Debemos llegar a los perdidos y alcanzar sus corazones como lo hacía Jesús, renunciando a lo que sea necesario para que puedan ser salvos.
La Biblia, y la Biblia sola debe marcar el rumbo de nuestras vidas y determinar nuestros blancos. Recibir el poder para vivir en santidad debe ser lo más importante para cada uno de los que nos decimos cristianos: "Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes". 1ª Tesalonicenses 2:13
¿Estás vestido de toda la invulnerable armadura de Dios?
La invitación del Señor es que lo hagamos sin demora porque: "La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz". Romanos 13:12

miércoles, 24 de febrero de 2010

CLAMORES

"Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres". Salmos 12:1
¡Yo clamaba por esto...!
Esto decía una vecina, muy amiga de usar  expresiones bíblicas en la vida diaria, lo que hace muy pintoresco su hablar. No estaría mal en verdad, si no fuera que vivimos en una zona en que se habla un singular castellano (¿o argentino?) con tintes de guaraní.
Por aquí ya no se usa en forma corriente la palabra clamor, que tiene un significado de pedir, llamar, quejarse o solicitar algo de modo imperioso.
En la Escritura aparece muchas veces y con variados matices esta expresión, pero quiero enfocarme en el clamor por la salvación.
Cuando el pecado hace sentir todo su rigor, cuando el desastre, la aflicción o la maldad nos acechan, suplicamos por ayuda. A veces solamente queremos librarnos de un problema inmediato, pero en el fondo, todos deseamos que nuestros males tengan una solución definitiva. Multitudes acuden a sus líderes políticos, civiles o religiosos para que den respuesta a sus clamores. Sin embargo, buscar respuestas en el hombre nos acarreará únicamente chascos e insatisfacción. Es que el ser humano no está capacitado para solucionar sus propios males de fondo (el sufrimiento, la enfermedad, la muerte, etc.).
En la hambruna que siguió al sitio de Samaria por los sirios en tiempos de Eliseo, el impío rey respondió así al clamor de una mujer desesperada: "Y él dijo: Si no te salva Jehová, ¿de dónde te puedo salvar yo? ¿Del granero, o del lagar?" 2 Reyes 6:27
No, en el hombre no hay salvación. La única salida está en Jesús.
 La Biblia confirma que "en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos". (Hechos 4:12)
En la historia de Pedro caminando sobre las aguas hay lecciones valiosas que podemos considerar. "Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento".  Mateo 14:28-32
Los críticos de turno cargarán las tintas sobre el discípulo de "poca fe"; pero casi nadie piensa en los otros once que se quedaron en la relativa seguridad de lo conocido (el bote), antes que aventurarse a caminar sobre las aguas.
Lo cierto es que Pedro tuvo fe; escasa, pero fe al fin. Reclamó el poder del Salvador y buscó imitarlo, lo que no es poco. Necesitamos entre los creyentes más Pedros arrebatados y menos "sensatos" que no arriesgan.
Pero la historia continúa y el discípulo temerario no llegó a Jesús. Por el camino, dejó de fijar la vista en su Salvador y la terrible tormenta ocupó toda su atención. Como resultado, comenzó a hundirse y en su desesperación clamó: ¡Señor, sálvame! 
Nuestro maravilloso Redentor jamás desoye este tipo de clamores, cuando surgen de un corazón deseoso de su ayuda y de su presencia. Para nuestra felicidad, Él no nos niega su ayuda en nuestras flaquezas y dificultades, aún cuando fueren resultado de nuestra poca fe o falta de ella.
Pedro obtuvo el auxilio que solicitaba de inmediato, pues Jesús se goza en tender su mano al suplicante, librarle del mal y calmar los vientos tormentosos que envuelven su alma.
Podemos estar seguros que atenderá nuestro clamor.
Digamos con el salmista: "Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá". Miqueas 7:7

lunes, 22 de febrero de 2010

POR QUÉ CREO EN EL DON PROFÉTICO

"¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees". Hechos 26:27
Suelo citar abundantemente los escritos de Elena White en mis entradas del blog y me gustaría presentar las convicciones, profundamente arraigadas en mi propia experiencia, que me llevan a hacerlo.
A los doce años comencé a leer un libro llamado "El Conflicto de los Siglos" de dicha autora que marcó un giro significativo en mi vida, me llevó a la Biblia y fue determinante para mi conversión ocho años después. Tuve acceso, antes de hacerme adventista, a varios otros libros escritos por ella que profundizaron mi convicción, me hicieron desear la justicia que solo Cristo puede dar y confirmaron mi fe en su glorioso nombre. Cada vez que los leo, encuentro en ellos exaltado el nombre de Dios y magnificada su justicia. Me maravillo además al ver que las cosas que decía se han cumplido con el paso del tiempo.
No creo que ella fuera infalible ni libre de pecado, ningún ser humano lo es; incluso los más grandes hombres y mujeres de la Biblia cometieron errores. Pero si estoy seguro de que Dios le dio abundante luz para nuestros días que haríamos bien en seguir.
Pero esa es mi experiencia personal, que más allá de que la presento en la sinceridad de mi corazón puede estar errada, así que veamos a continuación el firme sustento bíblico de lo que creo.
En primer lugar, todos los cristianos, como Agripa, deberíamos creer en el don profético; de otra manera no podríamos creer en la Biblia que es su fruto supremo y la base de nuestra fe. Ella es "la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro". 2ª Pedro 1:19
En segundo lugar se nos exhorta a no creer ingenuamente en cualquiera que tenga pretensiones de profeta, sinó a probar si el espíritu que los mueve es de Dios (1º Juan 4:1).
Para el caso tenemos pruebas bíblicas a las cuales someter a los profetas, de las que menciono solamente cuatro:
  • Verificar que sus palabras estén de acuerdo a lo que la Biblia enseña (Isaías 8:20)
  • Observar los frutos de sus enseñanzas y conducta (Mateo 7:20)
  • Ver que sus profecías se cumplan, teniendo en cuenta el elemento condicional de las mismas si hubiere (Jeremías 28:8,9)
  • Que sirvan al crecimiento espiritual de los miembros y dela iglesia y lleven a la unidad de la fe (Efesios 4:11-16)
Por último y en relación al texto anterior, creo también que todos los dones espirituales, incluido el de profecía, permanecerán hasta el fin. Todavía no hemos llegado a ser varones perfectos, ni hemos alcanzado la unidad en la fe ¿no es cierto? Por lo tanto, entiendo que todavía veremos en acción el don profético porque la iglesia lo necesita para enfrentar los terribles días finales.
No sería justo ni lógico que Dios nos privara de guía en los tiempos finales de este mundo, mientras se desarrolla libremente la obra engañosa de Satanás. "Sin profecía el pueblo se desenfrena" Proverbios 29:18
Si no estamos dispuestos a aceptar profetas posteriores a la Biblia, ¿aceptaremos el don profético en nuestros propios días?
En cuanto a Elena de White, invito a cada uno a revisar imparcial y sinceramente la evidencia por su propia cuenta y a sacar conclusiones como yo lo he hecho desde que leí sus escritos por primera vez hace casi 40 años.
Esta pequeña y fragil mujer recibió la primera de sus visiones a los 17 años, en tiempos de crisis para el movimiento adventista. Durante los siguientes 70 años su obra pública, su conducta y sus motivos pudieron ser ampliamente examinados, siendo ya desde sus comienzos constante blanco de críticas de adentro y de afuera de la iglesia en formación.
No obstante las mismas en general tenían relación con sus revelaciones, sin que se cuestionara con justicia su carácter moral. A su muerte, los periódicos de su época la reconocieron ampliamente como una persona consagrada al servicio de Dios.
Nunca pretendió tener el rango de profetisa ni que sus escritos estuvieran al mismo nivel de la Biblia o la reemplazaran. Se consideraba la "luz menor que guía a la luz mayor". Sin embargo, pretendió hablar inspirada por el Espíritu de Dios. Esa es una afirmación que no admite medias tintas y debe ser completamente aceptada o rechazarse en su totalidad.
La calidad de su voluminosa producción literaria, así como la vastedad de temas abarcados en sus escritos, no pueden ser fruto de un "golpe en la cabeza" (como afirman sus críticos) o provenir de alguien con su bajo nivel de instrucción (no completó el tercer grado).
Fue acusada de haber copiado gran parte de lo que escribió y también de que otros lo hacían por ella; lo que motivó por parte de la iglesia una investigación encargada a especialistas que no eran de nuestra fe a fin de lograr imparcialidad. La conclusión a la que estos arribaron fue que, sin dudas, su obra fue original.
Las citas que utilizó, las hizo de acuerdo a las leyes y costumbres de su época, apartándose en muchos casos del pensamiento de los otros autores citados; además el uso de fuentes y de asistentes literarios tiene antecedentes en la Biblia.
Para juzgar a un autor, debe mirarse a su obra en conjunto. Para juzgar a quien dice escribir en nombre del Señor, se debe además considerar los frutos de sus enseñanzas. Estos son algunos de los resultados de seguir las instrucciónes dadas por Dios (según creo yo) a través de ella:
  • Estudio de la Biblia: Sus palabras, enseñanzas y ejemplo en vida, así como sus escritos, invitan permanentemente a escudriñar las escrituras para hallar salvación. Los adventistas fueron conocidos en sus tiempos como "el pueblo del Libro"; que debe volver a ser la base de nuestra experiencia.
  • Salud: El enfoque global de la salud, la relación entre mente y cuerpo, la importancia de los hábitos y de la alimentación sobre la salud; son algunos de los temas reconocidos hoy por la ciencia médica, pero cuando fueron enunciados mediante sus escritos se consideraron revolucionarios.
  • Temperancia: El alcohol, el tabaco, las drogas y los malos hábitos estan llevando a millones a la tumba y apartando de Dios a multitudes. Tenemos como pueblo una gran ventaja en considerar al cuerpo como templo del Espíritu Santo, lo cual nos lleva a la sana abstinencia de todo lo perjudicial.
  • Medicina: La obra médico misionera ha abierto muchas puertas y sanado a miles de cuerpo y alma. Libros como "El ministerio de Curación" , proporcionaron tanto el énfasis necesario, como el enfoque correcto a la tarea de sanar, como extensión de la obra de Cristo.
  • Educación:Un sistema educativo ubicado entre los mayores del mundo, que tiene como premisa que "educar es redimir", (que he probado de primera fuente) que transforma las vidas de los padres y alumnos y produce un impacto imposible de medir en muchos otros, resulta de una filosofía basada en libros como "La Educación".
  • Publicaciones: Decenas de casas editoras repartidas por todo el mundo proclaman la justicia de Cristo como la única suficiente, la necesidad de prepararse para su venida, la importancia del hogar y la buena educación, promueven un estilo de vida saludable e impulsan al bien hacer.
  • Libertad religiosa: El concepto inclusivo y abarcante del evangelio y el deber de respetar el libre albedrío con que fue dotado el ser humano, son premisas que han llevado a la iglesia a convertirse en defensora de la libertad de conciencia a nivel mundial.
  • Ayuda humanitaria: No nos debemos cruzar de brazos ante el clamor de los necesitados. Mientras esperamos el retorno del Señor, vemos como nuestra gozosa obligación ocuparnos de los pobres, los desvalidos y los afectados por desastres.
  • Predicación del evangelio: La gran comisión de llevar el evangelio al mundo se presenta reiteradamente en sus escritos y ha impulsado a miles de voluntarios a dejarlo todo para acudir al rescate de los perdidos
La Biblia dice: "Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados". 2º Crónicas 20:20.
He comprobado por experiencia personal que en tanto seguimos los consejos divinos dados por sus profetas fuimos prosperados en alto grado. Pero si nos apartamos de  ellos, no podemos esperar más que el fracaso espiritual. Lamentablemente, y para su ruina, hoy muchos de los adventistas desdeñan sus enseñanzas o se vuelven en contra de su testimonio porque afecta algún ídolo acariciado por ellos.
Antes de finalizar, quiero destacar que muchas de las objeciones que se presentan en contra de esta mujer son las mismas que los incrédulos utilizan contra la Biblia. El espíritu que manifiestan sus críticos, por otra parte, utilizando la descalificación, la burla, la mala interpretación o el ridículo, no recomienda a estos como hijos de Dios.
Recordemos al final, el determinante consejo de Jesús respecto a quienes pretenden hablar por el Espíritu: "O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol". Mateo 12:33
Esto es lo que yo creo

martes, 16 de febrero de 2010

HIJOS DEL REMANENTE

Un sábado por la mañana, luego de la historia infantil, el predicador hizo quedar a todos los niños en el frente de la iglesia y preguntó: Sabemos que no todos los adultos o niños que vienen a la iglesia se salvarán. Algunos inevitablemente se perderán. Si tuvieran que elegir: ¿Cuál de estos niños quisieran ustedes que se pierda? Por supuesto, nadie levantó su voz para elegir a ninguno de ellos. Todos deseamos que nuestros niños se salven.
Consideremos el siguiente pasaje lleno de dolor, amargura y llanto, pero no exento de esperanza: "Así ha dicho Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron. Así ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo. Esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia tierra". Jeremías 31:15-17
Como todo pasaje profético de la Biblia, el texto anterior tiene varias aplicaciónes. Una inmediata a lo que sucedería en los días de Jeremías, una referencia mesiánica a la matanza de los niños de Belén por Herodes y finalmente una general destinada a todas las personas de todas los tiempos.
Como en los días de la antigüedad, nuestros hijos se encuentran en peligro por el enemigo, que ya no son los caldeos o los romanos, sino el Maligno.Uno de los blancos preferidos del ataque de Satanás en nuestro tiempo es la familia. Y las víctimas inmediatas de ese ataque son nuestros hijos.
El diablo se goza en destruir física y espiritualmente a nuestros niños y jóvenes por todos los medios a su alcance. Pero no son las drogas, el alcohol, el sexo, la pornografía, la violencia o la tecnología los principales responsables de la degradación; sino la educación que reciben en sus hogares, la escuela y la sociedad.
Vivimos en una época complaciente y permisiva en la cual se impulsa el paradigma de "comamos y bebamos porque mañana moriremos". El pensamiento de la mayoría es que la satisfacción de nuestros deseos no puede postergarse, como la publicidad de un banco que decía: "¿querés disfrutar de la vida hoy?".
Esto ha arruinado el carácter de millones de jóvenes que hoy deambulan por la vida sin metas ni ideales, sin fe y sin Dios. Y sucede también en hogares cristianos, con padres justos que ven con dolor e impotencia que sus hijos se alejan de la gracia y de la salvación para correr apresuradamente hacia ninguna parte.
La situación claramente va a empeorar. A nosotros como padres nos toca hacer todo esfuerzo posible para evitar, por medio de nuestras oraciones, nuestras palabras, ejemplo e influencia, que la corrupción reinante se lleve a los que amamos. Pero lo que no podemos hacer por ellos es transferirles nuestro carácter. La Biblia enseña con claridad que la justicia de los padres no sirve para los hijos. La salvación es personal.
En el texto que sigue, aplicable especialmente a los últimos días, se presenta el asunto con toda gravedad, pero también con un glorioso rayo de esperanza:
"Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, cuando la tierra pecare contra mí rebelándose pérfidamente, y extendiere yo mi mano sobre ella, y le quebrantare el sustento del pan, y enviare en ella hambre, y cortare de ella hombres y bestias, si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice Jehová el Señor... O si enviare pestilencia sobre esa tierra y derramare mi ira sobre ella en sangre, para cortar de ella hombres y bestias, y estuviesen en medio de ella Noé, Daniel y Job, vivo yo, dice Jehová el Señor, no librarían a hijo ni a hija; ellos por su justicia librarían solamente sus propias vidas...  Sin embargo, he aquí quedará en ella un remanente, hijos e hijas, que serán llevados fuera; he aquí que ellos vendrán a vosotros, y veréis su camino y sus hechos, y seréis consolados del mal que hice venir sobre Jerusalén, de todas las cosas que traje sobre ella. Y os consolarán cuando viereis su camino y sus hechos, y conoceréis que no sin causa hice todo lo que he hecho en ella, dice Jehová el Señor". Ezequiel 14:12-23
Tenemos que tener presente que si nosotros somos el remanente, nuestros hijos son los hijos del remanente.  Así como Dios disciplinó al pueblo de Israel por medio de castigos y pruebas severas como las que pasaron Noé, Daniel y Job; él anhela hacer volver el corazón de los hijos a los padres y salvar a nuestros vástagos aún más que nosotros mismos.
Cuando a pesar de todo lo que hacemos (o a causa de ello) los hijos son arrastrados por el mundo, todavía hay esperanza a la cual aferrarnos.
Así dijo Jehová el Señor: He aquí, yo tenderé mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi bandera; y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros. Reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; con el rostro inclinado a tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que esperan en mí. ¿Será quitado el botín al valiente? ¿Será rescatado el cautivo de un tirano? Pero así dice Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos.  Isaías 49:22-25
Tres alentadoras conclusiones se desprenden del texto:
  • Nuestra esperanza en Dios no será avergonzada.
  • Dios no nos abandonará. Él peleará por nosotros pues es fiel a sí mismo y a sus promesas.
  • El Señor está comprometido con la salvación de nuestros hijos. Es su todopoderoso Defensor y Redentor.
No debemos temer pues los recursos del cielo están obrando por la salvación de los hijos del remanente. Alabemos al Señor por sus maravillosas promesas. Nuestro buen Dios es un Dios de esperanza y sus promesas se cumplen. Sin embargo, eso no quita la responsabilidad de los padres, maestros y de los miembros de la iglesia toda, en hacer esfuerzos decididos por la salvación de los niños y jovenes. Se nos pedirá cuenta de ello.
Cómo responderemos cuando en el día final se nos pregunte: "¿Dónde está el rebaño que te fue dado, tu hermosa grey?" Jeremías 13:20
Recuerda: nuestros hijos son los hijos del remanente que Él prometió rescatar.

viernes, 12 de febrero de 2010

DESALIENTO

Como el viajero de la parábola del buen samaritano, todos nosotros hemos sido asaltados y despojados por el diablo, dejándonos sin ánimo para seguir y con heridas profundas y sangrantes, agonizando al borde del camino de la vida.
Nuestro enemigo no solo tiene asaltos mortales. También logra sus propósitos cuando nos induce a desanimarnos. A lo largo de nuestra existencia siempre encontraremos motivos, válidos o no, para desalentarnos. El desánimo es una poderosa arma del Adversario para hacernos perder el rumbo en nuestra vida espiritual al hacer que apartemos los ojos de Jesús. Nuestra visión se nubla y perdemos de vista al Invisible pero siempre presente Protector de nuestras almas; entonces la fe naufraga y pensamos que estamos solos para luchar, cuando a nuestro lado hay ayuda más que suficiente para vencer.
Les propongo analizar siete bendiciones que el gran ladrón del desánimo desea quitarnos y las promesas divinas aplicables a cada situación en particular.

Motivos de desalientoRemedios
Sin certeza - Isaías 64:5
"Saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos; he aquí, tú te enojaste porque pecamos; en los pecados hemos perseverado por largo tiempo; ¿podremos acaso ser salvos?"
Debemos fijar la vista en Jesús, no en nosotros mismos, como lo hizo Moisés, que "por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible". Hebreos 11:27


Sin alegría - Malaquías 3:14
"Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos?"
Cuando sintamos que nuestro pecado nos marchita el alma, busquemos a Dios porque: "en tu presencia hay plenitud de gozo, delicias a tu diestra para siempre" Salmos 16:11
Sin esperanza - Ezequiel 37:11
"Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos".
Aunque parezca que ya no hay salida posible, "mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió". Hebreos 10:23
Sin respuesta - Salmos 69:3
"Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; Han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios".
Cuando nuestras oraciones no tengan contestación aparente, recordemos su promesa: "me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré". Salmos 91:15
Sin poder - Jueces 6:13
"Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas".
En la adversidad o el desastre, estemos seguros de su compañía y echemos mano de la promesa: "¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti". Isaías 49:15
Sin fuerzas - Nehemías 4:10
"Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no podemos edificar el muro".
Aunque debilitados, "los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán". Isaías 40:31
Sin ganas de vivir - 1 Reyes 19:4
"Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres".
Continuemos  "puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar". Hebreos 12:1,2

martes, 9 de febrero de 2010

LA ESPERANZA ETERNA


Así como hay un evangelio eterno, hay también una esperanza eterna. La esperanza del segundo advenimiento se remonta al Jardín del Edén, cuando nuestros primeros padres recibieron la promesa de la Simiente que habría de aplastar la cabeza de la serpiente antigua que es Satanás.
Si bien el triunfo de Cristo en la cruz fue completo y perfecto, su plan incluye algo más que salvarnos del poder del pecado. El mal debe ser eliminado sin que quede ninguna duda; en forma completa y definitiva para que la armonía retorne al universo.
La supresión del pecado y los pecadores incluye un juicio previo al advenimiento y luego la manifestación gloriosa del Señor tanto tiempo aguardada por su iglesia militante en este mundo.
La esperanza adventista comenzó cuando Adán repitió la promesa a sus hijos y la Biblia lo confirma diciendo: "De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos..." Judas vs. 14,15
Fue también la esperanza de Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, David, Juan, Pablo (ver Hebreos 11), en fin, de todos los hijos de Dios registrados en su Palabra.
También en los siglos posteriores se mantuvo viva la que Pablo llamó "la esperanza bienaventurada" Tito 2:13, como puede verse en los párrafos siguientes: 
"Lutero declaró: "Estoy verdaderamente convencido de que el día del juicio no tardará más de trescientos años. Dios no quiere ni puede sufrir por más tiempo a este mundo malvado". "Se acerca el gran día en que el reino de las abominaciones será derrocado".
"Este viejo mundo no está lejos de su fin", decía Melanchton. Calvino invita a los cristianos a "desear sin vacilar y con ardor el día de la venida de Cristo como el más propicio de todos los acontecimientos", y declara que "toda la familia de los fieles no perderá de vista ese día". "Debemos tener hambre de Cristo -dice-, debemos buscarlo, contemplarlo hasta la aurora de aquel gran día en que nuestro Señor manifestará la gloria de su reino en su plenitud" (Daniel T. Taylor, The Reign of Christ on Earth or the Voice of the Church in all Ages, págs. 158, 134).
"¿No llevó acaso nuestro Señor Jesús nuestra carne al cielo? -dice Knox, el reformador escocés-, ¿y no ha de regresar por ventura? Sabemos que volverá, y esto con prontitud". Ridley y Latimer, que dieron su vida por la verdad, esperaban con fe la venida del Señor. Ridley escribió: "El mundo llega sin duda a su fin. Así lo creo y por eso lo digo. Clamemos del fondo de nuestros corazones a nuestro Salvador, Cristo, con Juan el siervo de Dios: Ven, Señor Jesús, ven" (Id., págs. 151, 145).
"El pensar en la venida del Señor -decía Baxter- es dulce en extremo para mí y me llena de alegría". "Es obra de fe y un rasgo característico de sus santos desear con ansia su advenimiento y vivir con tan bendita esperanza". "Si la muerte es el último enemigo que ha de ser destruido en la resurrección, podemos representarnos con cuánto ardor los creyentes esperarán y orarán por la segunda venida de Cristo, cuando esta completa y definitiva victoria sea alcanzada". "Ese es el día que todos los creyentes deberían desear con ansia por ser el día en que habrá de quedar consumada toda la obra de su redención, cumplidos todos los deseos y esfuerzos de sus almas". "¡Apresura, oh Señor, ese día bendito!" (Ricardo Baxter, Works, tomo 17, págs. 555, 500; 182, 183).
Tal fue la esperanza de la iglesia apostólica, de la "iglesia del desierto", y de los reformadores".
Maranata: El Señor Viene! Pág. 12
La esperanza es eterna por cuanto se renueva en cada creyente y se vuelve más fresca con el paso del tiempo, pues cada vez estamos más cerca del cumplimiento de tan ansiada profecía, y de nuestro hogar  la patria celestial que gozaremos en la presencia de Dios.

viernes, 5 de febrero de 2010

ACTIVO A LOS 97 AÑOS

 
"Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría". Salmos 90:12
A veces Dios envía a la iglesia a personas angustiadas, o desesperadas, o caídas en el pecado o buscadoras de la verdad, para que podamos compartir con ellos el sublime conocimiento del amor de Jesucristo. En otros casos, nos pone en contacto con aquellas que ya lo han aceptado como Salvador, más en beneficio nuestro que en el suyo propio.
Domingo Enrique Mosquera, o Don Enrique como lo llamamos familiarmente, llegó a nuestra iglesia y a nuestros corazones hace algo más de un año y medio, para "enriquecer" nuestras vidas con una nueva perspectiva.
Como resultado de la campaña "Impacto Esperanza", habíamos colocado el cartel gigante con el mensaje "Cristo viene" frente a nuestro templo. Atraído por el mismo, un sábado por la mañana se acercó un anciano de aspecto distinguido, apoyado en un bastón, pero con andar seguro y voz firme, y se presentó a sí mismo con mucha formalidad, resultado sin dudas de su formación militar.
Me extendió su tarjeta que decía:
Mayor (r) Domingo Enrique Mosquera
Decano de los Historiadores Militares Argentinos
Psicografólogo Nº
xxxxxxxx
Confieso que al principio no le creí cuando me dijo que estaba por cumplir 96 años, porque su aspecto y la fluidez y coherencia de su conversación no lo demostraban. Comenzó entonces a contar su historia, que distaba mucho de ser aburrida.
Había sido miembro de la acción católica, pero luego de estudiar la Biblia se bautizó en la iglesia metodista, donde fue predicador por más de 50 años. Tras la muerte de su esposa, dejó Buenos Aires para vivir con su hijo en nuestra ciudad. Buscó sin éxito una congregación metodista en nuestro medio y entonces se  encontró con el cartel y con el templo adventista, lo cual despertó su curiosidad y lo hizo entrar.
Rápidamente se integró a nuestros cultos y a nuestra clase de escuela sabática.  Después de asistir un tiempo y de hacer muchas preguntas, un día me dijo: "vine aquí como metodista pero ahora soy adventista".
En el mes de julio de 2009 se integró definitivamente a la iglesia por profesión de fe (hacía mucho frío en esos días, nos azotaba la epidemia de gripe A, y el ya había sido bautizado por inmersión), convirtiéndose en un ejemplo de vida y fe para todos nosotros. Es alumno de mi clase de escuela sabática, y si por algún motivo no puede venir -cosa muy rara- llama para disculparse, ¡Tal es su compromiso y sentido de la responsabilidad!
Su modestia, cordialidad y buen trato conquistan a cualquiera; es además muy reflexivo y dispuesto a aprender. Pero lo que sorprende de él es su vitalidad y que, en una edad en que cualquiera estaría largamente retirado, todavía trabaja ejerciendo las profesiónes de grafólogo e historiador por igual.
Es autor de varios libros y diversas publicaciones. Actualmente escribe una columna regular sobre historia militar en  el principal diario local; y atiende consultas sobre su especialidad en grafología por correo electrónico (¡Sí; se comunica con nosotros por mail!) además,  está terminando de escribir otro libro. En la ocupada vida de Don Enrique hay lugar para muchos otros proyectos, como el de proponer la creación de la carrera de Sicografología en la Universidad de Formosa, escribir la historia de nuestra iglesia local, etc.
Cada sábado, cuando llega el momento de dar testimonios, la voz de Enrique sólo se eleva para agradecer la semana de vida que Dios le ha dado.
Suele afirmar que todos sus años de vida los ha pasado con la permanente compañía de Jesús.
El salmo citado arriba es una realidad en su vida. Espero que en la mía y en la de cada uno de nosotros lo sea también.
¡Gracias por conocerlo Enrique! y ¡Gracias a Dios por haberlo traído a nuestras vidas!


Columna del Suplemento Cultural del Diario la Mañana de Formosa -Argentina-  27/12/09

jueves, 4 de febrero de 2010

¡EL BLOG CUMPLE UN AÑO!

Hace poco comentaba con un amigo que tiene excepcionales dones para la música y el canto, acerca de mi incapacidad para acertarle a dos notas musicales seguidas. Es muy frustrante para mí por lo mucho que me agrada cantar. Para mi sorpresa, me respondió que él en cambio, no tenía habilidad para escribir.
Esto me hizo ver que quizá poseía un talento en el que no había reparado. Como todos los talentos, pequeño al principio, pero susceptible de desarrollo. Si no puedo alabarle bien con el canto, me dije, intentaré hacerlo con mis palabras.
Pasó ya un año desde el día que acepté el desafío de escribir y siguiendo el consejo de mi colega Manuel me decidí a comenzar este blog.
Varios pensamientos cruzaron por mi mente: ¿No sería un acto de soberbia de mi parte creerme escritor? ¿Escribiría para agradar a Dios y para ayudar a otros o para agradarme a mí mismo? Por otro lado me planteé si sería capaz de hacerlo; si en verdad tenía algo bueno que aportar con mis escritos.
Finalmente concluí que el peor de los intentos es el que no se concreta y comencé.
"Rebosa mi corazón palabra buena; dirijo al rey mi canto; mi lengua es pluma de escribiente muy ligero". Salmos 45:1
En el texto del salmo citado, el autor desea expresar al Rey sus alabanzas musicales de la mejor manera posible y se compara con un hábil escritor.
De idéntica manera, "rebosa mi corazón palabra buena". Deseo de todo corazón adquirir la capacidad de rendir la sincera alabanza que se merece nuestro buen Dios mediante lo que escribo. Alabarle por amar tanto a pecadores inconstantes como yo, por su gracia que cubre mis pecados, por sus promesas, por la confirmación de mi débil fe, por alentarme en mis momentos más conflictivos, por las incontables muestras de que sigue obrando en mi vida y en la de tantos que buscan su salvación. Y la lista podría seguir, todavía sobran motivos de alabanza.
No creo haberlo conseguido ya ni mucho menos. Pero entiendo que el olvidarse de uno mismo y de buscar la aprobación de los demás, es la clave del verdadero éxito en esta empresa. Aunque agradezco de corazón a quienes me animan en la tarea, enfatizo que solo el Señor es quien merece alabanzas, no el indigno elemento humano.
El paso del tiempo ha definido la temática del blog como un lugar de reflexión sobre la preparación para el glorioso regreso del Señor y es mi propósito que sea también un lugar para gozarnos en su amor y en la certeza de la salvación, que hallarán feliz culminación el día de su venida.
Comparto esta cita con ustedes: "Por largo tiempo hemos aguardado el retorno de nuestro Salvador. Sin embargo, su promesa es segura. Pronto estaremos en nuestro hogar prometido. Allí Jesús nos conducirá junto a la corriente viva que fluye del trono de Dios, y nos explicará las oscuras providencias por las cuales nos condujo en esta tierra a fin de perfeccionar nuestros caracteres. Allí contemplaremos, con clara visión, las hermosuras del Edén restaurado. Arrojando a los pies de nuestro Redentor las coronas que él habrá puesto sobre nuestras cabezas, y pulsando nuestras arpas de oro, llenaremos todo el cielo con alabanzas a Aquel que se sienta en el trono". ¡Maranata: El Señor Viene! pag. 309
Hasta que llegue ese día debemos tener presente a cada paso que en nuestras vidas hay muchas deficiencias, aristas inacabadas y costados ásperos que deben ser pulidos por el Orfebre Celestial para engarzarnos como joyas de su corona.
Hay en mí (y considero que entre el pueblo de Dios también), mucho orgullo, egoísmo, suficiencia propia y amor por lo terrenal que debe ser lavado en la sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Somos Laodicea, a que negarlo; pero debemos dejar de vivir en la tibieza y ser ardientes en nuestra vida y nuestro testimonio. Se lo debemos.
Pero la buena noticia es que a pesar de nuestras fallas e incredulidad, el perseverante amor del Señor conseguirá su propósito redentor en nuestras vidas. Ha empeñado el honor de su nombre en ello. Nadie que de veras lo desee dejará de alcanzar la salvación. De ello y de ninguna otra cosa quiero escribir en esta página; dudo que me alcancen ni el tiempo ni la capacidad para hacerlo.
No necesitamos sin embargo esperar a llegar al cielo para tributarle adoración. Alabemos hoy gozosamente al Creador y Redentor de nuestras vidas.
"Que se escriba esto para las generaciones futuras, y que el pueblo que será creado alabe al Señor". Salmos 102:18 NVI

martes, 2 de febrero de 2010

EL DEFECTO DE JOSÉ

"La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre... Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma". Proverbios 29:15,17
José es uno de los dos personajes sobresalientes de la Biblia a quienes no se les menciona ningún pecado o falta, (el otro es Daniel). Fue un joven  fiel, virtuoso, inteligente y capaz; a lo que hay que agregar que no mostró resentimiento hacia sus hermanos que lo habían vendido como esclavo.
¿Por qué entonces el título?
En el relato bíblico que aparece en Génesis 37 puede verse que Jacob consentía a José por sobre sus demás hijos, que llegaron a odiar a su hermanito menor.  En ese hogar no reinaba la paz. Siempre hubo competencia entre las cuatro mujeres de Jacob y esto se trasladó a la conducta de sus 10 hijos restantes que eran de genio belicoso y arrebatado; a veces hasta fueron sanguinarios y brutales.
El siguiente comentario muestra que los mimos y privilegios que le había otorgado su padre estaban arruinando su carácter y precipitando la tragedia que sufriría a manos de sus hermanos: "José y sus amos iban en camino a Egipto... Solo y sin amigos, ¿cuál sería su suerte en la extraña tierra adonde iba? Durante algún tiempo José se entregó al terror y al dolor sin poder dominarse... Pero, en la providencia de Dios, aun esto había de ser una bendición para él. Aprendió en pocas horas, lo que de otra manera le hubiera requerido muchos años. Por fuerte y tierno que hubiera sido el cariño de su padre, le había hecho daño por su parcialidad y complacencia. Aquella preferencia poco juiciosa había enfurecido a sus hermanos, y los había inducido a llevar a cabo el cruel acto que lo alejaba ahora de su hogar. Sus efectos se manifestaban también en su propio carácter. En él se habían fomentado defectos que ahora debía corregir. Estaba comenzando a confiar en sí mismo y a ser exigente. Acostumbrado al tierno cuidado de su padre, no se sintió preparado para afrontar las dificultades que surgían ante él en la amarga y desamparada vida de extranjero y esclavo". Patriarcas y Profetas Pág. 213
¿Cómo va la educación de nuestros hijos?
Debemos amar a nuestros vástagos. Pero el amor no es suficiente y a veces puede ser perjudicial.
Hay varios ejemplos en la Biblia de padres justos pero débiles, que fueron responsables del desastre espiritual de sus hijos.
  • En primer lugar está Jacob, que daba preferencia a José entre sus hijos, como se menciona en la cita anterior.
  • Luego aparece el caso del complaciente Aarón que vio perecer a sus hijos por no afirmar en ellos hábitos de reverencia y temperancia. (Ver Levítico 10:1-10)
  • Finalmente Elí el sacerdote que no intervino para disciplinar a sus profanos hijos que desprestigiaban el sacerdocio. El Señor lo reprendió diciendo: "has honrado a tus hijos más que a mí" 1º Samuel 2:29
No debe faltar en esta lista el pueblo que fue destruido por Dios a causa de su impiedad. Los padres fueron directamente responsables de la suerte de sus hijos según se desprende de este pasaje: "He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso". Ezequiel 16:49
Muchos son dominados por el equivocado sentimiento de que "sus hijos no deben sufrir lo que ellos sufrieron ni les debe faltar lo que ellos no obtuvieron". Otros actúan bajo el complejo de culpa y quieren inútilmente reemplazar el tiempo que no les dedican con cosas materiales. Y otros finalmente creen que sus hijos cumplirán sus fantasías sin reparar en que no son extensiones de ellos mismos.
Los hijos son hábiles para percibir nuestros defectos de carácter y se aprovechan instintivamente de ellos.
Recuerdo años atrás, a una madre que retiraba a su niño de 5 años del preescolar. El niño hizo un berrinche y arrojó su corbatita a la zanja, en tanto que la madre protestaba débilmente: -"¡Ay, no se qué hacer con mi hijo!". (Todos los allí presentes ardíamos con el deseo de darle la unánime sugerencia de una buena paliza).
Este mismo clamor lo escucho cada vez con mayor frecuencia en mi tarea escolar. Y si los padres ya se rindieron, ¿quedan dudas de quién reina en la casa?
Los que creemos en Jesús debemos vigilar especialmente el carácter de nuestros hijos, que es su posesión más preciada y es de valor supremo para el cielo. No debemos permitir que lleguen a desarrollar un carácter profano, egoísta y mezquino.
Precisan de nosotros lecciones de abnegación y dominio propio, de piedad y de laboriosidad; las necesitan más que toda lección del colegio y con más urgencia que lecciones de inglés o música o cualquier otra cosa.
Eso no significa que debemos convertirnos en tiranos demandantes. Debe tenerse en cuenta la edad, el temperamento y la capacidad de cada uno, para que lo que requiramos de ellos no los desaliente. Pero la disciplina a su tiempo, la reprensión conveniente y nuestro ejemplo constante pueden salvar sus almas. El esfuerzo, cualquiera que sea, bien vale la pena.
El oportuno consejo inspirado nos recuerda: "Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor". Efesios 6:4
En el caso de José, sus defectos fueron enmendados por las circunstancias dirigidas por la Providencia. Donde fallaron sus padres (¡no nos demos ese lujo!), Dios triunfó.
Recordemos que el Señor ama a nuestros hijos más que nosotros mismos y hagamos de él nuestro Poderoso y Fiel aliado en su educación para el presente y para la eternidad.

lunes, 1 de febrero de 2010

UN DÍA SANTO

Recuerdo la tremenda impresión recibida en mi niñez, de mi visita a la catedral de Colonia en Alemania. Nos mostraron en ese imponente lugar unas urnas que según nos dijeron, contenían "los huesos de los tres reyes magos".
Sea cierto o no, acudían allí miles de personas para venerar esas reliquias. Lo mismo hacen otras personas en otros tantos lugares que consideran santos; no solamente entre los cristianos sino prácticamente en todas las religiones.
Le resulta facil al ser humano rendirle culto a las cosas visibles, no importa cuales sean.
Un caso mencionado en la Biblia confirma lo antes dicho. Dios le había dicho a Moisés que hiciera una serpiente de bronce para que todos los que la miraran con fe en el poder divino pudieran ser curados de las serpientes ardientes que los acosaban (ver Números 21:4-9).
Pero este símbolo físico que señalaba hacia la muerte de Cristo en la cruz fue tergiversado y se convirtió en objeto de culto en época del rey Ezequías, que: "hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán (cosa de bronce)". 2 Reyes 18:4
Por esta razón Dios levantó un santuario fuera de lo físico y lo ancló en el tiempo. Eligió un día, el sábado, para evitar en parte las confusiones que inevitablemente suceden cuando el hombre irregenerado entra en contacto con la Divinidad.
En las dos entradas anteriores comentamos el conflicto entre Jesús y los rabinos por la observancia del sábado, cuando sus discípulos arrancaron espigas de trigo y las comieron.
Él asumió su defensa con estas palabras: "Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes? ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí". Mateo 12:3-6
El pasaje plantea al menos dos puntos conflictivos y un tercero de sumo interés.
1- Cosas santas: Los panes que cada semana se colocaban dentro del Santuario eran una ofrenda especial que debía ser comida solo por los sacerdotes. Dios mismo lo había indicado. Su propósito inmediato era que Israel recordara a quién debían su sustento y apuntaba en definitiva a Cristo como el "pan de vida"
Pero estos panes consagrados no tenían santidad inherente. No eran santos per se. Únicamente eran santos por su función, como sucede también con nuestros templos, sus muebles y dependencias y con cualesquiera otros objetos o lugares de culto. Dios es santo y su presencia es la que santifica. El encuentro con el Señor es lo que hace santo al sábado. Sin él es un día cualquiera de la semana.
2- Actividades santas: Los sacerdotes tenían un ritual más recargado los sábados que los otros días. No se les imputaba pecado por ello. Igualmente los que trabajan en el servicio del Señor pueden en ese día hacer lo necesario para cumplir el servicio de culto o para ayudar al doliente, al necesitado, al enfermo, o cualquier otro caso grave. No son esclavos del día que el Creador diseñó para la felicidad de sus criaturas. El principio es muy claro: "Es lícito hacer bien en sábado".
3- Mayor que el Templo: Algunos concluyen apresuradamente que al defender a sus discípulos, el Señor le restaba importancia al mandamiento del día de reposo. Lejos de hacer esto, estableció un orden de prioridades para acabar con la controversia. La justicia de Cristo por la fe es lo único que nos habilita para vida eterna. Esa justicia que obra por la fe lleva invariablemente a la obediencia a sus mandamientos, de otra manera es puro palabrerío. Pero las cosas en orden: primero Jesús y luego el templo. El Señor es mayor que sus requerimientos y nadie tiene derecho a oprimir a otro con ellos. La obediencia a la ley debe ser el resultado gozoso y lógico de haber probado la benignidad del Señor.
Digamos hoy con el salmista: "!Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación!" Salmos 119:97

VERDADERO REPOSO

Continuando la entrada anterior, permítanme relatar una anécdota personal que me perturbó por mucho tiempo.
Tuve en la época en que hacía mis prácticas docentes, una maestra que no aceptaba mis planes de clase; a todos les encontraba defectos, que resultaban ser generalmente pequeños detalles. No había manera de complacerla porque simplemente no deseaba tener practicantes en su aula y me consideraba un estorbo. No le importaba cómo diera mis clases sino como las formulaba (¡y a ella le aprobaban los suyos con errores de ortografía!).
A la distancia y con algo más de experiencia, puedo notar que aquellas "faltas" no eran algo que tuviera que ver en realidad con el proceso de enseñanza, sino puras formalidades.
Por causa del pecado, el ser humano se ha vuelto experto en encontrar faltas en los demás (sin advertir las propias), en tergiversar lo bueno y en glorificar los detalles por encima de los principios.
En cuanto la observancia del sábado en los días de Cristo sucedía exactamente lo mismo. 
Los dirigentes israelitas vigilaban los pasos de Jesús para encontrarle algún error para poder condenarle. En su manera de observar el sábado creyeron encontrar una fisura por donde arremeter con sus acusaciones.
El texto bíblico dice:
"Aconteció que al pasar él por los sembrados un día de reposo, sus discípulos, andando, comenzaron a arrancar espigas. Entonces los fariseos le dijeron: Mira, ¿por qué hacen en el día de reposo lo que no es lícito? Pero él les dijo: ¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sintió hambre, él y los que con él estaban;  cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?"  Marcos 2:23-26
Y agregó "¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo". mateo 12:2-8
Una de las cosas que más réditos le ha dado a Satanás ha sido enredar a los cristianos en discusiones y controversias bizantinas sobre puntos de doctrina, para destrucción de las almas y vergüenza de la iglesia.
Generalmente, las contiendas de este tipo se eternizan, porque el orgullo levanta su fea cabeza y entonces lo único que al final importa es ganar la discusión, caiga quien caiga, sin reparar en las heridas que causamos.
El Salvador concluyó su defensa de los criticados discípulos con el reproche hacia la falta de misericordia de los fariseos.
El apóstol Pablo da un consejo acerca otra controversia de sus días, que puede ser aplicado al tema que nos ocupa:
"Porque si por causa de la comida (o cualquier otro punto en disputa) tu hermano se entristece, ya no andas conforme al amor. No destruyas con tu comida a aquel por quien Cristo murió". Romanos 14:15 BLA
Repito: nada hay más ajeno a la ley ni más revelador del espíritu del Adversario de las almas, que condenar al prójimo con dureza, apartándose del principio del amor y del propósito de restaurar al descarriado.
Eviten los cristianos entrar en disputas acerca del día de reposo con ese espíritu. No necesitamos probar nuestro punto. Jesús nunca argumentaba y no debemos hacerlo nosotros; simplemente debemos dejar, como él lo hacía, que la Escritura revele la verdad.
El amor y la unidad de los hijos de Dios son más importantes que nuestro punto de vista particular. El amor no promueve contiendas ni se goza en humillar a los adversarios. El mal genio y la intolerancia no hacen otra cosa que traer oprobio a la causa de Dios.
El resultado de estas actitudes farisaicas es evidente en la historia. Del extremo del celo exagerado y formal en guardar el sábado, se pasó al extremo contrario para considerar este día como algo legalista y viciado, que debía ser abolido.
Queda claro, no obstante, que al dar el mandamiento del día sábado (o cualquier otro) Dios no se proponía convertirlo en una carga pesada para los seres humanos. Eso no forma parte de su carácter o de sus propósitos. Él "no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres." Lamentaciones 3:33
Fue obra del hombre pecador, dirigido por el enemigo, tergiversar los fines de un claro mandamiento que era para bendición y convertirlo en una maldición, una observancia gravosa y sin sentido.
El verdadero reposo se encuentra al descansar de nuestros pecados y nuestras inútiles obras sin fe solo en Cristo y nunca fuera de él.  El sábado es un medio para lograr esto y no un fin en si mismo.
Su propósito inicial fue construir un puente de relación continua con el Infinito. Su propósito en los días de Israel incluía también recordarles la liberación de Egipto y a mirar por fe la liberación futura y final. A los que vivimos en el tiempo del fin se nos llama por tanto a adorar en su día "a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas". Apocalipsis 14:7
Nos toca a nosotros restaurar lo caído y recuperar sus propósitos, como afirma Isaías:
"Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar. Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado". Isaías 58:12-14
Concluiremos con el tema en otra entrada.