jueves, 9 de diciembre de 2010

LA IGLESIA ¿INSTITUCIÓN DIVINA O INVENTO HUMANO?

"Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo". Gálatas 1:9-12
Hace algún tiempo compré una rosca de Pascua. La saqué de la heladera por la tarde y comimos algunas porciones con mi esposa en la merienda. Ella le sintió un gusto raro, y al observar lo que quedaba, advirtió que estaba llena de moho en la base. Al rato tuve que llevarla de urgencia al hospital (mi estómago fue más resistente pese a que yo comí más), por haberse intoxicado. Tuvieron que aplicarle suero y pasó un día internada y con mucho malestar.
¿Por qué pasó esto? Por mi incapacidad de notar lo que estaba corrompido. No advertí que la masa estaba verde por debajo ni sentí el amargo sabor de lo descompuesto.
¿No estará pasando lo mismo con la iglesia?
Si nos descuidamos, si nuestros sentidos espirituales están dormidos, podemos no ver lo podrido u olfatear lo descompuesto en ella. La consecuencia sería una intoxicación masiva con falsas doctrinas de hombres corruptos. Pero para advertirlo, tenemos que estar alertas.
Podemos también caer en el extremo opuesto de arrancar el trigo junto con la cizaña. Recordemos que esta obra nos fue prohibida por el Señor.
Continuando con el tema anterior, repaso los ítems faltantes de la entrada "¿CUERPO O CORPORACIÓN?"
5- No hay ninguna esperanza para la iglesia, a menos que se destruya TODA su estructura y se la cambie por una nueva.
6- Si la iglesia no es la transmisora de la verdad y la justicia, no cumple ninguna función.
7- Sería mejor en aras de la libertad humana, que ella no existiera.
8- Los diezmos y ofrendas no son prueba de fidelidad, porque van a engrosar las arcas de gente inescrupulosa.
9- La predicación del evangelio es en realidad un medio de reclutamiento de adeptos para dominarlos.
10- La victoria en este caso le pertenece a una maquinaria humana de dominación y no a Dios.
Creo firmemente que la iglesia, aunque necesitada de reformas, es de origen divino. Creo también, que no dejó librado el triunfo en la lucha contra el mal en manos de débiles mortales, sino que él mismo la dirige y la llevará a buen puerto.
Anteriormente afirmé que: "tal como en la figura del cuerpo, la iglesia es a la vez la obra de Dios y lo que hemos hecho de ella".
Si aceptamos la tesis de la "corporación" terminaríamos desconfiando de la obra que el Señor lleva a cabo por medio de hombres falibles. La predicación del evangelio y la fidelidad en los diezmos se reducirían a simples engañabobos. Satanás sería el vencedor, como siempre quiso.
La experiencia humana acerca de los movimientos reaccionarios, anarquistas y revolucionarios ha sido siempre que se destruye lo anterior para tener luego más de lo mismo. No quisiera ver esto en mi iglesia.
El cuerpo de Cristo es Su creación, no un invento humano. Pero aunque establecido divinamente, es profundamente afectado por lo que los hombres hacemos con él. 
La iglesia fue establecida por el Señor con un propósito santo; pero a veces los que debieran velar por ella son descuidados, indolentes o cortos de miras y causan dificultades. La belleza de la verdad se contamina con el orgullo, la suficiencia propia, el egoísmo y toda clase de males que surgen del corazón que no está anclado en Cristo. Basta una palabra irreflexiva o un instante de negligencia espiritual para causar la ruina de muchas almas. "Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; pero un pecador destruye mucho bien". Eclesiastés 9:18
En el incidente que sigue se ve un claro ejemplo de la inconsistencia humana en agudo contraste con el poder divino:
"Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo". Mateo 16:13-20
Hasta aquí, todo va bien. Los discípulos confiesan su fe en Cristo como el Mesías prometido a Israel mediante la inspiración del Espíritu Santo. Pedro, como la voz cantante del grupo hace una grandiosa confesión y el Señor confirma en los doce el nacimiento, la misión y la victoria de su iglesia.
La iglesia está edificada sobre la roca que es Cristo mismo y sobre una confesión de fe en Jesús. Y esto es válido no solo para Pedro; es necesario que todos y cada uno de los cren en Él la vuelvan a hacer individualmente. El Señor es la roca de los siglos, que resistirá los embates del Hades, y todos los creyentes estarán seguros en él.
Unos pocos versículos más adelante, el cuadro cambia por completo: "Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!;  me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará". Mateo 16:21-25
¿Qué paso con la bienaventuranza, la revelación del Espíritu y las llaves del reino?
¿Dónde quedó la seguridad que antes tenía Pedro?
Felizmente, la vacilación, la cobardía o la infidelidad de los hombres no anula los planes y los propósitos que tiene para con nosotros.
Pablo no se equivoca cuando afirma: "antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso". Romanos 3:4
Aunque debemos estar alertas ante las señales de apostasía, no deberíamos dar cabida al pensamiento de que la iglesia ha fallado. Fallan los seres humanos porque son pecadores.
Tengamos cuidado además de no seguir ideas que puedan apartarnos de la sincera fidelidad al evangelio y terminar cambiando algo por nada. Considerar la iglesia como una institución puramente humana es negar que Dios tiene un pueblo aquí en la tierra y concederle la victoria al enemigo.
"Dios ha hecho de nosotros un pueblo para que sea su tesoro peculiar, propiedad suya. Ha determinado que su iglesia en la tierra permanezca perfectamente unida en el Espíritu y el consejo del Señor de los ejércitos hasta el fin del tiempo". (Carta 54. Escrita el 21 de enero de 1908).