viernes, 1 de enero de 2010

PARALIZADOS


"Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando... Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil... Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño." Mateo 26:36-43
¿Qué andaba mal con los discípulos?
Que estaban dormidos en la hora en que más necesitaban estar despiertos.
Para ellos el día siguiente sería uno como tantos. La rutina de su ministerio con Jesús había sido cansadora y no querían nada más que descansar. No tenían conciencia ni preparación para los cambios abrumadores que tendrían que enfrentar en breve y que afectarían el resto de sus vidas.
Bien que el Señor les había advertido de lo que pasaría, pero no hicieron caso y borraron de su memoria inmediata sus mensajes. Sólo tenían conciencia de una gran tristeza que embargaba el alma de su Maestro y que también los dominaba a ellos.
No es muy diferente el panorama en nuestros días. Quiero compartir con ustedes estas citas de Elena White, escritas hace mucho pero perfectamente aplicables para hoy.
"La crisis se aproxima gradualmente a nosotros. El sol brilla en el cielo, siguiendo su derrotero acostumbrado, y los cielos aún declaran la gloria de Dios. Los hombres aún comen y beben, plantan y edifican, se casan y se dan en casamiento. Los comerciantes todavía venden y compran. Los hombres se incitan unos contra otros, contendiendo por el puesto más elevado. Los amadores de los placeres aún colman los teatros, las carreras de caballos, las casas de juego. Prevalece la mayor excitación, y sin embargo la hora de gracia está próxima a su fin, y cada caso está por ser decidido para la eternidad. Satanás ve que su tiempo es corto. Ha puesto a todos sus agentes a la obra, para que los hombres sean engañados, ilusionados, ocupados y hechizados, hasta que el día de gracia concluya y la puerta de la misericordia se cierre para siempre. Estamos llegando a un tiempo cuando habrá una tristeza que ningún bálsamo humano podrá mitigar. Los ángeles guardianes están ahora reteniendo los cuatro vientos para que no soplen hasta que los siervos de Dios sean sellados en sus frentes; pero cuando Dios les ordene que los suelten, predominará una situación de contienda de tal naturaleza que ninguna pluma puede describirla" (Review and Herald, 14 de marzo, 1912).
¿Te domina el sueño? ¿Estás cansado?
Presta atención a quién es el autor de este estado de cosas: "El pueblo de Dios debe recibir la amonestación y discernir las señales de los tiempos. Las señales de la venida de Cristo son demasiado claras para que se las pongan en duda; en vista de estas cosas, cada uno de los que profesan la verdad debe ser un predicador vivo. Dios invita a todos, tanto predicadores como laicos, a que se despierten. Todo el cielo está conmovido. Las escenas de la historia terrenal están llegando rápidamente a su fin. Vivimos en medio de los peligros de los postreros días. Mayores peligros nos esperan, y sin embargo, no estamos despiertos. La falta de actividad y fervor en la causa de Dios es espantosa. Este estupor mortal proviene de Satanás". (Joyas de los Testimonios, tomo 1, págs. 88, 89.)
La consecuencia lógica de estar dormidos es la inacción. La inacción lleva seguidamente a la pérdida de la fe.
"La incredulidad, como una mortaja, está rodeando a nuestras iglesias, porque no utilizan los talentos que Dios les ha dado, impartiendo la luz a los que no conocen la verdad preciosa. El Señor pide que las almas perdonadas, que se regocijan en la luz, hagan conocer la verdad a otros". (Boletín de la Asociación General, 1893, pág. 133.)
"Satanás procura mantener al pueblo de Dios en un estado de inactividad, e impedirle que desempeñe su parte en la difusión de la verdad, para que al fin sea pesado en la balanza y hallado falto". (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 88.)
La pérdida de la fe lleva inexorablemente a la pérdida del amor a Dios y a las almas que perecen en el pecado.
Vale hacerse la pregunta: ¿Soy culpable de la perdición de otros? Considera: "Los hombres están en peligro. Las multitudes perecen. ¡Pero cuán pocos de los profesos seguidores de Cristo sienten anhelo por esas almas! El destino de un mundo se halla en juego en la balanza; pero esto apenas si conmueve a los que pretenden creer las verdades más abarcantes que jamás hayan sido dadas a los mortales. Hay falta de aquel amor que indujo a Cristo a abandonar su hogar celestial y tomar la naturaleza humana a fin de que la humanidad pudiera tocar a la humanidad, y llevarla a la divinidad. Hay un estupor, una parálisis sobre el pueblo de Dios, que le impide entender el deber de la hora"(Lecciones Prácticas del Gran Maestro, págs. 278, 279.)
Solamente el Médico divino tiene el remedio para esta condición. Únicamente en él podremos encontrar seguridad. Nos invita a velar y orar para no ser entrampados por el Diablo.
Comencemos este año despiertos y trabajando por las almas por las cuales Cristo murió.