lunes, 23 de febrero de 2009

Retorna

Retorna Maestro, te necesitamos,
esta vida nuestra , no es vida sin tí,
pon fin a este loco y audaz frenesí,
que humilla y agota lo que más amamos

¿Qué vale la vida si no la vivimos,
desde que la matan pecado y dolor?
¿Qué vale la tierra desde que el horror
de todos los males en ella sufrimos?

Señor Jesucristo, tú lo has prometido
y no has fracasado en ninguna ocasión
Vuelve por aquellos a los que has querido

Y de quienes eres única ilusión
¡Vuelve ya Maestro! Te espera rendido,
del amor más tierno nuestro corazón

Anónimo

No me mueve Señor

No me mueve mi Dios, para quererte,
El cielo que me tienes prometido,
Ni me mueve el infierno tan temido
Para dejar por esto de ofenderte.

Tú me mueves Señor, muéveme el verte,
Clavado en esa cruz y escarnecido,
Muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
Muéveme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme en fin tu amor y en tal manera
Que aunque no hubiera cielo yo te amara
Y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
Pues aunque lo que espero no esperara,
Lo mismo que te quiero, te quisiera.


Anónimo

Gigantes...¿Deberíamos temerles?

Los gigantes asustaron a los israelitas al borde mismo de la Tierra Prometida. Los negativos informes de los 10 espías enviados hicieron desanimar al pueblo y los llevaron a vagar 40 años por el desierto, con la única y lóbrega expectativa para sus hombres de guerra, de caer muertos en él.
En los temas anteriores sobre Deuteronomio 2 vimos que a Israel no se le permitió posteriormente adueñarse de los territorios de Moab, Amon y Edom. Lo paradójico es que estas naciones también tuvieron que enfrentarse con gigantes. Notemos los siguientes pasajes:
" 9-11 Y Jehová me dijo: No molestes a Moab... porque yo he dado a Ar por heredad a los hijos de Lot. (Los emitas habitaron en ella antes, pueblo grande y numeroso, y alto como los hijos de Anac. Por gigantes eran ellos tenidos también, como los hijos de Anac; y los moabitas los llaman emitas)".
Todavía hay más:
"
19-22 Y cuando te acerques a los hijos de Amón, no los molestes, ni contiendas con ellos; pues a los hijos de Lot la he dado por heredad. (Por tierra de gigantes fue también ella tenida; habitaron en ella gigantes en otro tiempo, a los cuales los amonitas llamaban zomzomeos; pueblo grande y numeroso, y alto, como los hijos de Anac; a los cuales Jehová destruyó delante de los amonitas. Estos sucedieron a aquéllos, y habitaron en su lugar, como hizo Jehová con los hijos de Esaú que habitaban en Seir, delante de los cuales destruyó a los horeos; y ellos sucedieron a éstos, y habitaron en su lugar hasta hoy. "
Bastante reproche para ellos y para el pueblo remanente actual ya sería que los paganos e idólatras parientes del pueblo de Dios vencieron a los amedrentadores gigantes .
¡Cuántas veces los no creyentes avanzan y conquistan aquello que los hijos del Señor no se atreven a alcanzar, desconfiando de las promesas de victoria que nos han sido dadas!
Jesús dijo que "Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos ha venido avanzando contra viento y marea, y los que se esfuerzan logran aferrarse a él". (Mateo 11:12)
y agregó algo que debiéramos notar: "los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz" (Lucas 16:8).
Pero lo sorprendente del relato que consideramos es que el que destruyó a los gigantescos emitas, zomzomeos e incluso a los horeos, fue el Señor mismo - así o dice la Biblia-
"Jehová destruyó. " Él es poderoso.
Se involucró con la suerte de estos pueblos que no lo amaban ni lo reconocían como su Dios, para cumplir sus promesas dadas a Abraham. Él es fiel.
Esto nos debe enseñar lecciones de humildad, sumisión y fe; pero recordar además, que estas virtudes no están divorciadas de la valentía y la santa osadía.
Avancemos a la conquista de este mundo pecador, no hay gigantes que valgan, porque si "Dios es por nosotros... ¿quién contra nosotros?"
Recordemos nuestra comisión de Mateo 28:18,20 "y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id ...y haced discípulos... (es el mandato de Dios) y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén."
Gigantes... (pruebas, tentaciones, persecuciones, incomprensión, sufrimiento...) ¿deberíamos temerles?