lunes, 31 de mayo de 2010

SALIR DE BABILONIA III


El relato de la caida de Babilonia en manos de los persas tiene en el libro de Daniel un condimento muy especial; habla de copas, de vino, de un juicio irrevocable y de un reino quebrantado. Así habló el anciano profeta al impío rey: "Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón... sino que contra el Señor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y tú y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos; además de esto, diste alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste. Entonces de su presencia fue enviada la mano que trazó esta escritura. Y la escritura que trazó es: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN.
Esta es la interpretación del asunto:
MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin.
TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto.
PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas".
Daniel 5:22-28
La causa de su ruina no fue el poderío de los persas o los medos; lo que colmó la copa de iniquidad de ese poderoso reino fue haber traído los vasos sagrados del Templo para tomar vino en ellos.
Así también la Babilonia simbólica se presenta como una mujer impura, bebiendo vino en "un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación."
 
¿Qué significa el vino de Babilonia?
En el relato anterior, vimos que el vino se servía en honor de falsos dioses. En otras palabras, la idolatría y las falsas enseñanzas que conlleva, son ese vino (ver Jeremías 51:6-9).
Terrible cosa es tomar la mentira, la falsedad, el orgullo, el egoísmo y la vanidad, y colocarlas en la iglesia, que es el sagrado recipiente de la verdad. 
Después de la ascención de Cristo al cielo, la iglesia primitiva mantuvo durante algún tiempo su vigor y su pureza doctrinal. Pero pronto entraron en ella herejías y falsas enseñanzas  que desviaron a los creyentes. Entre los siglos II y VI de nuestra era, la unidad inicial, mantenida al costo de la sangre de los mártires, se vendió en el altar de la transigencia. Parecía que el mundo se estaba convirtiendo a la iglesia cuando en realidad era la iglesia la que se convertía al mundo, dándole la victoria parcial a Satanás. Únicamente unos pocos se mantuvieron fieles a Dios y a su Palabra.
Una tras otra, las verdades celestiales fueron olvidadas o mezcladas con fábulas e invenciones humanas en un terrible y sutil sincretismo. Se pasó del caballo blanco de la pureza doctrinal al rojo sangre de las contiendas entre hermanos y luego al negro azabache del error, para culminar con el anémico caballo de una experiencia religiosa pomposa y formal, pero sin Cristo y su justicia (ver Apoc. 6:1-8)
Los reformadores y otros como Wycliffe, Hus, Lutero, Calvino, Knox, Wesley, por citar algunos, ¿qué dirían si vieran la iglesia cristiana hoy?
Seguramente clamarían al ver difundidos los errores contra los que ellos lucharon, y por la verdad a la que dieron su vida. No aceptarían el vino de Babilonia.
¿Cuáles son las doctrinas que constituyen el mortal vino que ofrece esta mujer?
Aquí quiero repasar lo dicho en la primer entrada de este tema respecto a la actitud humilde y reverente que debemos tener al abordar estos pasajes:
Muchos los utilizan para confundir todavía más a los sinceros de corazón. Otros, como un mazo para aporrear a quienes creen distinto de ellos, acusándolos de ser Babilonia.
Sólo trataré con el mayor de los respetos de exponer lo que creo que es el vino de Babilonia:
  • La primera mentira del Edén: no moriréis; que ha abierto la puerta al espiritismo y a la creencia en la inmortalidad del alma
  • Desde los días de Caín se comenzó a reemplazar la justicia de Cristo por un sistema de obras meritorias de cualquier clase. 
  • El rechazo del Dios Creador por teorías humanas de perfeccionismo, dejando además de lado el día que lo recuerda como Hacedor (sábado).
  • Falsas teorías acerca de la naturaleza de Cristo, que convierten este misterio en objeto de controversia en vez de ser un motivo de adoración.
  • La idolatría en todas sus formas, desde la más burda del animismo primitivo, pasando por la veneración de imágenes, hasta la sofisticada adoración de los dioses modernos como el dinero, el poder, la fama, el sexo, etc.  
  • El poder santificador de la verdad es oscurecido con ceremonias y cultos ostentosos que apelan a los sentidos más que a la conciencia.
  • El nombre de los predicadores y sus logros son más importantes que su mensaje.
  • Las opiniones de los hombres y las enseñanzas espiritualistas pesan más que la sencilla declaración de las Escrituras.
  • Dar al César lo que es de Dios, permitiendo que las leyes del estado puedan tomar el lugar de la conciencia individual.
  • La inmoralidad es tolerable, la fidelidad es intolerable y se la tacha de intolerancia.
  • El amor es solamente un sentimiento vago, en lugar de ser un principio que transforma la conducta.
Podría seguir, pero creo que es suficiente.
Comparto además esta cita con mis lectores: "Es nuestro deber individual andar humildemente con Dios. No debemos buscar mensajes nuevos y extraños. No tenemos que pensar que los escogidos de Dios, que están tratando de andar en la luz, constituyen Babilonia... Esta ha fomentado doctrinas venenosas, el vino del error. Este se compone de falsas doctrinas, como la inmortalidad natural del alma, el tormento eterno de los impíos, la negación de la preexistencia de Cristo antes de su nacimiento en Belén, y la defensa y la exaltación del primer día de la semana sobre el día santificado por Dios". La Iglesia Remanente pag. 93
El maléfico vino del error ha sido dado a beber "a todas las naciones". Intenta infiltrarse en cada iglesia que se dice cristiana y en cada creyente individual.
A nosotros también se nos advierte hoy como en los días de Daniel: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN.
Seremos medidos por la ley de Dios, seremos pesados por nuestra adhesión a la verdad y seremos finalmente juzgados por nuestras obras para ver si corresponden a nuestra profesión de fe ¿Se nos hallará faltos como a Belsasar?
¿Cómo podemos evitar beber el vino de Babilonia?
El Señor tiene un remanente que lo hará, venciendo los poderes de las tinieblas con la luz del evangelio eterno.
¿Cómo?
Con la misma resolución que tuvo Daniel cuando "propuso en su corazón no contaminarse... con el vino que él [rey] bebía." Daniel 1:8