miércoles, 24 de noviembre de 2010

EL PUNTO DE VISTA DE DIOS II

"Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán".  Lucas 13:22,23
¿Son pocos los que se salvan?
Basta cotejar cualquier reunión de la iglesia, por multitudinaria que sea, con las convocaciones de un partido de futbol, un concierto de rock, un mítin político o una manifestación de protesta para ver que nuestros números resultan ridículamente pequeños en comparación con los que tienen otro tipo de intereses. Y ni hablar de los cultos de oración en algunos lugares, a los que apenas asisten cuatro o cinco.
Pero, tal vez alguien dirá que este es un muy mal ejemplo.
Bien, comparemos entonces la cantidad de los que desean gozar de la vida, con los que desean sacrificarse como misioneros; o tal vez, para dejar las cosas en casa, comparemos entre los cristianos: el número de los que pasan horas en comunión con el Señor versus el de los que tienen una devoción "a las apuradas" antes de salir al trabajo. Los que salen a misionar contra los que apenas "calientan" los bancos de la iglesia una vez por semana.
Esa sensación de ser pocos (y de poder poco), era sin dudas la que tenían los discípulos de Cristo cuando hicieron la pregunta del principio; después de todo eran nada más que doce y algunas mujeres. El grueso de sus seguidores había abandonado al maestro luego del milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Las condiciones que Jesús había planteado acerca de seguirle les habían parecido muy duras y chocantes. Y cada día que pasaba se volvía más criticado y combatido por el partido gobernante y por los fariseos.
Parecía que su movimiento en vez de avanzar, retrocedía. La crisis se acercaba al aproximarse cada vez más a Jerusalén ¿Podría el Señor ser coronado rey, como ellos lo esperaban, en tan desfavorables condiciones? ¿Habría esperanzas en su futuro, o les aguardaba el fracaso?
Hay una historia en la Biblia que puede ayudarnos a mirar las cosas desde la perspectiva correcta, es decir desde el punto de vista de Dios:
"Tenía el rey de Siria guerra contra Israel, y consultando con sus siervos, dijo: En tal y tal lugar estará mi campamento. Y el varón de Dios envió a decir al rey de Israel: Mira que no pases por tal lugar, porque los sirios van allí. Entonces el rey de Israel envió a aquel lugar que el varón de Dios había dicho; y así lo hizo una y otra vez con el fin de cuidarse. Y el corazón del rey de Siria se turbó por esto; y llamando a sus siervos, les dijo: ¿No me declararéis vosotros quién de los nuestros es del rey de Israel? Entonces uno de los siervos dijo: No, rey señor mío, sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu cámara más secreta. Y él dijo: Id, y mirad dónde está, para que yo envíe a prenderlo. Y le fue dicho: He aquí que él está en Dotán. Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y sitiaron la ciudad. Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos? El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo". 2º Reyes 6:8-17
La realidad es que... ¡Somos mayoría!
El siervo de Eliseo miró murallas afuera y vio el gran ejército de Siria que rodeaba la ciudad; miró murallas adentro y no vio posibilidades de defenderse. La situación parecía perdida sin remedio. Pero, eran solo apariencias; la realidad no consistía en lo que se veía con ojos humanos. El profeta, vislumbrando lo espiritual, dijo: "No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos".
No había nada que temer si se alcanzaba a percibir lo invisible. Los ejércitos del Dios del cielo en carros de fuego estaban allí para defenderlos.
Solamente había que abrir los ojos a lo celestial. Y esto es quizá lo más dificil de hacer, porque requiere de fe.
  • Dos tercios de los ángeles creados siguen estando a nuestro favor.
  • El resto del universo no caído (incontables mundos habitados, según creo yo), también simpatiza con nosotros.
  • El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo interceden y actúan para protegernos del ataque de Satanás, sostenernos en las pruebas y salvarnos al final.
El número aparente de los verdaderos seguidores de Cristo no importa. 
Somos mayoría. Recuérdalo..
Somos mayoría. Por eso, no nos desalentemos, no dudemos ni temamos por nuestra salvación; "porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos".
Somos mayoría. Podemos tener ahora mismo una inconmovible esperanza, si adoptamos el punto de vista de Dios acerca del número.