domingo, 29 de mayo de 2011

LA MÉDULA DEL EVANGELIO II

"EL HOMBRE estaba dotado originalmente de facultades nobles y de un entendimiento bien equilibrado. Era perfecto y estaba en armonía con Dios. Sus pensamientos eran puros, sus designios santos. Pero por la desobediencia, sus facultades se pervirtieron y el egoísmo sustituyó al amor. Su naturaleza se hizo tan débil por la transgresión, que le fue imposible, por su propia fuerza, resistir el poder del mal. Fue hecho cautivo por Satanás, y hubiera permanecido así para siempre si Dios no hubiese intervenido de una manera especial. El propósito del tentador era contrariar el plan que Dios había tenido al crear al hombre y llenar la tierra de miseria y desolación. Quería señalar todo este mal como el resultado de la obra de Dios al crear al hombre.
El hombre, en su estado de inocencia, gozaba de completa comunión con Aquel "en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia" (Colosenses 2: 3.) Mas después de su caída, no pudo encontrar gozo en la santidad y procuró ocultarse de la presencia de Dios. Y tal es aún la condición del corazón no renovado. No está en armonía con Dios, ni encuentra gozo en la comunión con él...
Es imposible que escapemos por nosotros mismos del abismo del pecado en que estamos sumidos. Nuestro corazón es malo y no lo podemos cambiar. "¿Quién podrá sacar cosa limpia de inmunda? Ninguno" (Job 14: 4 )"Por cuanto el ánimo carnal es enemistad contra Dios; pues no está sujeto a la ley de Dios, ni a la verdad lo puede estar" (Romanos 8: 7). La educación, la cultura, el ejercicio de la voluntad, el esfuerzo humano todos tienen su propia esfera, pero para esto no tienen ningún poder. Pueden producir una corrección externa de la conducta, pero no pueden cambiar el corazón; no pueden purificar las fuentes de la vida. Debe haber un poder que obre en el interior, una vida nueva de lo alto, antes de que el hombre pueda convertirse del pecado a la santidad... La idea de que solamente es necesario desarrollar lo bueno que existe en el hombre por naturaleza, es un engaño fatal. "El hombre natural no recibe las cosas del Espíritu de Dios; porque le son insensatez; ni las puede conocer, por cuanto se disciernen espiritualmente" " (1 Corintios 2: 14)....
No basta comprender la bondad amorosa de Dios, ni percibir la benevolencia y ternura paternal de su carácter. No basta discernir la sabiduría y justicia de su ley, ver que está fundada sobre el eterno principio del amor. El apóstol Pablo veía todo esto cuando exclamó: "Consiento en que la ley es buena", "la ley es santa, y el mandamiento, santo y justo y bueno". "Mas él añadió en la amargura de su alma agonizante y desesperada: "Soy carnal, vendido bajo el poder del pecado" "(Romanos 7: 12, 14). Ansiaba la pureza, la justicia que no podía alcanzar por sí mismo, y dijo: "¡Oh hombre infeliz que soy! ¿quién me libertará de este cuerpo de muerte?" (Romanos 7: 24). La misma exclamación ha subido en todas partes y en todo tiempo, de corazones sobrecargados... Mas vanos son los sueños de progreso de los hombres, vanos todos sus esfuerzos por elevar a la humanidad, si menosprecian la única fuente de esperanza y amparo para la raza caída...
¡Oh, contemplemos el sacrificio asombroso que ha sido hecho por nosotros! Procuremos apreciar el trabajo y la energía que el cielo está empleando para rescatar al perdido y traerlo de nuevo a la casa de su Padre. Jamás podrían haberse puesto en acción motivos más fuertes y energías más poderosas: los grandiosos galardones por el bien hacer, el goce del cielo, la compañía de los ángeles, la comunión y el amor de Dios y de su Hijo, la elevación y el acrecentamiento de todas nuestras facultades por las edades eternas, ¿no son éstos incentivos y estímulos poderosos que nos instan a dedicar a nuestro Creador y Salvador el amante servicio de nuestro corazón? Y por otra parte, los juicios de Dios pronunciados contra el pecado, la retribución inevitable, la degradación de nuestro carácter y la destrucción final, se presentan en la Palabra de Dios para amonestarnos contra el servicio de Satanás.
¿No apreciaremos la misericordia de Dios? ¿Qué más podía hacer? Pongámonos en perfecta relación con Aquel que nos ha amado con estupendo amor. Aprovechemos los medios que nos han sido provistos para que seamos transformados conforme a su semejanza y restituidos a la comunión de los ángeles ministradores, a la armonía y comunión del Padre y el Hijo". (Extraído de El Camino a Cristo pags. 17-22)

jueves, 26 de mayo de 2011

LA MÉDULA DEL EVANGELIO

¿Cuál es la médula del evangelio? ¿Qué es lo más importante del mensaje cristiano?
Por ser pecadores, tenemos muchas cosas que cambiar en nuestras vidas. Y en la lucha contra nuestras arraigadas tendencias hacia el mal, podemos pelear la batalla equivocada si no tenemos claras nuestras prioridades espirituales.
Según el caso y en diferentes contextos, solemos escuchar a predicadores que afirman que esto o aquello, que una cosa o la otra es lo más importante en la vida espiritual. En ocasiones sus conclusiones pueden ser muy contradictorias. 
Esto puede llevarnos a confusiones o a realizar afirmaciones temerarias. Puede confirmar nuestra fe o llevarnos al fanatismo. Puede resultar práctico o devenir en un evangelio de pura teoría.
Es importante pues que tengamos en claro que constituye lo esencial en la vida y el mensaje cristiano, por nosotros mismos y por el testimonio que nos toca dar.
Definitivamente, ¿habrá algo que sea más importante que el resto, y que sirva para ordenar nuestras prioridades?
Con seguridad que no es una tarea fácil. Podemos marearnos con opiniones personales, caer en un árido debate teológico o confundirnos al aferrarnos a algún texto bíblico aislado.
Veamos algunos ejemplos de textos de las Escrituras que detallan características o virtudes prioritarias en el ámbito del Reino de los Cielos. Notaremos que no todos coinciden en lo mismo:
  • “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios,que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma”. Deuteronomio 10:12
  • “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”. Miqueas 6:8
  • “Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”. Lucas 10:27
  • “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”. Romanos 14:17
  • “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación”. Gálatas 6:15
  • “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lomás importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello”. Mateo 23:23
  • “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”.1ª Juan 5:12
Sin dudas, ustedes podrían agregar algunos textos más en la lista. Pero sería bueno que nos pongamos de acuerdo en lo que es básico, para que los que no conocen al Señor puedan entender con claridad y sencillez meridiana cual es la médula del evangelio.
Antes de seguir con el tema, preparé una encuesta sobre el particular y me agradaría que la contestaran.
Bendiciones en Cristo
Willy

lunes, 23 de mayo de 2011

FECHAS PROFÉTICAS, ¿SÍ O NO?

“Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”. Marcos 1:14,15
En la entrada anterior publiqué una reflexión sobre la necesidad humana de poner fechas para la Segunda Venida de Cristo. Quiero ahora completar el pensamiento anterior, a partir de estas preguntas.
  1. ¿Deberíamos depender de fechas para el advenimiento de Nuestro Señor?
  2. ¿Son importantes las fechas en las profecías?
  3. ¿Cómo relacionarnos equilibradamente con este asunto?
Respecto de la primera, les remito a la entrada anterior.
La respuesta a la segunda es un enfático sí. 
Vale señalar que en la Biblia aparecen diversos tipos de fechas, literales y proféticas. 
Abundan en ella las referencias cronológicas, que resultan siempre útiles para comprobar la historicidad de  los acontecimientos que se relatan. Estas nos dan confianza en la validez de su mensaje.
Por otra parte, encontramos también dataciones proféticas que se cumplieron literalmente, como los 120 años hasta el diluvio, los 430 años que pasaría Israel en Egipto, o los 40 años de peregrinación en el desierto. No existe dificultad en aceptar estas fechas como auténticas.
El caso del Daniel es un ejemplo a seguir. Siendo él mismo un profeta, era un fiel estudiante de las profecías, que buscaba con humilde fervor interpretar los períodos proféticos: “En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años. Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza”. Daniel 9:1-3
Hay, finalmente, otras que tienen a todas luces una interpretación simbólica, pues resultan incomprensibles en un marco de tiempo literal.
Para quienes creemos en la interpretación históricista de las profecías, la Biblia presenta un principio de interpretación en el que cada día en las profecías de tiempo equivale a un año (ver por ejemplo Ezequiel 4:6, Números 14:34; Levítico 25:8).
Este fue el punto de vista tradicional de la Reforma -si bien el principio es anterior a ella-, y continuó siéndolo hasta bien avanzado el siglo 19. Lo utilizaron antes expositores judíos y cristianos como Benjamín ben Moisés Nehavendí, Joaquín de Floris, Cressener, Nigrinus, Napier, Cotton, entre otros.
No fue sino hasta la Contrarreforma que se reflotaron objeciones a este criterio, basadas en las  afirmaciones de un filósofo neoplatónico ¡opositor al cristianismo! llamado Porfirio (232-303), que buscaba destruir nuestra fe.
Sus ideas sirvieron, sin embargo, para contradecir la posición de los reformadores que veían en el papado al cuerno pequeño de Daniel 7 y 8. Colocan en su lugar a un intrascendente rey seléucida de la época de los macabeos como el cumplimiento de dicha profecía.
Aceptar esta interpretación es rechazar la inspiración del libro de Daniel y la existencia misma de este profeta, pues si fue así, su libro no fue escrito en la fecha que menciona, sino en algún momento del siglo II AC (como figura en los comentarios de algunas Biblias).
Sorprendentemente, esa postura es la adoptada en la actualidad por una gran mayoría de cristianos olvidando su herencia, adquirida al costo de la sangre de los mártires.
Es de destacar que cuando Jesús comenzó su ministerio terrenal, lo hizo recurriendo al cumplimiento de un tiempo profético.
¿A cuál se refería?
Al señalado en la profecía de Daniel 9:24-27. Si no es ese, no hay otro al que puedan aplicarse sus palabras. Este período profético apartado para los judíos, concluía con el bautismo de Cristo (el Ungido), su muerte y resurrección, la destrucción de Jerusalén y la comisión evangélica.
Esta profecía autentica las anteriores, y forma parte a su vez de un período de tiempo mayor (los 2300 días/años) descripto por la visión del capítulo 8 del mismo libro.
Si Jesús mismo fundó la autoridad de su mensaje en una fecha profética, no debemos despreciar el estudio de los tiempos. Aunque no existe ninguno que nos lleve hasta la fecha de su venida, es nuestro deber conocerlos.
Repetidamente se nos amonesta a estudiarlas:
  • “No menospreciéis las profecías”. 1 Tesalonicenses 5:20
  • “Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado”. Proverbios 29:18
  • “Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca”. Apocalipsis 22:10
El tiempo está cerca. Hoy más que nunca.
Con el intenso interés de Daniel; con la firme certeza de Cristo y los apóstoles en la “segura palabra profética”; con la total convicción de quienes vemos desarrollarse ante nosotros las señales de los tiempos, debemos buscar luz del Señor para conocer lo que está por venir.
No por mera curiosidad, ni por la excitación de lo novedoso -sino en serenidad de espíritu y con todo nuestro corazón-, debemos analizar las profecías, maravillosas revelaciones de Dios para nosotros.
Ellas nos traerán paz, seguridad y reposo, al tiempo que nos protegerán de los poderosos engaños que el Maligno tiene reservados para el fin.
No debemos inquietarnos; podemos confiar que la hermosa promesa del Señor a la tribu de Benjamín se extenderá también a nuestras vidas: “Que el amado del Señor repose seguro en él, porque lo protege todo el día y descansa tranquilo entre sus hombros”.  Deuteronomio 33:12 NVI

sábado, 21 de mayo de 2011

CRISTO, ¿VIENE HOY?

“Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones”. Hebreos 3:12-15
En los últimos tiempos, hay todo un frenesí en el mundo cristiano por poner fechas para la Segunda Venida de Cristo. Bien que algunos esperan un arrebatamiento secreto y otros no separan la venida del Señor del juicio y el castigo de los impíos; pero el foco está en poner este evento en un tiempo cercano.
Una agrupación religiosa puso carteles en muchos lugares anunciando la venida del Señor para hoy 21 de mayo del 2011. La mayoría de las publicaciones seculares hizo eco de esta predicción solo para burlarse y desacreditar al cristianismo en general y a los que esperan a Jesús en particular.
Con toda seguridad, fechar tan maravilloso acontecimiento produce mucha agitación y controversia, pero no verdaderas conversiones. El sentimentalismo y las emociones nunca han sido ni serán una buena guía para tomar decisiones de ningún tipo, mucho menos para adoptar resoluciones de alcance eterno.
Los que de veras esperamos al Salvador no recibiremos ningún beneficio de tales anuncios, y quienes no esperan su venida rechazarán la idea por atemorizante.
Saber cuando viene nuestro Señor no salvará a nadie, y tal vez, el único efecto que tenga tal anuncio sea que algunos se vuelvan al fanatismo, otros se unan al movimiento solamente por miedo y otros posterguen su preparación para un día antes de la fecha anunciada.
Las repetidas frustraciones producidas por fechas que no se cumplen están diseñadas por Satanás mismo para endurecer el corazón, alentar la incredulidad y esparcir desaliento. Los que creyeron se sienten estafados en su fe, y los que se unieron por temor aprovechan la ocasión para volverse en contra de sus antiguos hermanos.
Efectos positivos: CERO.
¿Existe una fecha para el advenimiento de Cristo?
Sí, y es la que figura en el texto de arriba: HOY.
Hoy es la única fecha prevista en las Escrituras para la preparación. Mañana será tarde, porque si dejamos para mañana el entregar nuestro corazón a Dios, le estamos diciendo que no deseamos darle el primer lugar en nuestro corazón.
La Biblia nos advierte repetidamente acerca del peligro de postergar la entrega de nuestras vidas. Valgan para el caso unos pocos ejemplos:
  • “Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos”. Jeremías 8:20
  • “Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?“ Lucas 12:20
  • “Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes”. Mateo 24:48-51
La equivocación de muchos no invalida el hecho de que la promesa es segura y que se cumplirá a su debido tiempo. 
No necesitamos inquietarnos, necesitamos una conversión diaria. 
No necesitamos fechas, pues si hoy mismo nuestra vida no está en las manos de Dios, estamos completamente perdidos.
Nos hace falta en realidad retener lo que tenemos, o dado  el caso, recuperar lo que hemos perdido: la preciosa fe que salva.
Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio”. Hebreos 3:14
¿Estás listo para HOY?

viernes, 20 de mayo de 2011

UNA MALA IDEA II

“¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso?” Job 11:7

Después de haber escrito la entrada anterior, alguien me reprendió porque “presentaba dudas sobre la Palabra de Dios”.
No era mi propósito sembrar inquietud ni hacer que alguien pierda la fe en la Biblia. El mismo hecho de que existan cosas que no podemos entender en las Escrituras debería llevarnos a orar en busca de luz, a humillar nuestro corazón y a buscar consejo en el Señor.
Cuando recién me convertí, escuchaba maravillado a los predicadores que exponían el mensaje con tanta seguridad, leía los estudios de los eruditos y los comentarios de la Biblia, creyendo en mi inocencia que todo ya estaba descubierto y explicado con total autoridad.  
Con el tiempo fui comenzando a diferenciar las enseñanzas correctas de las meras especulaciones y las suposiciones de los seres humanos. Mucho de lo que leí o escuche, hoy me doy cuenta que eran simples productos de mentes tan limitadas como la mía o la suya.
Algunas doctrinas que se presentaban como verdad en algunos círculos religiosos hace apenas algunas décadas, ya no se enseñan hoy.  Algunas opiniones (sobre las profecías especialmente), cayeron bajo el peso de los hechos.
Y eso no es que esté mal. Necesitamos colocarnos más como alumnos y menos como maestros; debemos ser como niños, dispuestos a aprender y abandonar nuestras ideas preconcebidas sin remordimientos cuando nos percatemos que no son la verdad.
Mi autora preferida escribió lo siguiente, que considero verdadero: “Como el carácter de su Autor divino, la Palabra de Dios presenta misterios que no podrán nunca ser plenamente comprendidos por los seres finitos. Dirige nuestra mente al Creador,  "que habita en luz inaccesible." (1 Tim. 6:16.) Nos presenta sus propósitos, que abarcan todas las edades de la historia humana, y cuyo cumplimiento se alcanzará únicamente en los siglos sin fin de la eternidad. Llama nuestra atención a temas de infinita profundidad e importancia concernientes al gobierno de Dios y el destino del hombre. La entrada del pecado en el mundo, la encarnación de Cristo, la regeneración, la resurrección y muchos otros temas presentados en la Biblia, son misterios demasiado profundos para que los explique la mente humana, o siquiera los comprenda plenamente. Pero Dios nos ha dado en las Escrituras suficientes evidencias de su carácter divino, y no debemos dudar su Palabra porque no podamos comprender todos los misterios de su providencia”. Joyas de los Testimonios Tomo 2 pags. 303,304
En la historia que presenté en la entrada anterior, registrada en los libros 2ª de Samuel 24 y 1ª Crónicas 21 aparecen algunas discrepancias que prometí aclarar en lo posible.
¿Por qué hay relatos en la Biblia que tienen diferencias? ¿Se trata de errores de copiado o cosas por el estilo?
Tenemos que ser cuidadosos aquí, para no quitarle autoridad a la Palabra.
En primer lugar, no existen los originales de la Biblia, por lo que los eruditos comparan entre sí los manuscritos disponibles, dando preferencia a los más antiguos -casi todos con pequeñas variaciones en el texto-, a fin de establecer cual es el texto más probable. La traducción a nuestro idioma también hace que haya múltiples versiones en castellano, pues cada traductor plasma con palabras diferentes la misma idea. Esto, en vez de ser un problema, ha enriquecido nuestra comprensión de las Escrituras, pues al consultar las diferentes versiones, tenemos una visión más amplia de lo que el texto significa.
En segundo lugar, los relatos como el que cito, o algún otro (podría haber tomado, por ejemplo los diferentes relatos del o los endemoniados de Gadara); tienen detalles que difieren, pero que pueden explicarse conociendo un poco más el contexto, las características de la cultura bíblica y el pensamiento oriental, o algo de historia y geografía.
Lo que antecede no constituye en modo alguno una disculpa de mi ignorancia, sino un intento de que el árbol no nos impida ver el bosque.
Ahora; lo prometido.
En la historia del censo que encargó David y que resultó en una masiva mortandad del pueblo, pueden verse dos registros que no son idénticos. Esto es bueno, pues se trata de dos testimonios diferentes.
Si se tratara de un caso judicial, el que dos testigos declaren exactamente lo mismo, hace sospechar que se han puesto de acuerdo en mentir. Se espera que distintos testigos aporten elementos diferentes.
¿Por qué no esperar lo mismo de la Biblia?
Entiendo que las divergencias se deben, además, a lo siguiente:
  • En el caso de si el instigador fue Dios o Satanás, sucede lo mismo que en el libro de Job. Satanás es el causante del mal, pero es el Señor quien debe permitir que lo cause. El enemigo no tiene más poder ni más esfera de acción que la que la Deidad le confiere.
  • La cantidad de censados varía en este caso dependiendo de que tribus fueran censadas y si se trataba de fuerzas regulares o de reservas. El largo tiempo que demandó el censo demuestra que se hizo cabalmente; no obstante, en aquellos tiempos el reino de David incluía bajo su dominio a otros pueblos que no eran israelitas, pero formaban parte del ejército del rey.
  • El tiempo del castigo del hambre puede entenderse como una variante literal y una poética del mismo asunto.
  • El nombre del dueño no es en realidad una dificultad, pues con mucha frecuencia aparecen personajes llamados por más de un nombre. Ver para el caso el nombre de Mateo, que aparece como Leví en los relatos paralelos. O el de Pedro, que es llamado Simón (su nombre original) y también en su equivalente hebreo Cefas.
  • El diferente precio pagado dependería de si se considera el lugar donde se trillaba el trigo (la era), o de todo el campo.
Si no les satisfacen las razones presentadas, no me enojo. Estoy dispuesto a escuchar mejores razones. Pero si las pequeñas cosas que aparecen en la Biblia nos hacen perder la confianza en su inspiración, deberíamos considerar lo siguiente:
“Son bendecidos con la luz más clara los que están dispuestos a aceptar los oráculos vivientes por la autoridad de Dios. Si se les pide que expliquen ciertas declaraciones sólo pueden contestar: "Así se presenta el asunto en las Escrituras." Están obligados a reconocer que no pueden explicar la operación del poder divino ni la manifestación de la sabiduría divina. Es como el Señor se propuso que fuera, que nos hallemos obligados a aceptar algunas cosas solamente por la fe. Reconocer esto es admitir que la mente finita es inadecuada para comprende lo infinito; que el hombre, con su conocimiento limitado humano, no puede comprender los propósitos de la Omnisciencia”. Idem pag. 305
Finalmente, cierro este comentario con la idea que se le escapó a David. Él no aceptó consejos y se tuvo que enfrentar a las consecuencias de su obstinación.
Para todo lo que la iglesia tiene que enfrentar, no basta con la sabiduría de un solo hombre o mujer. Deberíamos reconocer que nuestra comprensión tiene sus límites y ser humildes al buscar ayuda en las siguientes fuentes:
  • Consejos de hombres de fe y experiencia. “Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad”. (Proverbios 11:14)
  • Consejos del cuerpo de la iglesia. “Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo” (Hechos 6:2,3)
  • Consejos del Espíritu Santo. “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias” (Hechos 15:28)
Fue la soberbia y el orgullo de los fariseos lo que les impidió ver la verdad con claridad y terminaron crucificando al Señor. No lo perdamos de vista ni lo crucifiquemos de vuelta en el altar de nuestras propias opiniones; más bien busquemos tener la sabiduría de lo alto en cada decisión que tomemos.
Esa si es una buena idea.

lunes, 16 de mayo de 2011

UNA MALA IDEA

“Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá. Y dijo el rey a Joab, general del ejército que estaba con él: recorre ahora todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Beerseba, y haz un censo del pueblo, para que yo sepa el número de la gente. Joab respondió al rey: Añada Jehová tu Dios al pueblo cien veces tanto como son, y que lo vea mi señor el rey; mas ¿por qué se complace en esto mi señor el rey?”. 2ª Samuel 24:1-3
¿Tuviste alguna vez una idea que al principio pareció buena, pero después te diste cuenta que era una muy mala idea?
En la vida nos toca decidir a cada instante sobre lo que vamos a hacer o dejar de hacer, a comprar o vender, a comer o a ponernos. A veces los resultados de tales decisiones son de escasa importancia. Pero hay algunas que sabemos que serán trascendentes, que traerán bendición o terminarán en catástrofe,  y el criterio con que las encaramos hace toda la diferencia. 
Y si eso es cierto en el ámbito secular, es todavía más cierto en el ámbito espiritual. El enemigo lo sabe, por lo tanto procura que no decidamos correctamente y que nos dejemos llevar por pensamientos equivocados.
En la historia bíblica que encabeza esta entrada, el rey David, ya anciano, decide hacer un censo militar en Israel. Le pareció una buena idea reforzar su poderío bélico y para eso era necesario hacer un relevamiento de posibles combatientes. 
Incluso su general en jefe -que no era un hombre muy espiritual que digamos- se dio cuenta de que David procedía mal; sin embargo, el rey porfió y siguió adelante con su propósito de censar militarmente al pueblo.
¿Orgullo, ambición, soberbia, exceso de confianza en lo terrenal? Sí, y mucho más que eso. Porque olvidaba que era el Señor quien peleaba sus batallas y quien decidía el resultado de ellas.
Los resultados de tal decisión fueron terribles. El Señor lo castigó duramente; no solamente a él, sinó a todo el pueblo; que, evidentemente, compartía sus sentimientos de gloria mundanal.
El relato es una prueba concreta que aún los líderes más espirituales y consagrados pueden perder el rumbo. Seguir su propio criterio le costó a David mucho sufrimiento y causó una terrible mortandad entre los israelitas.
Tuvo que sufrir personalmente un consejo que él mismo había dado: “Mejor es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y necio que no admite consejos” (Eclesiastés 4:13).
Y tú: ¿Cómo consideras tu propio juicio? ¿Te crees infalible o escuchas consejos?
Pide a Dios la sabiduría de oír y aceptar las opiniones juiciosas de los demás.
Ahora bien, este relato es singular también por tener dos versiones, que difieren en varios detalles no menores. La reflexión sobre estas divergencias nos puede ayudar a ver con mayor claridad la importancia de buscar consejo en Dios y en sus hijos de experiencia, y confiar un poco menos en nosotros mismos.
Como paréntesis, les invito a leer por ustedes mismos la historia y además dejo un cuadro con las diferencias entre ambos relatos registrados en las Escrituras, esperando sus comentarios al respecto. Luego publicaré algunas consideraciones sobre estas variaciones. 

Capítulo / Diferencias
2ª Samuel 24
1ª Crónicas 21
¿Jehová o Satanás?
1 Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá.
1 Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel.
 Cuántos eran los censados
9 Y Joab dio el censo del pueblo al rey; y fueron los de Israel ochocientos mil hombres fuertes que sacaban espada, y los de Judá quinientos mil hombres. (1.300.000)
5,6 Y había en todo Israel un millón cien mil que sacaban espada, y de Judá cuatrocientos setenta mil hombres que sacaban espada.  Entre éstos no fueron contados los levitas, ni los hijos de Benjamín. (1.570.000)
Tiempo del castigo
 13 Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿o que huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos te persigan? ¿o que tres días haya peste en tu tierra?
12 Escoge para ti: o tres años de hambre, o por tres meses ser derrotado delante de tus enemigos con la espada de tus adversarios, o por tres días la espada de Jehová, esto es, la peste en la tierra
Nombre del dueño
   18 Sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna jebuseo.
18 Y el ángel de Jehová ordenó a Gad que dijese a David que subiese y construyese un altar a Jehová en la era de Ornán jebuseo.
Precio pagado
  24  Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.
25 Y dio David a Ornán por aquel lugar el peso de seiscientos siclos de oro.

Tal vez les cause perplejidad encontrar estas disparidades entre versiones del mismo relato en la Biblia. Pero, aunque no sean fáciles de explicar, no deberían hacernos dudar de la inspiración de los mismos. Dios es el autor de los pasajes más claros y comprensibles de su Palabra, y también de aquellos que no son tan sencillos de comprender.
Seguiremos con el tema pronto...
Bendiciones.

viernes, 13 de mayo de 2011

¿TODO ISRAEL SERÁ SALVO? Parte II

“Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco”. 1 Samuel 2:30
-”¡Usted tiene un doble mensaje!” - me acusó aquel padre muy enojado cuando le avisé que su niño sería castigado. Había ido a la dirección de la escuela a fin de año con la esperanza de recibir una felicitación por su hijo y se encontró con una sanción. Lo que había sucedido, era que el muchacho (muy despierto y colaborador por otra parte),  había incurrido ese día en una falta grave. No se trataba de que él no mereciera encomio, sino que sus últimos actos habían opacado completamente las buenas acciones ocasionales.
Algo similar ocurrió con el antiguo Israel. En la entrada anterior, hablábamos de las consecuencias de su fracaso como nación elegida por Dios.
El Señor no tiene un doble mensaje. Honra a los que le honran y desecha a quienes le desechan; pues si bien llamó a la descendencia de Abraham para ser su pueblo elegido y les concedió grandes privilegios, su permanencia en tan alta dignidad no sería incondicional.
Sin embargo, el propósito divino para con Israel no acabó con la muerte de Cristo. Un grupo de judíos fue el germen del cual nació la iglesia cristiana y se expandió primeramente entre ellos. Todas las verdades reveladas a ese pueblo en el antiguo pacto deberían permanecer inalterables. El mismo mensaje de redención dado a ellos debía ahora presentarse al mundo entero. Jesús mismo reconoció ese hecho cuando dijo a la samaritana: “Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”. Juan 4:22-24
Pero los líderes judíos habían rechazado al Salvador bajo la presunción de que el simple hecho de ser judío o estar circuncidado les garantizaba la vida eterna. 
Muchos hoy erran en lo mismo. No es la adhesión nominal a un cuerpo eclesiástico lo que nos salva, debemos ser verdaderos adoradores.
También es un error creer que Israel tiene todavía un papel que cumplir en el concierto mundial como nación elegida por Dios. La comisión evangélica no es centrípeta sino centrífuga, debe ir a todas partes y abarcar a toda nación, tribu, lengua y pueblo.
Las Escrituras son claras en cuanto a que el Señor tiene en cuenta nuestra respuesta a su llamado: “En un instante hablaré contra pueblos y contra reinos, para arrancar, y derribar, y destruir. Pero si esos pueblos se convirtieren de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles, y en un instante hablaré de la gente y del reino, para edificar y para plantar. Pero si hiciere lo malo delante de mis ojos, no oyendo mi voz, me arrepentiré del bien que había determinado hacerle”. Jeremías 18:7-10
La expresión “me arrepentiré” no indica un cambio de sentimientos de Dios, pues el no cambia; solo muestra que sus promesas y castigos son condicionales. Vale como ejemplo la predicción de la destrucción de Nínive que fue pregonada por Jonás. Ésta nunca ocurrió, pues los ninivitas cumplieron las condiciones para ser perdonados (la profecía era auténtica, pero supeditada a la respuesta humana).
Las profecías del Antiguo Testamento sobre la restauración de Israel, tenían un claro elemento condicional. Serían aceptados si se volvían a él, serían rechazados si desobedecían. Aunque ellos fueron desestimados como nación, no como individuos.
Con corazón quebrantado y sin poder reprimir el llanto, Jesús se dirigió a la nación judía por última vez para anunciarles su rechazo: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor”. Lucas 13:34,35
Más tarde, los apóstoles también emitieron juicio contra la oposición de los de su raza: “Entonces Pablo y Bernabé... dijeron: A vosotros [israelitas] a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.” Hechos 13:46
El evangelio predicado en símbolos en el santuario y ejemplificado en la vida de los sinceros israelitas, halló cumplimiento pleno en Jesús y se transfirió a su iglesia. La misión de ser luz del mundo ahora nos incluye a todos los que creemos sin distinción alguna. 
El Israel literal dio paso al Israel espiritual. La nación elegida se ensanchó para abarcar a los gentiles y al mundo entero. 
A lo largo de la historia, los que conformaron el pueblo de Dios nunca fueron muchos. Hoy son apenas el resto o remanente de los millones que toman el nombre de cristianos (sin serlo realmente).
Aunque el pueblo judío ya no cumpla una función escatológica -pues Israel es hoy una nación fuertemente secular y no una teocracia-, como individuos todavía cumplirán un papel relevante en predicar el mensaje del segundo advenimiento. Junto a las personas de toda nación son llamados a anunciar el último mensaje de misericordia para nuestro sufrido mundo.
El Israel actual, comprendido por los que forman el remanente de Dios, su pueblo fiel y obediente se halla esparcido por el globo -dentro y fuera de los "límites" de la iglesia verdadera-. 
Las ovejas que están adentro del redil deben extender el llamado a las ovejas que están fuera, y entonces habrá un solo rebaño y un solo Pastor. Contra este grupo singular dirige Satanás su ira, pues “el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”. Apocalipsis 12:17
La buena noticia es que no vencerá. No conseguirá arrebatar de las fuertes manos de Dios a ninguno de sus hijos.
El plan de Dios ha sido siempre el mismo. Sin cambios ni dobles mensajes. Desde Adán hasta el último de sus hijos, todos recibirán la vida eterna sobre la misma base. Salvará a quienes por medio de la fe reciban la justicia de Cristo y decidan obedecer su ley despreciada, aún a costa de sus propias vidas. Cuando la hora final haya llegado, todo Israel será salvo. Ninguna de sus ovejas será arrebatada por el lobo.
Se cumplirá gloriosamente la promesa: “Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado”. Joel 2:32
Aleluya.