martes, 12 de abril de 2011

CORDERO DE DIOS - ACRÓSTICO


Cuando el pecado reinaba,
bajó a socorrernos Jesús
Oscuro este mundo estaba,
lo iluminó con su luz
Rey celestial que bajando,
la redención consumó
Dios iba así rescatando,
lo que el enemigo arruinó.
Era él bondadoso y humilde,
tan manso cual un  cordero
Rey de amor que su vida rinde,
en acto de amor verdadero
Obediente, sublime maestro,
 ¡su vida entregó en la cruz!

Demos hoy gracias al cielo,
alabanza al cordero de Dios
Esperanza, tu paz y el anhelo,
de tener vida eterna con vos.

Dolorido, el precio pagaste,
del rescate del pobre mortal
Inclinado tu rostro triunfaste,
sobre el malo y el odio fatal
Olvidada está ya mi mentira,
mi orgullo y loca vanidad
Señor, ¡hoy mi alma suspira,
por tener tu sublime amistad!

Willy Grossklaus