martes, 7 de diciembre de 2010

CUERPO O INDIVIDUALISMO

"De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular".  1º Corintios 12:26,27
Tengo 52 años, necesito usar anteojos, tengo una importante pérdida auditiva, mi vientre se abultó, mi cabello abandonó varias áreas de mi cabeza y se cubrió de canas; mi digestión ya no es tan buena, me canso más rápido y mis huesos se resisten a algunos esfuerzos que antes hacía con facilidad.
Aunque tengo mejor salud que muchos otros de mi edad, me doy cuenta que el vigoroso cuerpo de mi juventud está en franca declinación. Y dentro de unos años me fallará por completo...
- Tal vez debería abandonarlo...
- ¡¡¡UPS...!!!
- ¡No tengo otro cuerpo adonde ir...!
Como ven, encuentro que mi condición física es muy similar a la condición del cuerpo de Cristo.
La iglesia de hoy muestra signos alarmantes de decadencia; hay en ella descuido, mundanalidad, incredulidad, formalismo, luchas internas, celos, envidias, además de hombres corruptos y doctrinas de demonios que buscan infiltrarse.
Sin embargo es el cuerpo de Cristo; su deterioro no indica que deba descartarse, sino que necesita cuidado.
"Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos". Efesios 5:29,30
Tal como mi cuerpo, la iglesia es a la vez la obra de Dios y lo que hemos hecho de ella.
No soy responsable por el deterioro normal de mi cuerpo, resultado del pecado, pero sí soy el culpable de su funcionamiento negativo, ya sea por abuso o por descuido. 
En forma similar, cuando nos espanta la condición de la iglesia deberíamos preguntar qué hemos hecho para que se encuentre así, o para mejorarla...
Pero, a diferencia de mi cuerpo físico que un día cesará de funcionar, sin importar cuánto lo haya cuidado, el cuerpo de Cristo no perecerá sino que será gloriosamente renovado por el Señor. Dejará de ser la iglesia militante para transformarse en la iglesia triunfante.
El gran peligro de considerar a la iglesia una corporación (negocio) está en olvidar su condición de cuerpo, dada por Cristo mismo y registrado en su Palabra. Cuando una sociedad comercial no funciona bien, tal vez,  lo mejor es abandonarla y seguir cada uno por su lado. Pero esto no es aplicable a la iglesia.
Aunque la individualidad es valiosa y debe ser preservada, el individualismo no es el método elegido por Dios para la evangelización del mundo y la proclamación de su último mensaje de amonestación.
Elena White afirma:"Dios ha constituido a su iglesia en la tierra en un canal de luz, y por su medio comunica sus propósitos y su voluntad. El no dará a uno de sus siervos una experiencia independiente de la iglesia y contraria a la experiencia de ella. No da a conocer a un hombre su voluntad para toda la iglesia, mientras la iglesia ­-el cuerpo de Cristo­- sea dejada en tinieblas. En su providencia, coloca a sus siervos en estrecha relación con su iglesia, a fin de que tengan menos confianza en sí mismos y mayor confianza en otros a quienes él está guiando para hacer adelantar su obra". Los Hechos de los Apóstoles,  Página 163
En mi condición de soldado raso del evangelio, sin más compromisos que el que hice con mi Señor -de servirle-, creo que tengo algo para decir; aunque no necesito defender a la iglesia.
Si alguien espera que haga un minucioso análisis sociológico o una poderosa refutación de lo que otro dijo, quedará decepcionado porque no es mi intención.  Expreso nada más que mi criterio al respecto. No puedo, ni es necesario, dar razones de alta teología o de gran nivel académico, puesto que si la experiencia del cristiano común no es suficiente para dar razón de su fe, ninguna otra cosa serviría. 
Repaso algunos puntos que escribí en la entrada anterior:
1- Si la Iglesia es una burocracia dominante y sometedora, se transformó en Babilonia y Dios no está dirigiéndola.
2- Todo aquel que confía en la iglesia es entonces un crédulo o es cómplice de la dominación.
3- El calificativo da por sentado que la organización de la iglesia es corrupta por completo.
4- La autoridad final no estaría en la iglesia como delegada de Dios sino en el criterio individual.
  • 1a) En lo referente al primer punto, sucede con la iglesia como con el cuerpo. Lo verdaderamente importante no sucede en los altos niveles. 
    • La vida del cuerpo se rige por lo que pasa a nivel molecular; no son los grandes órganos o sistemas los determinantes, sino los intercambios que suceden entre las moléculas individuales.
    • La vida de la iglesia se determina por lo que pasa en cada miembro y en cada congregación local. En la iglesia local tienen mucho mayor impacto las decisiones locales que las que vienen de los administradores regionales o nacionales. Se debe ver la dirección de Dios por la calidad de sus conversos y la profundidad de su experiencia religiosa.
  • 2a) El siguiente promueve el individualismo, en oposición a la búsqueda del consenso y del peso del criterio de los que han servido fervientemente al Señor por años.
  • 3a) El tercer ítem invita a desconfiar de todo y de todos, pero la abolición de la confianza deja como saldo la parálisis espiritual del conjunto.
  • 4a) El cuarto punto nos vuelve a la situación inicial: si el cuerpo no funciona, hay que descartarlo, pero, los que proponen  eso, ¿qué tienen para dar a cambio?
¿Qué cosa superior a lo que ya tenemos hemos de recibir?
¿Hay algún otro cuerpo que reemplace al cuerpo de Cristo?
¿Cambiaríamos la segura palabra profética por la opinión de algunos hombres?
La conclusión es evidente. Cambiaríamos TODO por NADA.
En un cuerpo saludable, la individualidad de cada miembro es reconocida y preservada con dedicación por el conjunto. Cuando estamos sanos, ni siquiera nos acordamos de que tenemos corazón, hígado, riñones o pulmones. Los echamos de ver cuando fallan o se enferman, es decir, cuando nos duelen o funcionann mal.
Los líderes sanos deberían ser igualmente anónimos. No necesitan notarse mientras la iglesia marcha bien. He trabajado en algunas iglesias perfectamente saludables en las que algunos miembros ¡ni siquiera conocían el nombre de su pastor local!
Todos los cuestionamientos al liderazgo surgen pues de una dirigencia afectada y/o de una membresía contagiada por la recurrente enfermedad del individualismo (fruto del pecado).
Cuando el cuerpo de la iglesia deja de actuar en concierto, cuando los miembros dejan de confiar el uno en el otro, cuando sólo se ve lo negativo y se desprecia lo positivo; entonces se halla en graves problemas.
El arrogante egoísmo que proclama "solo yo tengo razón" actúa igual que un cáncer devastador que termina por destruir el cuerpo.
La Biblia contiene esta solemne advertencia al respecto: 
"Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo. Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras". 2º Juan 1:8-11
No demos lugar al individualismo.