lunes, 30 de enero de 2012

LA IGLESIA VERDADERA

“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” Apocalipsis 14:12.
Después de haber sanado a un ciego de nacimiento, Jesús presenta su alegoría del buen pastor. En el capítulo 10 de Juan, se desarrolla una sólida teología de la iglesia que haríamos bien en considerar.
Habiendo centenares de grupos religiosos cristianos, algunos dudan acerca de cual es la iglesia verdadera. Otros más sostienen que no importa pertenecer a una iglesia en particular, pues “todas llevan a Dios”. Un creciente número duda incluso de la necesidad de que exista una iglesia, y afirman que las denominaciones cristianas están solo para sacar dinero y dominar a la gente.
¿Qué dice la Biblia? y aún más importante ¿que afirmó Jesús mismo? Comenzó su discurso diciendo que hay un solo redil, un solo rebaño verdadero y un solo pastor. También hay una sola puerta de entrada, y quien no entre por ella es un “delincuente espiritual”.
“De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz” (vers.1-4 ).
Veamos ahora quienes son y que significan los personajes de esta alegoría:
Personajes
Características
Significado y función
El pastor
Cristo (vers. 11)
Es el fundamento de la iglesia,
su puerta de entrada y su pastor.
El portero
Los líderes de la iglesia
Conducen a la puerta (Cristo)
Las ovejas
Los creyentes
Obedecen y siguen al pastor,
conocen su voz.
El ladrón
Falsos pastores
Viene para hurtar, matar y destruir
El asalariado
Falsos creyentes
No le importan las ovejas,
huye del peligro.
El lobo
Satanás
Arrebata las ovejas.
Así puestos todos ellos, vemos que dentro de la iglesia coexisten buenos y malos, verdaderos y falsos juntamente. Hay trigo y cizaña, peces buenos y peces malos, ovejas y cabritos; todos mezclados hasta el fin del tiempo.
El Señor proclamó “Yo soy la puerta de las ovejas” (vers. 7). Únicamente Jesús es camino y la entrada al reino de los cielos. No hay lugar aquí para el relativismo, el universalismo o el ecumenismo. Es una verdad meridianamente presentada en las Escrituras que solamente hay salvación en Cristo. No hay otro medio (ver Hechos 4:12); no hay otra forma de alcanzar la vida eterna sino por fe en los méritos de su gracia.
¿Y quienes son las ovejas? Las que conocen al pastor y le siguen (obedecen).
El hecho de que exista un pastor y un rebaño implica que hay una iglesia verdadera que sigue al verdadero Pastor.
Además, el mensaje confirma que hay otros que están interesados en las ovejas pero con malos propósitos: “Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (vers. 8-10). Tengamos cuidado de no caer en las manos de ladrones, porque su fruto, en vez de vida abundante, es desolación y muerte.
Así como las ovejas no andan dispersas sino en rebaño, no hay cristianos que anden aparte de su iglesia. Unirse a Cristo es unirse a su iglesia: “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos. ” (Hechos 2:47).
La iglesia no puede salvar a nadie, pero nadie será salvo si no está dentro del redil que es su verdadera iglesia en la tierra. Vale aquí puntualizar que no todos los que se sientan en los bancos de la iglesia son ovejas, ni todas las ovejas están ya dentro del redil.
Porque no todos los que están son, ni todos los que son están.
Esto lo veremos más adelante, al considerar el significado y la misión de la iglesia.
“Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas... Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen” (vers. 11,14).
Por ahora nos toca asegurarnos de ser ovejas y de estar siguiendo al verdadero pastor. El que oye la voz del buen Pastor le obedecerá. Esta es la primera y fundamental condición. “Si me amáis, guardad mis mandamientos” Juan 14:15
La consecuencia de haber sido rescatado del pecado -no el método de salvación-, es la obediencia a los mandamientos. Obediencia que es fruto del Espíritu morando en el creyente. Obediencia voluntaria, gozosa y llena de amor hacia Aquel que dio su vida por nosotros. Quien de veras cree y sigue a Jesús, guardará por la fe todos sus mandamientos.
¿Estás oyendo la voz del verdadero Pastor o estás siguiendo otras voces? Este es un asunto muy serio que afectará nuestra salvación y vida eterna.
Continuaremos en la siguiente entrada.