viernes, 4 de septiembre de 2009

Ayuno

Entre las muchas prácticas que se siguen en cualquier ámbito laboral, hay algunas que me parecen sin sentido, pues las hacemos simplemente por la ¿razón? de que "hay que hacerlas", "están allí" o que "figuran en la planificación".
Tendemos a elevar algunas actividades accesorias a una categoría casi de "santidad", convirtiéndolas en indispensables. Incluso en el terreno espiritual suele suceder idéntica cosa. Una de ellas es la costumbre de resolver todo por medio de largas y tediosas reuniones, en donde generalmente lo que se debate y ocupa la mayor parte del tiempo no es el punto central en discusión.
Entre los israelitas, el ayuno era una actividad tan meritoria, que se dedicaban días especiales a él y que, como suele pasar con lo establecido, terminaron siendo una costumbre más. De esta forma, se despojó al ayuno - y a la oración, su inseparable compañera -, de su carácter de experiencia personal profunda y sincera con Dios para convertirlo en una formalidad. El siguiente paso en la retorcida lógica humana consiste en condenar a quien no sigue esa práctica "establecida".
La pregunta que hicieron los adversarios de Cristo entra en dicha categoría: "Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben? Él les dijo: ¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos? Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán".Lucas 5:33-35
Cuando la experiencia de fe se vuelve programa, corre peligro de volverse simplemente un hábito, una cuestión de mérito, un punto más en la lista de tareas a realizar.
No estoy en contra de la institucionalización del ayuno o de cualquier otra práctica, que son necesarias. Lo que creo es que corremos peligro de olvidar aquello que se quiere lograr, cuando nos quedamos con las formas y dejamos de lado el contenido; en este caso la búsqueda de la aprobación del Señor.
Los hebreos repetidamente olvidaron esto y Dios les advirtió con fuertes palabras por medio del profeta Isaías:
"Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios. ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto. ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová? ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar". Isaías 58:1-12
Pero veamos el lado positivo de esta renovadora práctica.
En cada ocasión en que debemos tomar decisiones, enfrentar dificultades o arrostrar peligros, el ayuno nos puede dar valiosa ayuda, mientras buscamos con humildad y consagración la protección y la aprobación divina
El siguiente incidente bíblico se encuentra en la historia de Israel entre los que volvieron del cautiverio con Esdras. Es una muestra de que el ayuno es poderoso cuando va acompañado de la actitud correcta. Dios bendice a quienes siguen sus mandatos.
"Los reuní junto al río que viene a Ahava, y acampamos allí tres días; y habiendo buscado entre el pueblo y entre los sacerdotes, no hallé allí de los hijos de Leví. Entonces despaché a Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulam, hombres principales, asimismo a Joiarib y a Elnatán, hombres doctos; y los envié a Iddo, jefe en el lugar llamado Casifia, y puse en boca de ellos las palabras que habían de hablar a Iddo, y a sus hermanos los sirvientes del templo en el lugar llamado Casifia, para que nos trajesen ministros para la casa de nuestro Dios. Y nos trajeron según la buena mano de nuestro Dios sobre nosotros, un varón entendido, de los hijos de Mahli hijo de Leví, hijo de Israel; a Serebías con sus hijos y sus hermanos, dieciocho; a Hasabías, y con él a Jesaías de los hijos de Merari, a sus hermanos y a sus hijos, veinte; y de los sirvientes del templo, a quienes David con los príncipes puso para el ministerio de los levitas, doscientos veinte sirvientes del templo, todos los cuales fueron designados por sus nombres. Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes. Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente de a caballo que nos defendiesen del enemigo en el camino; porque habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le abandonan. Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio". Esdras 8:15-23
Aquí aparecen varios elementos destacables:
  1. Esdras no quiso seguir adelante sin los levitas que ministraran al Señor. De la misma manera, no deberíamos avanzar en ninguna empresa sin habernos asegurado primeramente el favor y la compañía de nuestro Padre.
  2. Publicó ayuno para "solicitar de él camino derecho para nosotros". Aquí la búsqueda de la dirección y protección de Dios son prioridad, se hacen de todo corazón.
  3. Puso el honor de Dios por encima de las lógicas previsiones de seguridad que otro hubiera tomado. Tuvo "vergüenza" de demostrar ante el rey falta de fe en el poder de Dios.
El resultado final fue la respuesta positiva del Señor a tan decidida confianza de sus siervos.
Clamemos también nosotros con ayuno y oración como el publicano de la parábola: "Dios, se propicio a mí pecador".