martes, 27 de abril de 2010

SENTIR VERGÜENZA

"Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados". (1 Juan 2: 28)

"¿Cómo es posible que justamente tú estés haciendo esto?... ¡No lo puedo creer!"...
Una de las sensaciones más horribles de experimentar es sentir vergüenza. Cuando alguien nos encuentra en una situación comprometida, o cuando vemos descubierta una faceta desagradable de nuestro carácter o cuando simplemente no estamos a la altura de la fe que profesamos, nos avergonzamos.
Y esto, ante los hombres... ¿Cómo será experimentar vergüenza ante la misma santa presencia de Dios?
No solamente será incómodo, sinó un momento catastrófico y desolador.
El salmista lo expresó con estas palabras: "Si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse?" Salmos 130:3
Bildad también preguntó a Job: "¿Cómo, pues, se justificará el hombre para con Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer? He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, ni las estrellas son limpias delante de sus ojos; ¿Cuánto menos el hombre, que es un gusano, y el hijo de hombre, también gusano?" Job 25:4-6
No, no tenemos nada que nos recomiende ante el Señor. Nuestros pecados, que trajeron oprobio a su Nombre bendito, están grabados a fuego en nuestras conciencias; a menos que estemos tan lejos de Dios que ya no nos interese abandonarlos. Su recuerdo nos trae solamente condenación, tristeza y dolor.
El diablo se aprovecha de ellos para infundir en nosotros un sentimiento de derrota, condenación y frustración.
He visto eso muchas veces, he oído a cristianos sinceros pensar que ya no tienen remedio, que les es imposible vencer y hasta son empujados a dudar que el Espíritu haya obrado en sus vidas.
Si bien es cierto que debemos sentir tristeza por el pecado no debemos desesperar. No hay para el Salvador ningún caso sin remedio ni alma que se halle fuera de su alcance si así lo desea.
Claro que algunos por su orgullo y egoísmo han cerrado la puerta de la gracia para sí mismos. Pero ningún hijo de Dios que desee la salvación debe rendirse al desaliento ni pensar que sus vicios o sus defectos de carácter son invencibles.
Este mensaje de esperanza es el que muchos desean y deben oír, más que consejos, doctrina o reprensiones. Los que se hallan al borde del abismo no necesitan de estas cosas sino más bien de expresiones de estímulo, amor y confianza en el Señor.
Sean nuestras palabras de acuerdo a nuestra fe, hablemos de lo que nuestro Defensor puede hacer por nosotros.
"Dirigid a la gente palabras de aliento; elevadla hasta Dios en oración. Muchos vencidos por la tentación se sienten humillados por sus caídas, y les parece inútil acercarse a Dios; pero este pensamiento es del enemigo. Cuando han pecado y se sienten incapaces de orar, decidles que es entonces cuando deben orar. Bien pueden estar avergonzados y profundamente humillados; pero cuando confiesen sus pecados, Aquel que es fiel y justo se los perdonará y los limpiará de toda iniquidad. No hay nada al parecer tan débil, y no obstante tan invencible, como el alma que siente su insignificancia y confía por completo en los méritos del Salvador. Mediante la oración, el estudio de su Palabra y el creer que su presencia mora en el corazón, el más débil ser humano puede vincularse con el Cristo vivo, quien lo tendrá de la mano y nunca lo soltará". (El Ministerio de Curación, págs. 134-137).
El texto inicial nos recuerda permanecer en él con confianza absoluta. No hay razón para el desaliento porque podemos ser invencibles en Cristo. Aferrémonos a esta brillante promesa.
El salmista concluye: "Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado... Espere Israel a Jehová, porque en Jehová hay misericordia, y abundante redención con él; y él redimirá a Israel de todos sus pecados". Salmos 130:4,6,7.

LA IGLESIA ¿CIELO O INFIERNO?



¿Cómo quieres que sea tu iglesia?
Veamos algunos modelos bíblicos:






La iglesia es lo más parecido al cielo cuando en ella hay gente como:
  • Abraham, que son amigos de Dios y van donde El les manda
  • Bernabé, que animan a los demás y suman a nuevos Pablos a la obra
  • David, con su celo y devoción por la causa de Dios
  • Demetrio, de buen testimonio ante todos y consecuentes con la verdad
  • Enoc, que caminan diariamente con el Señor esperando su venida
  • Esteban, dispuestos a dar la vida por testificar de Jesús
  • Gayo, amigables, serviciales, hospitalarios y que viven lo que predican
  • José, siempre dispuestos a perdonar y a buscar el bien de los demás
  • Pablo, que solo preguntan: ¿Señor, que quieres que yo haga?
  • María, que dicen “he aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu voluntad”
  • Timoteo, instruidos en la verdad desde niños y fieles misioneros

Por el contrario...

La iglesia es lo más parecido al infierno cuando en ella hay gente como:
  • Ananías y Safira, que pretenden estafar a Dios dando impresión de santidad
  • Judas, que son capaces de traicionar a sus mejores amigos en la fe
  • Simón el mago, que creen que la iglesia es un negocio, donde todo se compra o vende
  • Coré, que no reconocen a los líderes designados por Dios e incitan a la rebeldía
  • Himeneo y Fileto, que introducen doctrinas erróneas y trastornan la fe de muchos
  • Elimas, que critican e impiden a los sinceros escuchar el mensaje divino
  • Caín, que creen que con sus propios méritos pueden ganar la aceptación del cielo
  • Diótrefes, que buscan tener el primer lugar y corren a la gente de la iglesia
  • Balaam, que venden su alma y traicionan al pueblo de Dios
  • Demas, que abandonan el cristianismo y sus labores por amar más el mundo
  • Saúl, que prefieren seguir su orgullo y su propio criterio desechando al Señor

¿En qué lista va tu nombre?

sábado, 24 de abril de 2010

EL INFIERNO II

"Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades". Apocalipsis 1:17,18
Continuando con la entrada anterior, veremos los otros pasajes bíblicos que se refieren al infierno a través de expresiones equivalentes.
No es la intención de lo que escribo polemizar sobre este tema tan sensible, sinó presentar los pasajes con la menor argumentación posible, para que con sinceridad cada quien saque sus propias conclusiones. No estoy interesado ni calificado para una exégesis profunda de cada término o pasaje pertinente de las Escrituras. Tan sólo intento hacer una lectura correcta de lo que dice la Palabra de Dios y expresar con humildad mis convicciones sobre este tema y la esperanza que me proporciona.
I- EL HADES
En la mitología griega, Hades (Plutón) era uno de los tres dioses mayores que junto a Zeus y Poseidón gobernaban el Olimpo, aunque este dios vivía mayormente en el inframundo o región a donde iban a parar los muertos. Posteriormente su nombre sirvió también para designar dicho lugar.
Al escribirse el Nuevo Testamento en griego, se usó mayormente esta expresión como traducción de la palabra hebrea Seol y significa básicamente sepulcro.
Veamos algunos de ellos:
  • Mateo 11:23 Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy.
  • Mateo 16:18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
  • Hechos 2:27 Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
  • Hechos 2:31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.
  • Apocalipsis 6:8 Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra.
  • Apocalipsis 20:13,14 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.
  • Lucas 16:23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
Solamente el último pasaje menciona al Hades como lugar de tormento, el resto equivale a decir la tumba o el sepulcro. Entenderlo de otro modo causaría un serio problema con el descenso de Cristo al Hades, es decir, a los infiernos (como reza literalmente el Credo Apostólico).
La parábola del rico y Lázaro sin embargo, cargada de elementos simbólicos como está, es un mal punto de apoyo para sentar doctrina (los buenos no van al cielo sinó al regazo de Abraham, por ejemplo).
Aunque hay con seguridad fuego y un tormento final, es necesario considerar el conjunto de los pasajes de las escrituras para arribar a una conclusión.
Las siguientes dos frases "fuego eterno" y "lago de fuego" completan el cuadro:
II- FUEGO ETERNO
  • Mateo 18:8 Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno.
  • Mateo 25:41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
  • Judas 1:7 como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.
El fuego eterno mencionado aquí es eterno pero sólo en sus consecuencias. Sodoma y Gomorra dejaron de arder apenas poco tiempo después de recibir los juicios divinos, cuando toda la materia se consumió, aunque su condenación sí permanecerá por la eternidad.
El diablo y sus ángeles sufrirán junto a los malvados el mismo castigo anticipado en el siguiente texto: "Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará... y no les dejará ni raíz ni rama... Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies". Malaquías 4:1-3
Aquí claramente se menciona la aniquilación total de los malvados.
III- EL LAGO DE FUEGO
  • Apocalipsis 19:20 Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta… Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.
  • Apocalipsis 20:10 Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
  • Apocalipsis 20:14,15 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
El lago de fuego y azufre que arde eternamente se explica en el Apocalipsis como la "segunda muerte" donde el Hades mismo será lanzado.
En el capítulo 20 se presenta el juicio final luego del milenio que sigue a la venida de Jesús y se habla allí de dos resurrecciones. Dice expresamente que los malos no estarán vivos antes de ese momento y afirma sencillamente que su final sería breve y contundente :"de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió" (vs. 9).
La muerte en la Biblia es presentada como un sueño y el resultado de la muerte biológica es la total inconsciencia, la no existencia (ver Eclesiastés 9:5,6), seguida de la primera resurrección en la venida del Señor. 
La segunda muerte que ocurrirá luego de la segunda resurrección, la de los impíos, es por analogía la extinción completa y definitiva del pecador.
¿Y que entonces de expresiones como "por los siglos de los siglos" o "su gusano no muere y su fuego no se apaga"?
Aunque reconozco que no hay una respuesta fácil, entiendo que reflejan lo irremediable del castigo final.
De otro modo la mentira del Edén pronunciada por Satanás (no moriréis) resultaría ser verdad, al conferir al pecador la inmortalidad en medio de sufrimientos sin fin.
No... Dios dijo en el principio que el pecador moriría y eso es lo que sucede y lo que sucederá. El diablo no tiene razón, puesto que al sueño de la muerte biológica seguirá la muerte segunda que es la desaparición eterna del pecado y sus adherentes.
Esta desvirtuación del caracter divino apunta a negar la justicia y la misericordia del Señor.
Su castigo, su "extraña obra" es una muestra de su amor, por que se hará luego del juicio ante toda la presencia del universo y resultará en el fin de la agonía de toda la creación una vez y para siempre.
Nuestro Salvador, que tiene las llaves de la muerte es nuestra única esperanza, y nos dice: "no temas" yo he vencido y mi victoria es también tuya.
Surgirá de ese acto divino una nueva tierra y unos cielos nuevos en los que morará la justicia... por los siglos de los siglos.

lunes, 19 de abril de 2010

EL INFIERNO I

El infierno es una muestra del amor de Dios...
Esta desconcertante declaración la hacía un pastor que gustaba de polemizar, claro que con fundamentos bastante sólidos. Y no dejaba de tener razón (no me refiero al hábito de polemizar sino al argumento usado).
¿Cómo puede esto ser posible?
En las escrituras, el lugar de los muertos y el castigo de los malos se describen con varias expresiones que son dignas de estudio:
  • El Infierno
  • El Hades
  • El fuego eterno
  • El lago de fuego.
En la imaginación popular, el infierno evoca llamas, condenación y sufrimiento eternos como el castigo reservado para los malos. El diablo reina en este lugar y proporciona torturas inexpresables a los pecadores por la eternidad.
¿Cómo conciliar estas imágenes con un Dios de amor? ¿Cómo se entiende que un Dios justo condene a sufrimientos sin fin a personas que a lo sumo han pecado algúnas décadas? Es un castigo injusto y desproporcionado
Si el tormento es eterno, ¿no se perpetuaría eternamente también el pecado y el odio de los pecadores hacia  el Dios que los castiga?
Si los malos no morirán jamás, ¿cómo podrían los salvados gozar de la vida etena mientras sus amados que se perdieron se retuercen entre llamas eternas?
¿Dónde queda entonces el Dios de amor, esperanza y misericordia?
Tarea imposible de dilucidar, si no echamos mano de la Biblia para cerciorarnos de haber entendido bien.
Es que la idea popular, que cimentó sus raíces en la teología medieval no tiene nada que ver con la revelación de las Escrituras; pues no fue esta, sinó la mitología griega la que proporcionó estas visiones terribles, con Hades, el dios del averno, atormentando a los perdidos por siglos sin fin.
Nada de ello se encuentra en la Biblia entendida correctamente.
Durante la Edad Media, la gente se instruyó en las ideas de Platón y Aristóteles más que en la revelación de la Palabra. También la obra de Dante Alighieri contribuyó a moldear el pensamiento occidental: "lasciate ogni speranza voi que entrate" (abandonen toda esperanza los que entran por estas puertas) rezaba el cartel de la entrada del infierno de Dante. 
Por ello, millones conciben a Dios como lejano e indiferente, y al demonio como un ser con cola y cuernos a quien se le dio la tarea de martirizar perpetuamente a los condenados. Personaje presentado a menudo como una caricatura ridícula y risible, es bajo esta visión, alguien mucho más agradable que quien es realmente.
Lucifer se goza con esa representación fraguada por él mismo; pues presenta al Señor bajo la falsa luz de su propio carácter. 
El concebir el infierno en estos términos es una bofetada al carácter divino, haciéndole ver como perverso, sádico y cruel.
Un breve repaso por los textos referidos al infierno, puede arrojar algo de luz:
  1. Mateo 5:22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.
  2. Lucas 12:5 - Mateo 10:28 Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed. Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
  3. Mateo 23:15,33 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros. ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?
  4. Marcos 9:43-47 Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
  5. 2 Pedro 2:4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio;
De ellos podemos notar primeramente que el infierno, más que designar un lugar, aparece como un castigo relacionado con el juicio que se aplicará en el futuro, tanto a los hombres como a los ángeles que pecaron (Satanás incluído).
El segundo texto dice que en el infierno serán destruidos por el fuego tanto el cuerpo como el alma de los pecadores..
El texto de Marcos 9:43-47 expresa la importancia de evitar caer en la condenación del infierno.
Finalmente (y siendo cuidadosos con las abundantes figuras del lenguaje de estos pasajes), está relacionado con la vindicación de la justicia de Dios.
Vuelvo al interrogante del principìo: ¿cómo puede ser el infierno una muestra del amor de Dios?
Presento algunas ideas iniciales, con el entendimiento de que en las próximas entradas completaremos el pensamiento .
  • Si leemos la Biblia con cuidado, podemos ver que el pecado es un intruso en el universo, un extraño que debe ser eliminado, puesto que éste y Dios no pueden coexistir.
  • El restablecimiento de la armonía inicial en el cosmos requiere la completa erradicación de la transgresión y de los transgresores.
  • Un amoroso Señor que quiere ver libres y felices a sus criaturas, diseñó el plan de salvación para terminar con el pecado y con quienes adhieren a él, en forma definitiva y total. 
  • Un Dios justo, que no pasa simplemente por alto el pecado, pagó en la persona del Hijo de Dios un alto precio a las demandas de la justicia.
  • La gran misericordia del Señor se vació por completo en la cruz y quienes la rechazan se condenan a sí mismos. 
  • El amor divino espera la reunión de las familias de la tierra y el cielo en una sola, no la postergación  eterna del statu quo.
  • El Diablo no es otro dios, ni tiene vida eterna, ni escapará al castigo. El mal tampoco existirá por siempre. Llegarán a su fin en un infierno que no será eterno.
En las siguientes entradas continuaremos el tema.

domingo, 11 de abril de 2010

AQUÍ Y AHORA

La salvación no es para mañana, sinó para aquí y ahora. Comparto con Uds. esta meditación tal como fue escrita hace mucho tiempo, aunque es plenamente válida para el día de hoy.

"Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación". (2 Cor. 6: 2). 


"Creemos sin duda alguna que Cristo va a venir pronto. Esto no es una fábula para nosotros; es una realidad. No tenemos la menor duda, ni la hemos tenido durante años, de que las doctrinas que sostenemos son la verdad presente, y que nos estamos acercando al juicio. Nos estamos preparando para encontrar a Aquel que aparecerá en las nubes de los cielos escoltado por una hueste de santos ángeles, para dar a los fieles y justos él toque final de la inmortalidad. Cuándo él venga, no lo hará para limpiarnos de nuestros pecados, quitarnos los defectos de carácter, o curarnos de las flaquezas de nuestro temperamento y disposición. Si es que se ha de realizar en nosotros esta obra, se hará antes de aquel tiempo.
Cuando venga él Señor, los que son santos seguirán siendo santos. Los que han conservado su cuerpo y espíritu en pureza, santificación y honra, recibirán el toque final de la inmortalidad. Pero los injustos, inmundos y no Santificados permanecerán así para siempre. No se hará en su favor ninguna obra que elimine sus defectos y les dé un carácter santo. El Refinador no se sentará entonces para proseguir su proceso de refinación, y quitar sus pecados y su corrupción. Todo esto debe hacerse en las horas del tiempo de gracia. Ahora debe realizarse esta obra en nosotros.
Abrazamos la verdad de Dios con nuestras diferentes facultades, y al colocarnos bajo la influencia de esta verdad, ella realizará en nosotros la obra que nos dará idoneidad moral para formar parte del reino de gloria y para departir con los ángeles celestiales. Estamos ahora en el taller de Dios. Muchos de nosotros somos piedras toscas de la cantera. Pero cuando echamos mano de la verdad de Dios, su influencia nos afecta. Nos eleva, y elimina de nosotros toda imperfección y pecado, cualquiera que sea su naturaleza. Así quedamos preparados para ver al Rey en su hermosura y unirnos finalmente con los ángeles puros y santos, en el reino de gloria. Aquí nuestro cuerpo y nuestro espíritu han de quedar dispuestos para la inmortalidad".

¡Maranata: El Señor Viene! Página 219

viernes, 9 de abril de 2010

LA HORA DEL HOMBRE O LA HORA DE DIOS

En mi trabajo docente, una de las cosas que ofrece mayor dificultad, tanto entre los niños como entre los adolescentes, es que se escuchen entre sí.
Les cuesta horrores guardar silencio y esperar a que el otro termine de hablar. Ni hablar de reflexionar sobre lo que escuchan de los demás. Lo suyo parece ser lo único importante. El frenético tiempo en que vivimos hace que cada uno de nosotros se centre en sí mismo y olvide que también hay un turno para los demás. Y este es un fenómeno del que no están exentos los adultos (que suelen ser con frecuencia mucho más egocéntricos y desconsiderados que los menores).
¡Ahora me toca a mí! Tal parece ser el clamor de todos, sin dejar espacio para los demás, y menos aún para Dios.
Pero hay una hora para cada uno.
Respetuosamente el Señor nos ha cedido el turno y ha callado mientras el hombre hablaba; pero su turno llegará y tiene algo que decir a su debido tiempo.
Hay una hora para el hombre y otra para Dios.
El siguiente incidente del evangelio es muestra cabal de lo dicho.
Jesús había terminado de orar en el Getsemaní cuando los acontecimientos comenzaron a acelerarse: "Mientras él aún hablaba, se presentó una turba; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba al frente de ellos; y se acercó hasta Jesús para besarle. Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre? Viendo los que estaban con él lo que había de acontecer, le dijeron: Señor, ¿heriremos a espada? Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Basta ya; dejad. Y tocando su oreja, le sanó. Y Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los jefes de la guardia del templo y a los ancianos, que habían venido contra él: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y palos? Habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no extendisteis las manos contra mí; mas esta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas". Lucas 22:47-53
Por un lado, Judas y la turba que le seguía, estando endemoniados, actuaban según lo que creían ser sus propios planes. Por el otro, los discípulos buscando con desesperación soluciones humanas a un drama que excedía por mucho sus posibilidades. Pero allí estaba Jesús, dueño del tiempo y del espacio, imperturbable y sereno en medio de la agitación general.
"Basta ya" dijo, y los hombres y sus ataduras fueron impotentes para sujetarlo.
"Basta ya", y su divinidad se dejó ver, abatiendo por tierra a todos sus enemigos.
"Basta ya", y la herida fue sanada".
"Basta ya"
, era su tiempo y nada podría detenerlo.
Luego volvió a ser la hora de las tinieblas hasta el clímax de la cruz.
Después les advirtió que su tiempo volvería, en el que clausuraría completa y definitivamente la hora del mal y el dominio de Satanás.
"¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor". Lucas 13:34-35
El mundo se desgarra hoy en conflictos inútiles y enfrenta desastres cada vez más frecuentes y costosos en vidas y propiedades. El desplome social, político y económico está casi tan cercano como el ya vigente desplome moral de la humanidad. En vano se buscan soluciones y se invierte dinero en mantener el reino de los hombres, ignorando que su hora ya va pasando y que la hora de Dios se aproxima.
"Basta ya", claman los justos, lo repite gimiendo la naturaleza y lo exige por último la justicia.
Dios no se tarda ni renuncia. No nos abandonó ni nos olvidó. Sólo espera que llegue el día de su triunfal retorno.
Ese día será un día de victoria, "porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra". 1 Juan 2:8
Que venga tu hora Señor.

jueves, 8 de abril de 2010

AVANZAR POR FE

"Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios". Hebreos 11:10
Corrían los últimos días de marzo de 1879, y en la Villa Occidental los preparativos eran intensos y urgentes. Los pobladores del lugar intentaban cargar en el pequeño buque "El Resguardo", no solo sus pertenencias, sino también los recuerdos y vivencias de toda una vida.
Luego de finalizada la guerra llamada de la "Triple Alianza" contra el Paraguay, surgió un diferendo de límites que fue arbitrado por el entonces presidente Rutheford Hayes (EEUUU), que otorgó los territorios al norte del río Pilcomayo al vecino país. Los pobladores que vivían en esa zona debían trasladarse si querían seguir viviendo en territorio argentino.
Había que irse y dejar atrás el pasado, los lugares conocidos, la comodidad y la seguridad material adquiridos con gran esfuerzo y mucho sacrificio.
Era irse y llegar...¿a dónde?
Su nueva ubicación, según sabían se encontraba en una bella curva del río Paraguay llamada Vuelta Fermosa (hoy Formosa).
¿Qué había allí? Nada más que monte deshabitado y agreste...
¿Qué les esperaba? No lo sabían.
¿Y las fieras salvajes?, ¿y los aborígenes hostiles?
Eran muchas preguntas sin respuesta.
Pero avanzaron creyendo y esperando un futuro mejor. Un futuro por construir desde cero, sin dudas.
Tendrían que levantar sus casas, desmontar el terreno, plantar huertas y árboles frutales, criar animales, cavar pozos, sacar agua, delimitar sus parcelas; en fin, comenzar sacrificadamente todo de nuevo.
Se necesitó mucho valor y determinación; pero por sobre todo se requirió fe para dejarlo todo y avanzar hacia lo incierto, lo desconocido.
Esta es en forma suscinta, la historia de los orígenes de mi ciudad natal que ya tiene 131 años.
La historia de la fundación de Formosa es sobre todo una historia de fe. Fe duramente cimentada, tal como muchas otras, en el perseverante esfuerzo cotidiano y en el arduo trabajo realizado día tras día, año tras año.
Me trae a la memoria la historia de Abraham, que lo dejó todo "sin saber a donde iba" (Hebreos 11:8). 
Al igual que mis antiguos compoblanos seguramente tenía alguna información del lugar al que acudiría, pero fue con más dudas que certezas, abandonando su comodidad bien ganada para ir a Canaán donde  todo estaría por hacerse.
Esta también es la historia de cada hijo de Dios que renuncia a este mundo para peregrinar hacia la patria celestial.
"Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad". Hebreos 11:13-16
Los que nos hallamos en el umbral de los tiempos más solemnes que jamás vivió nuestro atribulado mundo, nos encontramos en una encrucijada similar.
Necesitamos de la fe para proseguir, pero esa fe requiere de abnegación, sacrificio y perseverancia diarios como sus complementos ineludibles.
Habrá que cortar lazos, renunciar a la comodidad y a la falta de compromiso, despedirse de todo lo que nos brinda la seguridad de lo establecido y mirar no lo que se ve, sino las cosas que no se ven.
En un futuro que anticipamos cercano los que de veras amamos a Dios nos embarcaremos definitivamente hacia nuestra nueva patria, completando con nuestra propia fe la galería de personajes citados en Hebreos 11.
¿Hacia dónde estamos yendo...?
"Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar (Sinaí), y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba...  sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel". Hebreos 12:18-24
No nos preocupemos de lo que tengamos que dejar atrás. La tierra que está adelante es sobremanera buena.
Poseámosla hoy por la fe.

domingo, 4 de abril de 2010

DOS MISTERIOS


 
Dos textos consecutivos en la Escritura presentan dos misterios que son también consecutivos.
El primero es el gran misterio de la piedad, llamado así en el texto siguiente:
"E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria".
1 Timoteo 3:16
La Biblia lo llama misterio, no por ser algo no comprensible para el ser humano, sino por serlo únicamente a través de la revelación divina.
El persistente amor de Dios por su indigna criatura es increible y será objeto de estudio de los salvados por toda la eternidad; pero no necesitamos llegar al cielo para comenzar su estudio, es nuestro privilegio comenzar a recibir vislumbres de la eternidad ahora mismo.
Que el Señor otorgara a Adán y Eva un estatus diferente al resto de la creación, dotándolos de libre albedrío y colocándolos en directa comunión con él es un enorme privilegio, pero que fuera además capaz de salvar el abismo creado por el pecado entregando la vida de su Hijo por nosotros es algo realmente abrumador.
Jesús tomó la naturaleza humana, no como algo temporario, sinó para siempre. Compartió la pobreza, la marginación y la opresión de su propio pueblo. Sufrió lo indecible y descendió a inconcebibles abismos de padecimiento y miseria por amor a sus criaturas en rebelión. Resucitó, ascendió a los cielos a interceder por nuestros pecados, sin agotar su interés por nuestro bien. Por medio de su iglesia planea extender la invitación de misericordia a todo nuestro sufrido planeta antes de su venida. Pero aun no acabó. Pronto vendra a buscarnos y recién allí comenzaremos a entender todo lo que tiene reservado para sus hijos. Y todavía nos quedarán las edades sin fin para apreciar cada vez más los detalles y el conjunto de su plan de redención.
¿Habrá algún tema o campo de estudio más abarcante, más profundo o más hermoso que este misterio? Yo no lo creo.
A continuación viene otro misterio, opuesto al primero y con efectos específicos en los creyentes: "Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios". 1 Timoteo 4:1
Este misterio recibe su nombre en el siguiente pasaje de las escrituras: "Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio". 2 Tesalonicenses 2:7
A la obra de Cristo se opone la obra de Satanás. Desea específicamente perjudicar a los siervos del Señor. Su blanco son los creyentes porque a los demás ya los tiene en sus manos.
Uno hasta podría encontrar cierta lógica (retorcida por cierto) en que los pecadores caigan en la fascinación del pecado, pero ¿los que una vez creyeron?
También esta operación diabólica resulta inexplicable a la luz del misterio anterior.
¿Cómo es posible que los que dicen creer en la maravillosa manifestación del amor divino renuncien a su fe, cambiándola por unas "migajas" de absolutamente nada...?
Sin embargo, sucedió, sucede y sucederá, que muchos de aquellos que participaron del misterio de la piedad amarán más el mundo que a su Señor y venderán su vida eterna y a sus hermanos; inmolándose a sí mismos y a otros que los sigan sobre el altar del orgullo, el egoísmo y la vanidad.
La Biblia coloca en esta categoría de insensatos a Caín, a Balaam, a Coré, a Judas, a Demas y a cada falso maestro de todas las edades.
Terrible locura. Enorme despropósito. Fatal incoherencia. Deberíamos temblar por sus almas y las nuestras.
No obstante, muchos cristianos no lo ven así. Menosprecian las "pequeñeces" tales como el estudio personal de la Biblia, la oración ferviente y la búsqueda de la santidad. Se fastidian con los detalles de la religión como algo innecesario y limitante para su desarrollo espiritual. Juegan con el pecado, confiando en su propio juicio y caen irremediablemente en la trampa.
No se dan cuenta que las voces que siguen no son las de su propia conciencia, que creen superior a la de sus hermanos, sino las de "espíritus engañadores y doctrinas de demonios".
La terrible cosecha solo se revelará en el día en que la crisis final nos golpee como ladrón en la noche.
El misterio de la piedad en nuestros días corre paralelo al plan satánico, pero pronto este será detenido y el misterio de la iniquidad verá su culminación. Sin embargo la gracia divina no tendrá fin, continuará por la eternidad extendida sobre toda la creación inteligente creada y por venir.
¿Soy yo parte de ese misterio glorioso y eterno de la piedad, o estoy siendo parte del otro?

viernes, 2 de abril de 2010

ESPERANZA O DESESPERANZA

Los invito a comparar y a meditar en estas dos visiones de la vida, una trágica, la otra optimista; la primera del hombre sin Dios, la segunda basada en la firme palabra profética:





I- EL SOLILOQUIO DE HAMLET

¡Ser, o no ser, es la cuestión! -¿Qué debe
más dignamente optar el alma noble
entre sufrir de la fortuna impía
el porfiador rigor, o rebelarse
contra un mar de desdichas, y afrontándolo
desaparecer con ellas?

Morir, dormir, no despertar más nunca,
poder decir todo acabó; en un sueño...
...
Pero hay espanto
¡allá del otro lado de la tumba!
La muerte, aquel país que todavía
está por descubrirse,
país de cuya lóbrega frontera
ningún viajero regresó...
William Shakespeare

 1º CORINTIOS 15:20-23; 51-55
"Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida". 
"He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?"

jueves, 1 de abril de 2010

VILLANCICO DEL LLANTO REDENTOR








En el profundo silencio,
en la inmensa oscuridad,
un niño recién nacido
llora con voz celestial,
para anunciar a los vientos
a las estrellas y al mar
que viene a pagar la deuda
contraída por Adán.

Llora el niño y con su llanto
pagando la deuda irá.

Tan desmesurada es ella,
tan fuera de lo normal,
que sólo un ser infinito
la podría solventar;
un ser como el ser que acaba
de nacer en Navidad
para devolver al mundo
la vida y la libertad.

Llora el niño y con su llanto
la deuda pagando va.

Considerando el exceso
de nuestra necesidad,
Dios baja de su poder
a nuestra debilidad,
y con su llanto comienza
la tarea de pagar
por quienes no lo quisimos
reconocer ni escuchar.

Llora el niño y con su llanto
saldando la deuda está.

La sangre que por nosotros
en Pascua derramará
se anticipa en este llanto
que oímos en Navidad:
llanto que brota en el tiempo
para que la humanidad
merezca ser algún día
feliz en la eternidad.

Llora el niño y con su llanto
la deuda cancelará.
 Francisco Luis Bernárdez