lunes, 16 de mayo de 2011

UNA MALA IDEA

“Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá. Y dijo el rey a Joab, general del ejército que estaba con él: recorre ahora todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Beerseba, y haz un censo del pueblo, para que yo sepa el número de la gente. Joab respondió al rey: Añada Jehová tu Dios al pueblo cien veces tanto como son, y que lo vea mi señor el rey; mas ¿por qué se complace en esto mi señor el rey?”. 2ª Samuel 24:1-3
¿Tuviste alguna vez una idea que al principio pareció buena, pero después te diste cuenta que era una muy mala idea?
En la vida nos toca decidir a cada instante sobre lo que vamos a hacer o dejar de hacer, a comprar o vender, a comer o a ponernos. A veces los resultados de tales decisiones son de escasa importancia. Pero hay algunas que sabemos que serán trascendentes, que traerán bendición o terminarán en catástrofe,  y el criterio con que las encaramos hace toda la diferencia. 
Y si eso es cierto en el ámbito secular, es todavía más cierto en el ámbito espiritual. El enemigo lo sabe, por lo tanto procura que no decidamos correctamente y que nos dejemos llevar por pensamientos equivocados.
En la historia bíblica que encabeza esta entrada, el rey David, ya anciano, decide hacer un censo militar en Israel. Le pareció una buena idea reforzar su poderío bélico y para eso era necesario hacer un relevamiento de posibles combatientes. 
Incluso su general en jefe -que no era un hombre muy espiritual que digamos- se dio cuenta de que David procedía mal; sin embargo, el rey porfió y siguió adelante con su propósito de censar militarmente al pueblo.
¿Orgullo, ambición, soberbia, exceso de confianza en lo terrenal? Sí, y mucho más que eso. Porque olvidaba que era el Señor quien peleaba sus batallas y quien decidía el resultado de ellas.
Los resultados de tal decisión fueron terribles. El Señor lo castigó duramente; no solamente a él, sinó a todo el pueblo; que, evidentemente, compartía sus sentimientos de gloria mundanal.
El relato es una prueba concreta que aún los líderes más espirituales y consagrados pueden perder el rumbo. Seguir su propio criterio le costó a David mucho sufrimiento y causó una terrible mortandad entre los israelitas.
Tuvo que sufrir personalmente un consejo que él mismo había dado: “Mejor es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y necio que no admite consejos” (Eclesiastés 4:13).
Y tú: ¿Cómo consideras tu propio juicio? ¿Te crees infalible o escuchas consejos?
Pide a Dios la sabiduría de oír y aceptar las opiniones juiciosas de los demás.
Ahora bien, este relato es singular también por tener dos versiones, que difieren en varios detalles no menores. La reflexión sobre estas divergencias nos puede ayudar a ver con mayor claridad la importancia de buscar consejo en Dios y en sus hijos de experiencia, y confiar un poco menos en nosotros mismos.
Como paréntesis, les invito a leer por ustedes mismos la historia y además dejo un cuadro con las diferencias entre ambos relatos registrados en las Escrituras, esperando sus comentarios al respecto. Luego publicaré algunas consideraciones sobre estas variaciones. 

Capítulo / Diferencias
2ª Samuel 24
1ª Crónicas 21
¿Jehová o Satanás?
1 Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá.
1 Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel.
 Cuántos eran los censados
9 Y Joab dio el censo del pueblo al rey; y fueron los de Israel ochocientos mil hombres fuertes que sacaban espada, y los de Judá quinientos mil hombres. (1.300.000)
5,6 Y había en todo Israel un millón cien mil que sacaban espada, y de Judá cuatrocientos setenta mil hombres que sacaban espada.  Entre éstos no fueron contados los levitas, ni los hijos de Benjamín. (1.570.000)
Tiempo del castigo
 13 Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿o que huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos te persigan? ¿o que tres días haya peste en tu tierra?
12 Escoge para ti: o tres años de hambre, o por tres meses ser derrotado delante de tus enemigos con la espada de tus adversarios, o por tres días la espada de Jehová, esto es, la peste en la tierra
Nombre del dueño
   18 Sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna jebuseo.
18 Y el ángel de Jehová ordenó a Gad que dijese a David que subiese y construyese un altar a Jehová en la era de Ornán jebuseo.
Precio pagado
  24  Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.
25 Y dio David a Ornán por aquel lugar el peso de seiscientos siclos de oro.

Tal vez les cause perplejidad encontrar estas disparidades entre versiones del mismo relato en la Biblia. Pero, aunque no sean fáciles de explicar, no deberían hacernos dudar de la inspiración de los mismos. Dios es el autor de los pasajes más claros y comprensibles de su Palabra, y también de aquellos que no son tan sencillos de comprender.
Seguiremos con el tema pronto...
Bendiciones.