sábado, 13 de noviembre de 2010

¿HAS SUBIDO AL TREN?

"Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna". 1º Juan 5:19,20
Cuando eramos niños, una de las cosas que más esperábamos mis amigos y yo, era la llegada de los parques de diversiones. En una época en que los entretenimientos eran contados, incluso el peor de ellos nos resultaba divertido. Nuestro mayor interés era subir al llamado "tren fantasma", en el que un pequeño convoy marchaba con rapidez por las vías de un lugar oscuro y lleno de sorpresas. Generalmente estaban poblados de calaveras, monstruos, y otras cosas bastante burdas que aparecían de repente. No es que nos diera miedo, sino que subíamos en él por el puro placer de la excitación. Gritábamos y hacíamos escándalo, más para asustar a las niñas que venían detrás que por temor a los fantoches que aparecían.
Pero hay otro tren, más peligroso, aunque mejor iluminado que los de mi infancia, en el que la humanidad entera se está subiendo. En sus primeros escritos, Elena de White relata lo siguiente:
"Se me mostró un tren de vagones que marchaban con la velocidad del rayo. El ángel me mandó que observara cuidadosamente. Fijé la vista en el tren. Parecía que en él iba el mundo entero. Después el ángel me mostró al jefe del tren, un hermoso e imponente personaje a quien todos los pasajeros admiraban y reverenciaban. Quedé perpleja y le pregunté a mi ángel acompañante quién era aquel jefe. Me respondió: "Es Satanás, disfrazado de ángel de luz. Ha cautivado al mundo. Este ha sido entregado a formidables engaños para creer en una mentira a fin de que se condene. Su agente, el que le sigue en categoría, es el maquinista, y otros agentes suyos están empleados en diversos cargos, según los va necesitando, y todos marchan con relampagueante velocidad a la perdición. Le pregunté al ángel si no había quedado nadie sin subir en el tren, y él me mandó que mirase en dirección opuesta, donde vi una pequeña compañía que caminaba por un sendero angosto. Todos parecían firmemente unidos por la verdad. Aquella pequeña compañía daba muestras de fatiga, como si hubiese pasado por muchas pruebas y conflictos. Parecía como si el sol acabara de levantarse detrás de una nube y brillara sobre sus rostros, dándoles aire de triunfo, cual si estuvieran próximos a ganar la victoria". Primeros Escritos pag. 263
¡Casi todo el mundo en poder del maligno! ¡Qué pensamiento terrible! Asusta más que cualquier tren fantasma.
¿Cuáles son algunos de esos engaños?
Jesús advirtió en su sermón profético de Mateo 24 que habría una obra de engaño (versículos 4, 11, 23-26). El mayor de todos estos engaños es hoy el espiritismo, derivado de la falsa doctrina de la inmortalidad del alma. A través de sus múltiples manifestaciones contribuye a la perdición de millones. Ya en el Edén el diablo  engaño a nuestros primeros padres con la idea de que no morirían, y todavía la gente lo sigue creyendo. (ver obra-maestra-del-engano.html)
Lo siguiente ha sido rebajar el relato de la creación a nivel de cuento para niños. Cuando dejamos de lado lo que la Biblia enseña sobre la creación, el paso lógico siguiente es desechar al Creador. De allí a rechazar toda la Revelación hay un corto paso.
El abundante error doctrinal, la falsificación de la gracia y de los dones del espíritu, que forman el vino de Babilonia, sirven de tropiezo a la gente y echan a perder el gusto por el dulce jugo de la verdad.
Así tenemos religión sin comunión, cristianismo sin Cristo y fervor sin entrega; ¿no es esto una tragedia?
El engaño del mundo, la búsqueda de placer y riquezas constituye la perdición de incontables seres humanos, que se hacen esclavos de una ambición que nunca será satisfecha y que los dejará vez tras vez en un vacío sin remedio.
Podría seguir, pero estoy seguro que el lector puede sin dificultad hacer su propia lista...
Me gustaría ahora enfocarme en los que no se han subido al tren. Los que forman esa "pequeña compañía" ¿Cómo lo lograron? ¿Cómo escaparon de la influencia de engaños tan poderosos?
Engaños que vienen del "inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia". 2º Tesalonicenses 2:9-12
La respuesta está allí mismo: "Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra". (versículos 13-15).
Recordemos que Dios mismo nos llama a formar parte de su familia. Él nos eligió, nos salvó y nos santificó por medio de la verdad. Cristo llega a ser nuestro modelo y nuestro blanco.
Así como abandonar la verdad lleva a la perdición, recordar nuestra filiación nos lleva a "perfeccionar la santidad en el temor de Dios".
La cita siguiente es fuente de ánimo e inspiración para todo creyente: "Pero la adopción en la familia de Dios nos hace hijos y no esclavos. Cuando el amor de Cristo entra en el corazón, nos esforzamos por imitar el carácter de Cristo... Mientras más estudiamos la vida de Cristo dispuestos a obedecer, más semejantes a Cristo nos volvemos. El Espíritu Santo infunde claro entendimiento en el corazón de cada verdadero hacedor de la Palabra. Mientras más crucificamos las prácticas egoístas impartiendo nuestras bendiciones a otros y ejerciendo nuestras facultades recibidas de Dios, más se fortalecerán las gracias celestiales y aumentarán en nosotros. Creceremos en espiritualidad, en paciencia, en fortaleza, en humildad, en delicadeza... Los carros en un tren no sólo están conectados a la locomotora; recorren la misma vía. ¿A quién estamos siguiendo?" Dios nos cuida Página 139
¿A qué tren te has subido?

EL TRATO DE DIOS CON ISRAEL III

Cuando no podemos ver la mano de Dios en medio de las desgracias y males de este mundo, cuando la violencia y la maldad alcanzan nuevos límites, cuando parece que el Señor abandonó la escena en manos de los demonios y todo está mal; es entonces cuando conviene repasar la manera en que él guia a su pueblo. Porque su trato con sus hijos es siempre el mismo y las lecciones de ayer son válidas también para hoy.
En las entradas anteriores consideramos la fidelidad divina y la infidelidad de sus hijos repasadas en el canto de Deuteronomio 32 y los interrogantes que surgen del mismo. Ahora veamos el resto del poema:
"De la Roca que te creó te olvidaste; te has olvidado de Dios tu creador.
Y lo vio Jehová, y se encendió en ira por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas.
Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro, veré cuál será su fin;
porque son una generación perversa, hijos infieles.
Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios; me provocaron a ira con sus ídolos;
Yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo,
los provocaré a ira con una nación insensata.
Porque fuego se ha encendido en mi ira, y arderá hasta las profundidades del Seol...
Yo había dicho que los esparciría lejos, que haría cesar de entre los hombres la memoria de ellos,
De no haber temido la provocación del enemigo, no sea que se envanezcan sus adversarios,
No sea que digan: Nuestra mano poderosa ha hecho todo esto, y no Jehová.
Porque son nación privada de consejos, y no hay en ellos entendimiento.
¡Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto, y se dieran cuenta del fin que les espera!
¿Cómo podría perseguir uno a mil, y dos hacer huir a diez mil,
Si su Roca no los hubiese vendido, y Jehová no los hubiera entregado?
Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca, y aun nuestros enemigos son de ello jueces...
Porque Jehová juzgará a su pueblo, y por amor de sus siervos se arrepentirá,
Cuando viere que la fuerza pereció, y que no queda ni siervo ni libre. Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano...
Alabad, naciones, a su pueblo, porque él vengará la sangre de sus siervos, y tomará venganza de sus enemigos, y hará expiación por la tierra de su pueblo".
Deuteronomio 31:18-43
Nos quedan aún dos preguntas sin responder:
  • ¿Dios procede con ánimo vengativo?
  • ¿Qué significa que "esconde su rostro" de nosotros?
El Señor es diferente del ser humano pecador. A nosotros nos encanta decir frases como: -"te lo dije"- ; o -"tu te la buscaste, ahora aguanta las consecuencias"-.
Pero Dios, que nos ama con un amor imposible de expresar con palabras, no quiere la ruina y la destrucción de aquellos por los que pagó tan alto precio en la sangre de Cristo Jesús. Anhela que nos volvamos de nuestros malos caminos; diciendo: "¡Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto, y se dieran cuenta del fin que les espera!"
No obstante, no permanece impasible ante el mal. Tomará venganza contra él. Solamente que en esas ocasiones vela su presencia para que las tinieblas contrasten claramente con su luz. Con infinita paciencia se "demora" en la retribución para dar lugar al arrepentimiento (ver 2º Pedro 3:9), pareciendo que no actúa, pero vigilando el progreso del mal para ponerle coto. Esto se ve en el clamor de las almas simbólicas bajo el altar en el quinto sello de la profecía del Apocalipsis que "clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos". Apocalipsis 6:10,11
El canto finaliza con la promesa de la intervención sagrada para rescatar a su pueblo y otorgarle nuevamente su gracia. El pecador será redimido pero el pecado no quedará impune.
Alabemos al Señor por su carácter misericordioso y paciente, que no tiene en cuenta nuestras infidelidades, que se halla listo para perdonar, rescatar y otorgar su favor a sus hijos desleales cuando se arrepienten. Ninguna otra cosa puede proporcionar mayor esperanza que tal disposición de nuestro amoroso Padre Celestial.
Prestemos atención a las lecciones de la historia sagrada, los que queremos pasar el Jordán para entrar en la Canaán Celestial: "Vino Moisés y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él y Josué hijo de Nun. Y acabó Moisés de recitar todas estas palabras a todo Israel; y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley. Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella". Deuteronomio 32:44-47

EL TRATO DE DIOS CON ISRAEL II

No hay en ningún himnario cristiano un himno de esta clase...
Tampoco tendría éxito, no estaría primero en ventas, ni se incluiría jamás alguno que tuviera como tema las flaquezas humanas, la apostasía y la ingratitud de las criaturas con su Creador.
¿Quién cantaría algo así como: "¿Así pagáis a Jehová, pueblo loco e ignorante?", no les parece?
En un extenso poema que Moisés debía enseñar a los hijos de Israel se revela la manera en que Dios procede con su pueblo. Se evidencian en él, tanto su justicia como su misericordia en la forma en que condujo a su pueblo a través de los tiempos.
"Escuchad, cielos, y hablaré; y oiga la tierra los dichos de mi boca.
Goteará como la lluvia mi enseñanza; destilará como el rocío mi razonamiento;
Como la llovizna sobre la grama, y como las gotas sobre la hierba;
Porque el nombre de Jehová proclamaré. Engrandeced a nuestro Dios.
El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud;
Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; es justo y recto.
La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha, Generación torcida y perversa.
¿Así pagáis a Jehová, pueblo loco e ignorante? ¿No es él tu padre que te creó? El te hizo y te estableció.
Acuérdate de los tiempos antiguos, considera los años de muchas generaciones;
Pregunta a tu padre, y él te declarará; a tus ancianos, y ellos te dirán.
Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones, cuando hizo dividir a los hijos de los hombres,
Estableció los límites de los pueblos según el número de los hijos de Israel.
Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob la heredad que le tocó.
Le halló en tierra de desierto, y en yermo de horrible soledad;
Lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo.
Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos,
Extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas,
Jehová solo le guió, y con él no hubo dios extraño.
Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra, y comió los frutos del campo,
E hizo que chupase miel de la peña, y aceite del duro pedernal;
Mantequilla de vacas y leche de ovejas, con grosura de corderos, y carneros de Basán;
también machos cabríos, con lo mejor del trigo; y de la sangre de la uva bebiste vino.
Pero engordó Jesurún, y tiró coces (engordaste, te cubriste de grasa);
Entonces abandonó al Dios que lo hizo, y menospreció la Roca de su salvación.
Le despertaron a celos con los dioses ajenos; lo provocaron a ira con abominaciones.
Sacrificaron a los demonios, y no a Dios; a dioses que no habían conocido,
A nuevos dioses venidos de cerca, que no habían temido vuestros padres.
De la Roca que te creó te olvidaste; te has olvidado de Dios tu creador".
  Deuteronomio 32:1-18
Semejante proceder de parte de quienes fueron rescatados de la opresión nos llena de asombro. Pero los cristianos no lo hemos hecho mejor, por lo tanto este cántico es también para nosotros.
En la entrada anterior proponía algunos interrogantes que se levantan al respecto. Veamos los dos primeros.
1- Si Dios sabía que esto iba a suceder, ¿porqué lo permitió?
Con toda claridad se afirma que la obra de Dios es perfecta, y que si algo salió mal "la corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha".
Al ennumerar las acciones divinas y las bendiciones que proporcionó a Israel, el canto deja en claro por medio de vigorosas figuras del lenguaje, el amoroso trato que brinda a los suyos. Nada que pudiese haber hecho en su favor dejó de hacerse.
Pero al mismo tiempo que este canto exculpa al Señor, enfatiza la responsabilidad humana. Aunque Dios es todopoderoso, no anula la libre elección del ser humano.
Permite que sus criaturas reciban las consecuencias de sus propias acciones para que puedan ver por sí mismas los efectos terribles del pecado; aunque siempre se halla cerca para consolarnos y sanar nuestras heridas.
Los israelitas, sin embargo, al verse en prosperidad lo abandonaron, lo menospreciaron y lo reemplazaron por otros dioses. Esto solo puede calificarse como la más negra ingratitud. No, él no es responsable de las elecciones del hombre ni de las consecuencias de éstas.
2- ¿No tiene él suficiente poder para evitar la apostasía de sus hijos?
La respuesta más sencilla es un enfático sí. Pero en los propósitos divinos no está simplemente evitar el mal (podría haberlo hecho eliminando al Diablo), sino dejarlo sin justificación.
Y esto requiere de un aprendizaje. Al igual que una madre que quiere enseñar a su hijo a comer por su cuenta, que permite que se ensucie, tire y desperdicie la comida (cuando le sería más fácil dársela ella misma), Dios permite el avance del mal pero vigila atentamente el proceso.
Satanás acusó a Dios de injusticia (ver Job 1), y este respondió permitiendo al maligno causar dolor a su siervo; no obstante, siempre le puso límites a su accionar. La Biblia nos da la seguridad de que "no os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar". 1º Corintios 10:13
Recordemos: "la corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha".