Hace poco comentaba con un amigo que tiene excepcionales dones para la música y el canto, acerca de mi incapacidad para acertarle a dos notas musicales seguidas. Es muy frustrante para mí por lo mucho que me agrada cantar. Para mi sorpresa, me respondió que él en cambio, no tenía habilidad para escribir.
Esto me hizo ver que quizá poseía un talento en el que no había reparado. Como todos los talentos, pequeño al principio, pero susceptible de desarrollo. Si no puedo alabarle bien con el canto, me dije, intentaré hacerlo con mis palabras.
Pasó ya un año desde el día que acepté el desafío de escribir y siguiendo el consejo de mi colega Manuel me decidí a comenzar este blog.
Varios pensamientos cruzaron por mi mente: ¿No sería un acto de soberbia de mi parte creerme escritor? ¿Escribiría para agradar a Dios y para ayudar a otros o para agradarme a mí mismo? Por otro lado me planteé si sería capaz de hacerlo; si en verdad tenía algo bueno que aportar con mis escritos.
Finalmente concluí que el peor de los intentos es el que no se concreta y comencé.
"Rebosa mi corazón palabra buena; dirijo al rey mi canto; mi lengua es pluma de escribiente muy ligero". Salmos 45:1
En el texto del salmo citado, el autor desea expresar al Rey sus alabanzas musicales de la mejor manera posible y se compara con un hábil escritor.
De idéntica manera, "rebosa mi corazón palabra buena". Deseo de todo corazón adquirir la capacidad de rendir la sincera alabanza que se merece nuestro buen Dios mediante lo que escribo. Alabarle por amar tanto a pecadores inconstantes como yo, por su gracia que cubre mis pecados, por sus promesas, por la confirmación de mi débil fe, por alentarme en mis momentos más conflictivos, por las incontables muestras de que sigue obrando en mi vida y en la de tantos que buscan su salvación. Y la lista podría seguir, todavía sobran motivos de alabanza.
No creo haberlo conseguido ya ni mucho menos. Pero entiendo que el olvidarse de uno mismo y de buscar la aprobación de los demás, es la clave del verdadero éxito en esta empresa. Aunque agradezco de corazón a quienes me animan en la tarea, enfatizo que solo el Señor es quien merece alabanzas, no el indigno elemento humano.
El paso del tiempo ha definido la temática del blog como un lugar de reflexión sobre la preparación para el glorioso regreso del Señor y es mi propósito que sea también un lugar para gozarnos en su amor y en la certeza de la salvación, que hallarán feliz culminación el día de su venida.
Comparto esta cita con ustedes: "Por largo tiempo hemos aguardado el retorno de nuestro Salvador. Sin embargo, su promesa es segura. Pronto estaremos en nuestro hogar prometido. Allí Jesús nos conducirá junto a la corriente viva que fluye del trono de Dios, y nos explicará las oscuras providencias por las cuales nos condujo en esta tierra a fin de perfeccionar nuestros caracteres. Allí contemplaremos, con clara visión, las hermosuras del Edén restaurado. Arrojando a los pies de nuestro Redentor las coronas que él habrá puesto sobre nuestras cabezas, y pulsando nuestras arpas de oro, llenaremos todo el cielo con alabanzas a Aquel que se sienta en el trono". ¡Maranata: El Señor Viene! pag. 309
Hasta que llegue ese día debemos tener presente a cada paso que en nuestras vidas hay muchas deficiencias, aristas inacabadas y costados ásperos que deben ser pulidos por el Orfebre Celestial para engarzarnos como joyas de su corona.
Hay en mí (y considero que entre el pueblo de Dios también), mucho orgullo, egoísmo, suficiencia propia y amor por lo terrenal que debe ser lavado en la sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Somos Laodicea, a que negarlo; pero debemos dejar de vivir en la tibieza y ser ardientes en nuestra vida y nuestro testimonio. Se lo debemos.
Pero la buena noticia es que a pesar de nuestras fallas e incredulidad, el perseverante amor del Señor conseguirá su propósito redentor en nuestras vidas. Ha empeñado el honor de su nombre en ello. Nadie que de veras lo desee dejará de alcanzar la salvación. De ello y de ninguna otra cosa quiero escribir en esta página; dudo que me alcancen ni el tiempo ni la capacidad para hacerlo.
No necesitamos sin embargo esperar a llegar al cielo para tributarle adoración. Alabemos hoy gozosamente al Creador y Redentor de nuestras vidas.
"Que se escriba esto para las generaciones futuras, y que el pueblo que será creado alabe al Señor". Salmos 102:18 NVI
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