jueves, 1 de diciembre de 2011

LA ETERNIDAD

“Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.” Eclesiastés 3:11
Una de las maravillas europeas que todo turista que se precie debe visitar son sus espectaculares catedrales. Asombra ver esos tan antiguos como sólidos edificios, que inspiran gran reverencia y despiertan el asombro.
Muchos de ellos tardaron siglos en construirse, necesitando de grandes aportes de capital, costosos materiales, e ingente mano de obra (pocas veces voluntaria). Vieron la luz gracias al trabajo de miles de personas durante varias generaciones, hasta alcanzar su forma actual. Sin duda, todos sus arquitectos originales bajaron a la tumba sin ver acabados sus proyectos.
Y aunque sean majestuosas, las catedrales tampoco durarán para siempre.
¿Te animarías a comenzar una obra que sabes que no vas a terminar durante toda tu vida? ¿Emprenderías tal desafío?
El insignificante lapso de nuestra existencia nos obliga a ocuparnos en empresas menores. Hoy casi nadie estaría dispuesto a involucrarse en una obra que fuera a tardar varios siglos en llevarse a cabo; preferimos la inmediatez, con sus pobres resultados.
Pero los creyentes podemos tener otra perspectiva.
Dios dispone de la eternidad; para él, el tiempo no constituye un problema.
Al comienzo y al final de su epístola a Timoteo, Pablo hace referencia a esa cualidad que es única de Dios: “al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios... el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén”. 1ª Timoteo 1:17; 6:15,16
Porque Dios es eterno, tiene también:
  • Un trono eterno. “Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre”. Salmos 45:6
  • Un evangelio eterno. “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo”. Apocalipsis 14:6
  • Un refugio eterno para sus fieles. “El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos”. Deuteronomio 33:27
El vive y vivirá para siempre. El mal que hoy nos atormenta un día pasará, pero él seguirá existiendo. Todo el sufrimiento y el dolor de este mundo, toda su agonía, odio y crueldad son pasajeros, pero Dios perdurará eternamente. El profeta Daniel vio con anticipación el momento en que Cristo, habiendo vencido, recibiría su reino: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”. Daniel 7:13,14
¡Un reino que nunca pasará!
Lo más maravilloso es que ofrece compartir con nosotros, pobres y mortales pecadores, ese reino y esa eternidad.
Cuando decimos el Padrenuestro, rogamos que “venga tu reino”. Nada más adecuado, pues cuando el reino de Dios sea instaurado en la tierra, recibiremos cuerpos inmortales  con los que podremos realizar todas las cosas que se nos ocurran (y las que ahora no se nos ocurren también).
“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos... los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque... cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” 1ª Corintios 15:51-55
No habrá prisas ni plazos de ejecución o vencimiento. Nadie tendrá apuro, ni quedaremos con las ganas de hacer tal o cual cosa. Una vida sin fin en la presencia de nuestro bendito Salvador se extenderá ante nosotros.
Me gustan los párrafos siguientes como conclusión de este artículo:
“Allí intelectos inmortales contemplarán con eterno deleite las maravillas del poder creador, los misterios del amor redentor. Allí no habrá enemigo cruel y engañador para tentar a que se olvide a Dios. Toda facultad será desarrollada, toda capacidad aumentada. La adquisición de conocimientos no cansará la inteligencia ni agotará las energías. Las mayores empresas podrán llevarse a cabo, satisfacerse las aspiraciones más sublimes, realizarse las más encumbradas ambiciones; y sin embargo surgirán nuevas alturas que superar, nuevas maravillas que admirar, nuevas verdades que comprender, nuevos objetos que agucen las facultades del espíritu, del alma y del cuerpo.
Todos los tesoros del universo se ofrecerán al estudio de los redimidos de Dios. Libres de las cadenas de la mortalidad, se lanzan en incansable vuelo hacia los lejanos mundos... Con indescriptible dicha los hijos de la tierra participan del gozo y de la sabiduría de los seres que no cayeron. Comparten los tesoros de conocimientos e inteligencia adquiridos durante siglos y siglos en la contemplación de las obras de Dios. Con visión clara consideran la magnificencia de la creación... El nombre del Creador se encuentra escrito en todas las cosas, desde las más pequeñas hasta las más grandes, y en todas ellas se ostenta la riqueza de su poder.”El Conflicto de los Siglos pag. 677
¿No te entusiasma la eternidad? ¡A mí sí!