martes, 26 de enero de 2010

SEÑOR DEL SÁBADO

Tenía alrededor de quince años cuando comencé a ayudar a mi padre en la sección de venta de repuestos para automotor. Me indicaba el nombre de alguno, su marca y medida y yo debía buscarlo entre desordenadas y confusas pilas en los estantes.
Para mi desgracia, tardaba siglos en encontrar lo que me pedía (si es que lo hallaba), en tanto él iba directamente a un lugar y con un triunfal movimiento del brazo lo exhibía ante mis narices.
Tiempo después de su muerte, llegó Osvaldo a poner fin a mis penas. Con mucha prolijidad y paciencia de monje, nuestro nuevo dependiente ordenó por clases, marcas, medidas y modelos todo lo que había en ese maremágnum de metal y plástico y puso un rótulo debajo de cada uno.
En medio de la confusión y los engaños orquestados por Satanás en los últimos días, el Señor también puso rótulos que permiten identificar la verdad sin error ni pérdida de tiempo.
Esto es cierto especialmente respecto del sábado. Es una clara enseñanza divina que se encuentra en el corazón de los Diez Mandamientos y sin embargo no existe otra doctrina de la Palabra de Dios tan resistida, que sea objeto de mayores controversias, argumentaciones, acusaciones y aun de odio violento.
Se tacha a los guardadores del sábado de engañados, de ser engañadores, de ser literalistas, de fundamentalismo, de legalismo, de fariseísmo o fanatismo, de estrechez de mente, de haraganería, etc.
Casi cada persona que se opone a la vigencia del cuarto mandamiento tiene razones "definitivas" para rechazarlo aunque muy pocas de estas razones concuerdan entre sí. ¿A qué se debe esto?
Ya en los tiempos del ministerio público de Jesús, éste tuvo que enfrentar el mismo espíritu de oposición, aunque por motivos diferentes a los invocados en la actualidad. No se hallaba en cuestión su observancia sino la forma de hacerlo.
"Aconteció en un día de reposo, que pasando Jesús por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y comían, restregándolas con las manos". Lucas 6:1
Era legal en aquellos tiempos que los pobres y hambrientos pudieran tomar algo de los sembrados para su sustento. No había nada de malo en su conducta, pero el problema surgió por que lo hacían en sábado. En la estrecha mente de los que se decían defensores de la ley, el arrancar y restregar eran sinónimo de segar y trillar. Lo que hacían los discípulos era "trabajo".
Su interpretación de la ley se volvió superior a la ley misma y a su espíritu. Convirtieron un día de descanso en un espacio de 24 horas plagados de restricciones de su propia invención.
La intervención de Cristo en favor de sus discípulos es reveladora en cuanto a cómo considera Dios ese día: "Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo. Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes? ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo". mateo 12:2-8
"También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo". Marcos 2:27
Extraigo del texto cinco principios respecto del sábado:
  1. Los panes de la proposición - Nada es santo por si mismo y en si mismo; solo Dios es santo y santificador de lo que se halla en su presencia. No debemos caer en el error de que por el mero hecho de guardar el sábado tenemos algún mérito o bendición especial. No se trata del día sino del objeto del día.
  2. Los sacerdotes trabajaban el sábado - Hay excepciones al descanso sabático delimitados ya sea por una apremiante necesidad humana o por el servicio debido al Señor. Es lícito, dijo él, hacer el bien el sábado.
  3. No condenar a los inocentes - Principio de misericordia escaso en los tiempos de Cristo y en los nuestros. Nada hay más ajeno a la ley ni más revelador del espíritu del Adversario de las almas, que condenar al prójimo con dureza, apartándose del amor y del propósito de restaurar al descarriado.
  4. Señor del día de reposo - Jesús proclamó la soberanía divina sobre este día. Le pertenece. En las formulaciones de los 10 Mandamientos dados en la Biblia se dan dos razones para su observancia:
      • Es un recordatorio de la creación (Éxodo 20)
      • Es un anticipo de la liberación del pecado (Deuteronomio 5)
  5. Hecho por causa del hombre - Como todo lo que hace el Señor, tiene un objetivo espiritual y un propósito práctico. Ni Adán y Eva ni mucho menos Dios se hallaban cansados en el sexto día de la creación, no obstante les ordenó descansar como ejemplo para las generaciones venideras.
Iré desarrollando los cinco principios mencionados en sentido inverso en esta y las siguientes entradas:
Hecho por causa del hombre: Si en el estado edénico el ser humano necesitaba reposo, ¡cuánto más se lo necesita hoy! El pecado, la culpa, la inseguridad, el miedo, el estrés y muchos otros males minan nuestras energías y nos hacen perder nuestra paz y nuestra relación con Dios.
También se constituye en reposo para nuestra natural tendencia a obrar nuestra propia salvación, para que podamos descansar con la fe puesta en la seguridad de su amor y en su perdón.
En el albor de los tiempos, cuando no existían judíos, griegos, americanos o europeos (recuerden, fue por causa del hombre), que Dios, previendo las necesidades de sus criaturas, puso sobre un día a la semana su bendición y lo santificó (Génesis 2:1-3).
Nadie sabe por qué, pero la fisiología humana funciona en ciclos de 7 días. Vanos fueron los intentos de remplazar el ciclo hebdomadario (semanal) por parte de la Francia atea de la Revolución Francesa o los bolcheviques rusos. Fuimos diseñados para seis días de trabajo y uno de descanso. Tanto es así que en las diferentes culturas existen diferentes calendarios y formas de medir el tiempo, pero en todas, incluso en las no cristianas, existe la semana de siete días.
El sábado es un día de bendición. Dios lo bendijo. Es un día de santificación. Él lo santificó. Es un día de reposo. Lo instituyó con su ejemplo.
¿Por qué un día? Porque así lo dispuso.
¿Por qué ese día? Porque él lo eligió.
No puede ser reemplazado ni menospreciado. No sin peligro de nuestras almas. Si un padre pide a su hijo que le traiga pan, ¿le dará lo mismo que le traiga jabón? De la misma forma, la obediencia a sus mandamientos se constituye en prueba de amor y lealtad al Señor (ver Juan 14:15).
Necesitamos ese día. Necesitamos Su día. Lo diseño para nosotros, para nuestro bienestar y felicidad; bueno en gran manera (Génesis 1:31), como todo lo que nuestro maravilloso Creador hace.
Pero no es un día de descanso simplemente. Su propósito último, desde  la creación hasta hoy es que entremos en intima comunión con Él durante sus horas; comunión que se interrumpió un triste día en el Edén cuando "oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día" buscando su compañía (Génesis 3:8).
Señor del día de reposo: Jesús se autoproclamó Señor del sábado como reafirmación de su divinidad, lo que ofendió terriblemente a sus opositores. No ha dejado de serlo. A él le pertenecen la lealtad y la honra y la gloria por todos los siglos. Como Dios no cambia, sus propósitos para los seres humanos tampoco han cambiado y el espera bendecirnos en ese espacio de tiempo que apartó.
Si consideramos el asunto con sinceridad de corazón, es una cuestión de pertenencia. Somos suyos por creación y por redención. Cristo pagó con su sangre el derecho de posesión que locamente vendimos a Satanás. Al apartar el sábado para la adoración al Creador y Redentor de nuestras almas, mostramos al mundo (y a nosotros mismos) a quién pertenecemos.
Recuperemos ese día. Nos hace falta.

viernes, 22 de enero de 2010

DOBLE CIUDADANÍA


Vivo en una provincia fronteriza, y se puede escuchar allí a la gente hablar dos idiomas entremezclados, el castellano y el guaraní. La mayor parte de la gente tiene dos culturas que coexisten y armonizan. Esto se ve en casi todos los detalles. Las comidas típicas formoseñas incluyen platos como la "chipa" y la "sopa paraguaya" (que no es para nada una sopa). Es además frecuente usar en los negocios del lugar dos monedas, la argentina y la paraguaya.
En la vida cristiana, también podemos encontrar muchas personas que viven con características duales; habitan en la frontera entre el bien y el mal, vive en el límite entre el pecado y la santidad. Hablan dos idiomas, tienen dos culturas, se visten un poco como cristianos y un poco como el mundo, comen como los de aquí y algo del otro lado; en su trato con los demás, sus costumbres y sus pensamientos reflejan esa ambivalencia.
¿Somos nosotros ciudadanos de dos mundos? Positivamente no.
"Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo". Filipenses 3:20
"Los hijos de Dios, el verdadero Israel, aunque dispersados entre todas las naciones, no son sino advenedizos en la tierra, y su ciudadanía está en los cielos".-PP 475.
En tiempos de paz no hay nada de malo en tener doble nacionalidad, pero en tiempos de guerra debemos optar por una o por otra, a riesgo de perder la vida. Lo mismo sucede en el plano espiritual. No podemos estar bien con Dios y con el Diablo, tenemos que elegir bando en el conflicto secular entre el bien y el mal. Nos va la vida en lo que elijamos.
¿De qué modo optamos por la ciudadanía celestial?
No hace falta que elijamos a Satanás para enrolarnos en sus filas. Basta con descuidar nuestra diaria comunión con el Señor para optar por el bando contrario. Necesitamos unirnos al pueblo de Dios bajo la bandera del Señor resucitado y apartarnos del enemigo.
"La condición para ser recibidos en la familia del Señor es salir del mundo, separarse de todas sus influencias contaminadoras. El pueblo de Dios no debe tener vinculación alguna con la idolatría bajo cualquiera de sus formas. Ha de alcanzar una norma más elevada. Debemos distinguirnos del mundo, y entonces Dios dirá: "Os recibiré como miembros de mi familia real, hijos del Rey celestial". Como creyentes en la verdad debemos diferenciarnos en nuestras prácticas del pecado y los pecadores... Debiéramos comprender más claramente el valor de las promesas que Dios nos ha hecho, y apreciar más profundamente el honor que nos ha dado. Dios no puede dispensar mayor honor a los mortales que el de adoptarlos en su familia, dándoles el privilegio de llamarlo Padre. No hay ninguna degradación en llegar a ser hijos de Dios".-FE 481.
El amor divino nos llama a no vivir con doble ciudadanía. Hay que elegir un lado por el cual jugarse.
Nuestra elección por el mundo no requiere decisiones firmes, solamente alcanza con ser descuidados e indiferentes.
Cuando hemos elegido luchar por el Señor en cambio, la tarea no ha finalizado ni mucho menos. Se requiere una completa y permanente consagración. Es una tarea diaria, personal e indelegable que continuará hasta el fin de nuestras vidas.
"Somos extranjeros y peregrinos en este mundo. Hemos de esperar, velar, orar y trabajar. Toda la mente, toda el alma, todo el corazón y toda la fuerza han sido comprados por la sangre del Hijo de Dios... Si nuestros corazones están unidos con el corazón de Cristo, tendremos un deseo muy intenso de ser vestidos de su justicia. Nada se colocará sobre la persona para atraer la atención, o para crear polémica. ¡Cristianismo: cuántos hay que no saben lo que es! No es algo que nos ponemos encima en forma externa. Es una vida infundida dentro de nosotros por la vida de Jesús. Significa que estamos usando el manto de la justicia de Cristo".-TM 127, 128.
Mi abuelo Pedro había nacido en Alemania y ya adulto emigró a la Argentina. Cuando tenía casi 90 años anunció gozoso que se había nacionalizado argentino y yo no entendía el porqué de esa decisión.
Me dijo que la mayor parte de sus seres queridos habían muerto en las muchas guerras en que participaron los alemanes, en cambio a su país adoptivo le debía todo lo que era y tenía, por lo que consideraba un honor formar parte de él.
Ahora, a la distancia, lo entiendo. Él eligió.
¿Es un honor para tí ser ciudadano del Reino de los Cielos?

TITULOS DE CRISTO EN APOCALIPSIS 1-3




Visión de CRISTO EN Apoc. 1


APOCALIPSIS 2,3


SIGNIFICADO


Vers. 13 y 16


El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro

Jesús camina en medio de su pueblo y controla su destino


Vers. 17,18


El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió

No debemos temer ni si quiera a la muerte si Él nos cuida


Vers. 16


El que tiene la espada aguda de dos filos

La palabra de Dios encarnada (Hebreos 4:12)

Vers. 14,15

El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido

Ojos como... Posee una visión íntima y total de cada uno de nosotros

Vers. 16 y Apoc. 4:5

El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas

Siete espíritus:representa la totalidad del poder del Espíritu
Siete estrellas: las 7 iglesias

Isaías 22:22

El Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre

Santo y Verdadero:no se menciona en otra parte
Llave de David:abre el reino mesiánico de Cristo a los fieles

Vers. 5, Prov. 8.22

El Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios
Amén: no se menciona en otra parte
Testigo Fiel: el es la Verdad
Principio... Él es el Creador


ALABANZAS EN EL CIELO


En este cuadro aparecen siete alabanzas en el Apocalipsis que van sumando progresivamente adoradores y motivos de alabanza, mientras se desarrolla el plan de la redención. Comienza con el Dios creador del Génesis y finaliza con la alabanza universal en la segunda venida de Cristo.

TEXTO


ADORADORES


MOTIVO DE ALABANZA

  • Apocalipsis 4:4-11
Los 4 seres vivientes y los 24 ancianos que están alrededor del trono

Dios es el único y poderoso Creador

  • Apocalipsis 5:8-14
Los 4 seres vivientes, los 24 ancianos, los ángeles, todo lo creado

Mediante la sangre del Cordero tenemos redención.
Hechos reyes y sacerdotes
  • Apocalipsis 7:9-14
Los 4 seres vivientes, los 24 ancianos, los ángeles y la gran multitud vestida de ropas blancas
Gratitud a Dios y al Cordero  por la salvación
  • Apocalipsis 11:15-19
Voces en el cielo. Los 24 ancianos
Dios reina. Trae el galardón para los justos y juzga a los reinos del mundo

  • Apocalipsis 14:1-5
Los 144.000 redimidos
Canto de su experiencia. Aparecen sin mancha ante el trono de Dios

  • Apocalipsis 15:2-4
Los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen
Alabanza por la sus justos juicios y por la victoria final. Cántico de Moisés y del Cordero

  • Apocalipsis 19:1-8
Los 4 seres vivientes, los 24 ancianos, los ángeles, una voz del cielo y una gran multitud

Dios Todopoderoso reina. Llegaron las bodas del Cordero

miércoles, 20 de enero de 2010

ESPERANDO CORRECTAMENTE


¿Cuánto quiere esperar una novia para casarse? ¿Cuánto tiempo esperaría un trabajador por su sueldo? ¿Y cuánto tiempo quiere esperar un niño para recibir su regalo ?
Entre todas las respuestas posibles, con toda seguridad ninguno de ellos quisiera esperar dos mil años para ver cumplirse su expectativa.
No es propio de los seres humanos el tener paciencia para esperar. Los tiempos de nuestra civilización occidental son vertiginosos y buscamos que todo se haga rápidamente. Tanto es así que se ha formado toda una cultura "express", donde todo se resuelve, se compra, se consume o se come en el menor tiempo posible.
Los cristianos somos llamados a esperar el regreso de nuestro Salvador, pero la espera no ha sido breve. Lleva ya veinte siglos. Y muchos, creyentes o no, se plantean si vale la pena seguir esperando. Pero hay virtud en esperar correctamente.
El poeta R. Kipling lo expresó así en su poesía: "si puedes esperar y no sentirte cansado con la espera..." (ver entrada en poesía Si...)
La pregunta que sigue a la anterior afirmación es que, si hay una forma de esperar correctamente... ¿hay formas incorrectas de esperar?
Pablo en su primera carta a los creyentes en Tesalónica les habló de la esperanza de la resurrección y de la venida de Cristo incluyéndose entre los que estarían vivos al momento de su regreso. ¡Jesús volvería pronto!
Pero en su segunda epístola se encarga de enfriar los ánimos diciendo: "Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca". 2ª Tesalonicenses 2:1,2
¿A qué se debió el cambio?
A que los creyentes habían comprendido mal sus palabras y fueron usadas como excusa por algunos fanáticos para vivir esperando ese gran día de manera desordenada y ociosa (ver 2ª Tesalonicenses 3:6-12). Pone el acento entonces en la manera correcta de aguardar su regreso, viviendo vidas productivas y laboriosas sin abandonar la espera.
El consejo también es para nosotros, los creyentes de los últimos tiempos.
Hay al menos cuatro peligros de los que debemos guardarnos los que estamos esperando su segundo advenimiento:
  • Especular: No debemos perder nuestro tiempo en vanas conjeturas sobre tiempos futuros, que solo tienen como resultado el descuido de los deberes del presente. Nos corresponde vivir una vida de intensa actividad que este sin embargo sustentada por la oración, el estudio de la Palabra y la meditación.
  • Poner fechas: Porque contar y calcular presuntas nuevas fechas proféticas nos llevaría directo al fanatismo y a vivir en una religión basada en el temor.
  • Buscar señales: La excitación pasajera no produce buenos creyentes; tampoco el sensacionalismo, ni los milagros, ni lo novedoso deben constituirse en la base de nuestra fe.
  • Caer en la indolencia: La pereza, los celos, la envidia y las contiendas son su seguro resultado. Como los cristianos de Tesalónica o el siervo de la parábola, podemos decir por palabras y/o acciones: "mi señor se tarda en venir".
Pero...¿Acaso mintió Jesús? ¿No dijo que vendría pronto?
No, el Señor no miente. El tiempo de su advenimiento es presentado siempre en las Sagradas Escrituras como muy corto (Ver por ejemplo Apocalipsis 22:6,7,10,12,22).
Esto es cierto en primer lugar debido a la brevedad de nuestra vida.
En segundo lugar porque las dificultades que esperaban a los primeros discípulos acortarían los plazos de preparación: "Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa". 1ª Corintios 7:29-31
Finalmente, el sentido de urgencia nos es necesario en todo tiempo para que no descuidemos la gran comisión de preparar un pueblo para su venida.
No perdamos además el sentido de expectativa, esperando con toda confianza el momento de recibir nuestra recompensa, como dijo el apóstol: "Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida". 2 Timoteo 4:8
Esperemos en Dios correctamente.
Digamos hoy con el salmista:
De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo.
Señor, oye mi voz;
Estén atentos tus oídos
A la voz de mi súplica.
JAH, si mirares a los pecados,
¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse?
Pero en ti hay perdón,
Para que seas reverenciado.
Esperé yo a Jehová, esperó mi alma;
En su palabra he esperado.
Mi alma espera a Jehová
Más que los centinelas a la mañana,
Más que los vigilantes a la mañana.
Espere Israel a Jehová,
Porque en Jehová hay misericordia,
Y abundante redención con él;
Y él redimirá a Israel
De todos sus pecados.
Salmos 130

martes, 19 de enero de 2010

¿DARÍAS TU VIDA POR ÉL?


¿Es malo tener confianza propia?
Una de las acusaciones que los no creyentes vierten sobre los cristianos es que la idea misma de nuestra fe está en rebajarnos a nosotros mismos. Los mentores de la autoayuda proclaman: "tú puedes" y toda una generación enseña hoy a sus hijos que pueden ser lo que desean con solo proponérselo.
Es bueno creer en nosotros mismos, confiar en nuestros dones y desarrollar nuestro potencial, - a esto se le llama autoestima- puesto que de esa manera progresaremos en la vida. Pero lo que sucede es que con demasiada frecuencia (por decir poco) no conocemos realmente lo que somos o podemos hacer.
Tanto podemos subestimarnos, negando nuestro valor como hijos de Dios, como creer que podemos alcanzar el éxito en nuestra vida sin necesidad de Su ayuda. 
La experiencia de la negación de Pedro puede ayudarnos a colocar este tema en la perspectiva adecuada.
Veamos los relatos paralelos de los evangelios:
  1. "Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas... Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo". Mateo 26:31-35
  2. "Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. El le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte". Lucas 22:31-33
  3. "Entonces Jesús les dijo: Todos os escandalizaréis de mí esta noche...Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen, yo no... Mas él con mayor insistencia decía: Si me fuere necesario morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo". Marcos 14:27-31  
  4. "Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti. Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: no cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces". Juan 13:37, 38
Conocemos el resto de la historia y el lamentable y completo fracaso del temerario discípulo. ¿A dónde fueron a parar sus valientes palabras cuando estaba en el patio del sumo sacerdote?
Las enfáticas afirmaciones de Pedro (y del resto de los discípulos, a no olvidarlo), abarcaban cuatro áreas invaluables de la experiencia cristiana:
  • Compromiso: Yo no me avergonzaré de tí.
  • Fidelidad:Confesaré tu nombre hasta la muerte.
  • Perseverancia: Estoy dispuesto a ir a la cárcel y a la muerte.
  • Abnegación: Mi vida pondré por  tí.
Sus palabras (verdaderamente proféticas) fueron pronunciadas con una convicción nacida de la autosuficiencia, pero sus buenas intenciones estaban empañadas por el orgullo y la confianza propia, y velaban al monstruo de la negación y la cobardía que estaba al acecho en su interior.
Elena de White comenta: "Cuando Pedro dijo que seguiría a su Señor a la cárcel y a la muerte, cada palabra era sincera; pero no se conocía a sí mismo. Ocultos en su corazón estaban los malos elementos que las circunstancias iban a hacer brotar a la vida. A menos que se le hiciese conocer su peligro, esos elementos provocarían su ruina eterna. El Salvador veía en él un amor propio y una seguridad que superarían aún su amor por Cristo. En su experiencia se habían revelado muchas flaquezas, mucho pecado que no habla sido amortiguado, mucha negligencia de espíritu, un temperamento no santificado y temeridad para exponerse a la tentación. La solemne amonestación de Cristo fue una invitación a escudriñar su corazón. Pedro necesitaba desconfiar de si mismo y tener una fe más profunda en Cristo. Si hubiese recibido con humildad la amonestación, habría suplicado al pastor del rebaño que guardase su oveja... Pedro sintió que se desconfiaba de él, y pensó que ello era cruel. Ya se escandalizaba, y se volvió más persistente en su confianza propia". El Deseado de Todas las Gentes pag. 673
Muchos hay hoy, que al serles revelada alguna debilidad en su vida espiritual, se defienden diciendo:
"Aunque no vaya yo a la iglesia, eso no me apartará de mi fe". "Un par de adornos o un poco de color aquí o allá, tales compañías o esta música no me apartarán de Dios". "Tomar un poco de esto o de aquello no me va a hacer renegar de lo que creo". "Los demás sí, pero yo no; no soy como los otros"...
Y así por el estilo, recorremos el camino de Pedro, desconociendo lo que hay en nuestro propio corazón y dándole armas al enemigo para que nos destruya.
La Escritura afirma que: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" Jeremías 17:9
Roguemos al Padre en nombre de Jesús que nos conceda la humildad necesaria para caer a sus pies reconociendo nuestras debilidades y pidiéndole ayuda para no fracasar en la ya cercana y decisiva "hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero para probar a los que moran sobre la tierra" Apocalipsis 3:10.
Si Jesús te hiciera hoy la pregunta: ¿Tu vida pondrás por mí?
¿Cómo responderías?

lunes, 18 de enero de 2010

A BUEN PUERTO



De adolescente (y aún hoy) mi pasatiempo favorito era la lectura, hábito que casi se ha perdido en la actualidad. Varias décadas atrás, cuando apenas se veían uno o dos canales de televisión en nuestra ciudad, mi imaginación volaba con las extraordinarias aventuras escritas por Julio Verne, Emilio Salgari y otros autores clásicos. Las aventuras en tierras desconocidas, los viajes por mar, y las historias de piratas fueron llenando mi mente, tanto que el vocabulario náutico llegó a ser muy familiar para mí.
Babor y estribor, proa y popa, sotavento y barlovento, jarcias, aparejos y esquife, eran palabras que me resultaban muy conocidas sin haber viajado jamás por mar.
La historia que se registra en el capítulo 27 del libro de Hechos abunda en dichos términos, pues describe el viaje marítimo de Pablo hacia Roma en carácter de prisionero. El viaje por mar era siempre peligroso en aquellos endebles barcos de vela,  y las circunstancias que pasarían lo convertirían en un peligro mayor aún.
Lucas narra en forma muy interesante esta historia, pero su valor no se agota en lo ameno, sino que, como toda historia bíblica tiene aplicaciones personales muy relevantes para todos los hijos de Dios que son llamados a ser sus testigos ante el mundo.
Quiero resaltar aquí tres intervenciones del apóstol que fueron determinantes para la salvación de todos los que viajaban con él.
Cuando pasaron la isla de Creta, se encontraron con vientos contrarios, que fueron convirtiéndose luego en una tempestad violenta. Por una parte corrían peligro de encallar en los bancos de arena de la Sirte o dar en las costas rocosas del otro lado.
Con sentido común y bajo la influencia del Espíritu, que era una constante en su vida, les dijo a los que comandaban la nave: "Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba, diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas. Pero el centurión daba más crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía" (vs. 9-11).
¿A quién haces caso...?
En el terreno espiritual es de lo más frecuente ver cómo las personas desprecian las reiteradas advertencias divinas dadas para salvarlos. Se confía en la experiencia, en lo habitual, en lo más cómodo, en nuestras inclinaciones; en cualquier cosa menos en la voz de Dios que nos habla en su Palabra y a través de sus siervos. La mayoría prefiere tontamente sacrificarlo todo en el altar del egoísmo y edificar sobre la arena de la incertidumbre el fundamento de sus vidas.
Debemos prestar oídos al mensaje de salvación porque si no lo hacemos el resultado será una pérdida segura.
Cuando la tormenta arreciaba y el desastre era inminente, volvió otra vez a dirigirse a los que estaban con él:
"Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído... Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho. Con todo, es necesario que demos en alguna isla". (vs. 21-26)
¡Qué necesario es que se alcen las voces de los siervos de Dios en medio del vendaval de este mundo!
Me encanta la presentación que hace Pablo de su Dios "de quien soy y a quien sirvo"... ¡Ojalá fuéramos más conscientes de la relación que debemos mantener con el Señor!
Somos suyos por creación y por redención. Le pertenecemos por la virtud de su sangre derramada en el Calvario. Ninguna cosa es superior a ella; nada nos debe hacer perder de vista esta sublime verdad.
La siguiente reflexión que encuentro en el texto es que sus oraciones recibieron respuesta. No estaba orando por su propia seguridad, sino por todos los  que estaban en la nave y Dios le confirmó, tanto que llevaría a cabo su propósito de enviarlo a Roma, como que le concedería las almas por las que pedía.
Asediemos continuamente el trono de la Deidad con nuestros pedidos por la salvación de las almas, con la seguridad de que nuestra intercesión no será desatendida.
Por otra parte, aunque la salvación es gratuita, nos toca ineludiblemente hacer nuestra parte. Como los marineros del relato, a pesar de que recibieron la promesa del cuidado divino, debían esforzarse por llegar al amparo de la tierra. También a nosotros nos toca orar, estudiar profundamente la Palabra y predicar a otros la salvación, como lo expresó Pablo: "Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, "ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor" Filipenses 2:12
Finalmente, en su tercera intervención, el ilustre prisionero deja sentados tres principios importantes:
Entonces los marineros procuraron huir de la nave, y echando el esquife al mar, aparentaban como que querían largar las anclas de proa. Pero Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podéis salvaros. Entonces los soldados cortaron las amarras del esquife y lo dejaron perderse. Cuando comenzó a amanecer, Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Este es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada. Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá. Y habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer. Entonces todos, teniendo ya mejor ánimo, comieron también. Y éramos todas las personas en la nave doscientas setenta y seis.  Ya satisfechos, aligeraron la nave, echando el trigo al mar (vs. 30-38).
1- No debemos descuidar la salvación de los demás. O nos salvamos juntos o peligra nuestra  propia salvación. La unidad de la iglesia debe ser mantenida a toda costa, pues si dejamos que alguien "abandone el barco" sin hacer nada, muchas almas se desanimarán e incluso se perderán por la influencia de aquel que se fue.
2- El cristiano no debe hablar de derrota ni de desánimo. Tenemos que animar e inspirar fe a los que están en peligro de muerte por sus pecados, hundiéndose en la depresión y la angustia
3- La importancia de dar el ejemplo es el tercer y determinante asunto aquí. No se conformó Pablo con un buen discurso. A la vista de todos, mostró con sus acciones que creía en el mensaje de salvación que le fue dado en sueños, y que les estaba expresando.
Alguien dijo: "tus actos hacen tanto ruido que no me dejan oír tus palabras".
El dicho es verdadero, porque la reputación de muchos cristianos - y del cristianismo- sufre pérdida por no demostrar en los hechos lo que dicen con sus palabras. El mundo necesita no tanto escuchar, como ver a hijos de Dios consecuentes en palabra y obra.
En la magna tarea de anunciar el evangelio, el Señor nos hace responsables de nuestros compañeros de viaje. Hay muchas otras lecciones que pueden extraerse aquí; pero si queremos llegar a buen puerto, recordemos las lecciones de este capítulo elevando nuestra voz en alerta por los escollos del camino, comprometiéndonos con toda fidelidad en la salvación de los perdidos y dando el ejemplo de una vida rendida a los pies del Rey de Reyes.
Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?  2ª Corintios 2:14-16

"Señor, hazme un instrumento de tu paz;


"Señor, hazme un instrumento de tu paz;
donde haya odio, ponga amor;
donde haya ofensa, perdón;
donde hay duda, fe;
donde hay desesperanza, esperanza;
donde hay tinieblas, luz;
                               donde hay tristeza, alegría.
                               Oh, Divino Maestro,
                               que no busque yo tanto
                               ser consolado como consolar;
                               ser comprendido como comprender;
                               ser amado como amar;
                               porque dando se recibe,
                               perdonando se es perdonado,
                              y muriendo a sí mismos se nace a la vida eterna".

Francisco de Asís

viernes, 15 de enero de 2010

SOLO EL SATISFACE

El Señor ha llenado este mundo de cosas buenas y agradables. Podemos hallar siempre renovadas fuentes de alegría, recreación y plena satisfacción en la contemplación de la naturaleza, que es el susurro de Dios en nuestros oídos.
En las relaciones de familia y con nuestros amigos podemos encontrar gozo, comunión, apoyo y consuelo en las luchas cotidianas.
En la franca y cristalina risa de un niño. En una sencilla comida compartida con amor. En un paseo a solas. En nuestra mascota que nos muestra amor incondicional. En la lectura de un buen libro. En la gloriosa intimidad de dos que se aman.
La lista podría continuar indefinidamente. Nuestro amante y bondadoso Dios quiere que seamos felices.
Sin embargo, desde que el pecado plantó su estandarte en este mundo, los motivos de dolor, tristeza y sufrimiento se han multiplicado a tal grado que empañan casi por completo la vida de millones que vagan a tientas por la oscuridad preguntándose si la vida tiene sentido.
La publicidad nos bombardea intentando vendernos productos para nuestro confort o para solucionar nuestros problemas con el recurrente lema: "satisfacción garantizada o le devolvemos su dinero".
Los que los adquieren descubren pronto que los objetos amados pierden interés y tienden a cansarnos con el tiempo o simplemente son remplazados por ansia de otro mejor, que nunca llegará a cubrir nuestras expectativas.
Hay en la Biblia una terrible historia acerca de un hijo de David llamado Amnón que, lleno de un deseo impuro por su media hermana Tamar, urdió un plan para poseerla. Luego de tomarla por la fuerza, sin haber atendido a sus ruegos, la Biblia dice que: "Luego la aborreció Amnón con tan gran aborrecimiento, que el odio con que la aborreció fue mayor que el amor con que la había amado." 2ª Samuel 13:15
Aquello que tanto deseaba llegó a ser objeto de aborrecimiento. El malvado hijo del rey respondió sólo a sus pasiones deseando lo que no podía tener y terminó siendo asesinado por su hermano Absalón.
Así sucede al buscar las cosas del mundo sin tener en cuenta a Dios, cuando nuestros malos deseos son los que rigen nuestra voluntad; no pueden jamás proporcionar satisfacción durable y verdadera. .
Tanto el placer como el dolor son exteriores a nosotros. No los podemos producir por nuestra cuenta. No necesitamos algo efímero, sino plenitud que provenga de una fuente duradera.
¿Cómo alcanzarla?
La respuesta ha sido y será siempre la misma.
Lo único que puede colmar nuestra existencia se encuentra en lo dicho por el salmista:
"Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré;
mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
en tierra seca y árida donde no hay aguas,
para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario.
Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán.
Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos.
Como de meollo y de grosura será saciada mi alma,
y con labios de júbilo te alabará mi boca.
Cuando me acuerde de ti en mi lecho,
cuando medite en ti en las vigilias de la noche.
 Porque has sido mi socorro,
y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
Está mi alma apegada a ti; tu diestra me ha sostenido".

Salmos 63:1-8
Sólo Jesús satisface todo anhelo del alma. Búscalo hoy.

lunes, 11 de enero de 2010

MOVIDOS POR EL ESPÍRITU


"Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel". Lucas 2:25-32
En la reunión de jóvenes de ayer, mi amigo Roberto planteó en base a este texto un interrogante que generó muchos comentarios. La pregunta que quedó en el aire era: ¿Qué significa ser "movido" por el Espíritu"?
Las respuestas fueron varias y debo decir que las que di en esa ocasión me resultaron poco satisfactorias. Este es un asunto que merece atención, y que debemos poder comprender bien, al punto de poder expresarlo claramente.
Nada mejor que ir a la Biblia para comprender correctamente lo que  significa este concepto.
En Romanos capítulo 8, Pablo menciona varias características de los que son guiados por el Espíritu de Dios, de las cuales examinaremos tres:
  1. Son los que están en Cristo, es decir los que han pasado de muerte a vida, han sido perdonados y justificados por él: "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu". (vs. 1)
    Le pertenecen tanto por creación como por redención y han dejado sus propios caminos para seguir obedientemente los caminos del Señor.
  2. "Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él". (vs. 9) No podemos afirmar que somos cristianos y al mismo tiempo dudar de si recibimos el Espíritu Santo cuando creímos. La morada del Consolador en el alma es la señal inequívoca de que somos suyos; es su sello de garantía. Tener el Espíritu es tener a Cristo formándose en nosotros como la esperanza de gloria; es reflejar su imagen, la perfección de su vida en la nuestra.
  3. "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios". (vs. 14) Finalmente, cuando la sagrada persona del Espíritu vive en nosotros, nuestros planes e intereses coincidirán con los suyos; nos resultará natural seguir sus dictados porque estaremos haciendo al mismo tiempo nuestra voluntad y la suya. Implica también que si no permitimos que nos guíe, perderemos su presencia en nuestra vida. El rechazo permanente da lugar a la pérdida permanente.
En la persona del Espíritu, se halla la mayor bendición que el cielo pueda concedernos. No digo que sea lo más importante, puesto que sin la muerte de Cristo en la cruz sería inútil su intercesión para guiarnos al arrepentimiento.
Pero a los efectos de la salvación, Él es quien nos convence, nos guía al arrepentimiento, aplica los méritos de la sangre de Jesús, intercede por nosotros y concede sus frutos en nuestra vida y sus dones a la iglesia.
Esto se ve en la práctica cuando las personas son llamadas a aceptar el amor, el perdón y la justicia de Cristo. Son muchos los que responden, pero son pocos los que pueden permanecer, porque la vida cristiana les resulta "dificil". En realidad no es que sea dificil, sinó que es imposible vivirla sin el Espíritu.
Estar en Cristo significa tener su Espíritu y ser guiados o movidos por él.
¿Es posible? SI.
Enfático, absoluto y categórico SI. Dios no es mezquino con el don que más necesitamos.
Requiere únicamente de nuestra voluntad. Debemos someternos diariamente a su dirección para recibirlo. El don no debe ser nuestro sinó que nosotros debemos ser suyos.
Esto no quiere decir que es algo que podamos "lograr". Por el contrario, debemos morir al yo para alcanzar la bendición prometida. No elimina además la necesidad de hacer planes sino que los corrige y orienta en el sentido correcto.
Se mencionan de manera especial en los dos primeros capítulos de Lucas preciosos e inspiradores ejemplos de personas movidas por el Espíritu Santo:
  • Juan el Bautista: "porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre". Lucas 1:15
  • La virgen María: "Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios". Lucas 1:35
  • Elizabet: "Elisabet fue llena del Espíritu Santo". Lucas 1:41
  • Zacarías: "Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo"... Lucas 1:67
  • Simeón: (ver textos anteriores especialmente Lucas 2:27)
  • Ana: (su llamado está implícito) "Estaba también allí Ana, profetisa... y no se apartaba del templo... Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén". (vs. 36-38)
Cuando el viento del Espíritu sopla, todos los que han aprestado sus velas son movidos con santo poder. La gracia divina va al encuentro de la gracia que ya opera en el corazón y las personas comunes se vuelven extraordinarias.
Regresando al principio, Simeón es un ejemplo perfecto de alguien movido por el Espíritu.
Creyente, justo, piadoso; vivía bajo la dirección del Espíritu, se dejaba conducir por él y lo reconocía en perfección de fe. Había recibido la promesa de que vería al Mesías antes de su muerte y creyendo en ella, fue llevado al templo por el Espíritu en donde vio consumadas sus esperanzas.
Es un símbolo y un modelo para los que esperamos no ya la primera, sinó su segunda venida.
Permitamos que el Espíritu Santo sea quien dirija nuestra vida a cada paso, para poder decir como Simeón en aquel día: "han visto mis ojos tu salvación"...

viernes, 8 de enero de 2010

SIETE CERCOS DE SEGURIDAD


Uno de los mayores problemas del mundo actual es la inseguridad. Sabemos cuando salimos de nuestros hogares, pero no sabemos si volveremos a ellos o como los encontraremos cuando volvamos. El temor, la angustia y la desconfianza son sus consecuencias inevitables. Toda clase de estrategias se intentan para protegernos de ella. Guardias de seguridad, alarmas, cámaras de video, rejas, candados, cadenas, cercas electificadas, murallas, etc. dan testimonio de los esfuerzos humanos que resultan generalmente inútiles ante el avance del mal.
¿Los cristianos debemos compartir esos sentimientos?
No, no necesitamos temer, siempre que recordemos y valoremos lo que Dios hace en nuestro favor. 
Quiero compartir con ustedes siete defensas que Satanás está especialmente interesado en destruir, que son al mismo tiempo siete cercos que el Señor ha levantado para nuestra seguridad:
1-El nombre de Dios
"Torre fuerte es el nombre de Jehová; A él correrá el justo, y será levantado". Proverbios 18:10
El nombre del Señor es usado en vulgaridades, insultos, obscenidades, y aun resulta objeto de burla para muchos. Pero podemos estar seguros que cuando invocamos el nombre de Dios nos ponemos a cubierto en la fortaleza de los siglos. En la torre defensiva de su nombre estamos seguros. Por su nombre son expulsados los pecados del alma, los demonios de los hombres, las enfermedades del cuerpo y la mente, la naturaleza se sosiega y las armas de los malvados se tornan inútiles.
2-Jesús
"Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa". Isaías 32:2
¡Que nombre Admirable y Maravilloso! Un nombre que es sobre todo nombre. Si el nombre del Padre es glorioso, el de Jesús es de una cercanía que asombra a los ángeles y a los hombres. En él encontramos liberación del temor y la angustia, hallamos perdón y salvación, elevamos nuestras oraciones, somos bautizados, sellados y santificados. En su nombre estamos seguros, pues nadie puede arrebatarnos de su mano como lo prometió.
3-La fe
"Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno". Efesios 6:16
El texto dice que la fe es un escudo. Nos es dada como defensa contra todos los pensamientos pecaminosos y desalentadores que el Maligno intenta implantar en nuestra mente. Nos ofrece una visión de lo invisible y nos promete la victoria cuando alrededor todos sangran derrota y desánimo. Cubre al débil mortal con los recursos de la omnipotencia. Nos llevará finalmente, por las puertas de perlas de la ciudad de Dios.
4-La salvación
"En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro. Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades. Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado". Isaías 26:1-3
Si hay algo que el dinero nunca podrá comprar es precisamente la salvación. Fue ganada al más alto precio y sin embargo se nos ofrece en forma gratuita. Como consecuencia de ella tenemos su justicia, su perdón, la paz con Dios, los hombres y nosotros mismos. La paz del alma que supera todo entendimiento es nuestra ciudad de refugio. No perdamos pues la seguridad de nuestra salvación.
5-La familia
"Y a Sara dijo: ... mira que él te es como un velo para los ojos de todos los que están contigo, y para con todos". Génesis 20:16
En los tiempos en que la fidelidad matrimonial se presenta como algo anacrónico y sin valor, el Señor nos llama a obedecer sus mandamientos y guarecernos en el circulo defensivo de nuestras familias. Como Abraham y Sara, somos llamados a comprender y defender el valor sagrado del íntimo vínculo que hace del hombre y la mujer una sola carne y de los hijos "herencia de Jehová".
6-La iglesia
"Para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad". 1 Timoteo 3:15
Se menosprecia y mucho en la actualidad el valor de la iglesia como institución y de la utilidad de congregarse. En medio de la confusión y los conflictos de la vida, es el oasis refrescante que nos pone en comunión con Dios y nos acerca a nuestros hermanos, adelantando la comunión sin barreras que gozaremos en la eternidad que se avecina. Recuperemos la "comunión de los santos".
7-El sábado
"Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar. Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado". Isaías 58:12-14
El foco del conflicto final se encuentra en la adoración al Dios Creador y su monumento conmemorativo erigido en el tiempo. Al observar el sábado somos protegidos del ateísmo, la incredulidad, los sofismas del evolucionismo y la consecuente pérdida del sentido de la vida y la responsabilidad ante nuestro Dios en el juicio. Reconocemos su señorío y nos apartamos del mundo para servirle y adorarle. En ese día podemos gozar del descanso y la comunión con el Creador que constituye un anticipo del gozo imperecedero del cielo.
Demos gracias al Señor por estos cercos defensivos que ha levantado. Permanezcamos en ellos para nuestra salvación.

LA BIBLIA

(Esta poesía me la acercó una alumna del secundario.
No se mencionaba su autor)




Libro apreciado y soñado
por el que muchos
su vida han dejado.

Palabras de esperanza que alientan
y otras que hablan de dolor
transformándose en un eterno amor.

Pura, clara y alentadora
pues cada vez que la leo me conmuevo
Siempre me dice algo nuevo.

Sueños e ilusiones
que te hablan del único Dios que es amor
quitándote dolores, penas y temor.

Única, alabada y glorificada
es la reliquia que debe estar guardada
en nuestros corazones, pues son palabras apreciadas.

Es un gran tesoro pues tiene
palabras ricas como el oro.
Su mensaje romántico pues huele
como la flor, hermosa, agradable y fragante.

Es tu Biblia
es la Palabra de Dios.

jueves, 7 de enero de 2010

FALSO EQUILIBRIO


Desde niño me gustaba mucho la historia. Vivía las acciones de los personajes como propias en cada libro que leía. Me agradaba pensar en las diferentes culturas y modos de vida de la antigüedad. Los hombres y las mujeres célebres de épocas pasadas eran mis amigos, mis héroes.
Mi abuelo contribuyó a mi interés por el relato de la historia, contándome las noticias de la actualidad en términos de lo que hacían sus "amigos" Churchill, Kruschev, Kennedy y otros tantos estadistas de su tiempo.
Pero de un tiempo a esta parte todo cambió en la manera en que se la enseña. Las grandes personalidades de la historia dejaron de importar, salvo para mencionar sus defectos, convirtiendo esta materia en un mero relato del desarrollo de culturas y civilizaciones.
Los próceres ya no son vistos como heroicos, sino como simples hombres plagados de errores, fruto de su tiempo y de su cultura.
Se enfatiza que al enseñar así la historia, bajando los héroes del pedestal y haciendo énfasis en sus fallas, se la está presentando de un modo más "equilibrado" y libre de culto a la personalidad o de romanticismo.
Esta misma visión pretende hoy instalarse en cuanto a las historias y los personajes mencionados en la Biblia.
No digo que seamos ingenuos. Todos los hombres, como consecuencia de ser pecadores tienen algo condenable en el registro de sus vidas.
Pero cuando miramos solamente los defectos de alguien, se vuelve indigno de imitación. Perdemos el marco de referencia y tomamos al mismo tiempo una actitud condescendiente con el mal y sarcástica hacia los hombres. No existe verdaderamente nada bueno ni digno de admiración. Todo da igual.
¿Cuáles son los frutos que ha producido esta óptica?
Lo veo a diario en mi profesión docente, en la que los jóvenes (y también los adultos) han perdido en su mayoría la noción del respeto por las formas, por la autoridad o los mayores y finalmente la reverencia por lo sagrado.
Entienden que criticar ácidamente a alguien o algo es símbolo de inteligencia y criterio "equilibrado".
Lo trágico es que esta actitud de sarcasmo se ha trasladado a la iglesia de Dios.
Quieren mostrar hoy a los personajes de la Biblia y a los pioneros de la causa como débiles y defectuosos, olvidando que fueron los conductos por los cuales el Señor obró en forma maravillosa, que fueron movidos por el Espíritu Santo para derribar fortalezas del enemigo y traer victoria a la causa de Dios. Algunas personas hacen de ello la tarea de sus vidas. Les agrada exponer las fallas de los siervos del Señor, tanto del pasado como del presente, para alegría de los incrédulos y vergüenza de Su nombre.
¿Será que al enfatizar sus pecados (que fueron lavados ciertamente en la sangre de Cristo), tratamos de esconder los propios?
Meditemos en la siguiente cita:
 "Debemos esgrimir las armas de nuestra milicia contra nuestros enemigos, pero nunca volverlas contra los que se hallan bajo las órdenes de marcha del Rey de reyes, que están peleando virilmente las batallas del Señor de señores. Nadie luche contra un soldado a quien el Señor reconoce, a quien Dios ha enviado para llevar un mensaje especial al mundo, y para hacer una obra especial.
Los soldados de Cristo no siempre revelan perfección en su obra, pero sus errores no deben producir de parte de sus camaradas palabras que debiliten, sino palabras que fortalezcan, y los ayuden a recuperar el terreno que han perdido. No deben tomar la gloria de Dios en deshonor, y dar ventaja a los más acerbos adversarios de su Rey.
Que los soldados que luchan con ellos no sean jueces severos e irrazonables de sus camaradas, exagerando hasta el máximo todo defecto. No manifiesten los atributos satánicos convirtiéndose en acusadores de los hermanos, pues nos hallaremos falsamente presentados mientras sostenemos la verdad y defendemos la pisoteada ley de Dios; pero no deshonre nadie la causa del Todopoderoso haciendo público algún error que los soldados de Cristo pueden cometer, cuando ese error ha sido visto y corregido por los mismos que han tomado alguna posición falsa...  Dios culpará a los que con falta de sabiduría exponen los errores de sus hermanos, de pecado de mayor magnitud que aquel del cual ellos acusan al que hace un error"
. Mensajes Selectos Tomo 3 Página 394

Aunque no adoramos a los santos, la Escritura nos invita a mirarlos como ejemplos de fe (ver Hebreos 11).
Lo mismo debemos hacer con nuestros hermanos creyentes de la actualidad.
Imitemos lo bueno, que existe y mucho entre los siervos de Dios; en lo que falte, tenemos un Modelo Supremo:
"Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar". Hebreos 12:1-3

miércoles, 6 de enero de 2010

QUE LLUEVA


Habíamos preparado durante varios meses un campamento de Conquistadores (scouts) en el predio de nuestra escuela. Eran alrededor de 600 jóvenes y niños que colocarían sus carpas, harían construcciones, realizarían tareas comunitarias, cantarían y jugarían por varios días.
El clima estaba espléndido, el sol brillaba radiante en el cielo sin nubes y aunque habíamos tenido cinco meses de sequía, todo iba bien. El benigno invierno formoseño no suele plantear problemas.
Repentinamente, esa noche llovió. No fue una lluviecita sinó un diluvio torrencial que parecía desquitarse por tantos meses sin agua. Tuvimos que salir a auxiliar a los acampantes que estaban ya en medio del agua.
A todos por igual la lluvia nos tomó por sorpresa, pero las reacciones fueron diferentes para cada grupo. Algunos se adaptaron rápidamente y siguieron adelante, otros no paraban de quejarse por ver todas sus cosas empapadas y otros más, lamentablemente un grupo grande, se marcharon para no volver.
La Biblia nos habla también de una lluvia venidera, abundante, colosal. No será agua lo que caerá del cielo, sinó la plenitud del Espíritu. Como la lluvia de mi historia nos tomará a todos por sorpresa y no todos reaccionarán bien ante ella.
El profeta Joel la anticipó en su libro, teniendo como modelo las lluvias de Palestina. En aquella región caía una precipitación llamada lluvia temprana, que ayudaría en las tareas de la siembra; luego, vendría la lluvia tardía que haría madurar el grano para la cosecha.
"Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio". Joel 2:23
Fue en el Pentecostés que la iglesia recibió la lluvia temprana, y así lo entendieron los apóstoles citando dicha profecia (ver Hechos 2:14-21).
Sin embargo la lluvia tardía, la plenitud del Espíritu, aun espera por nosotros. La mayor bendición que Dios quiere darnos todavía está en el futuro.
La visión de Joel tenía una aplicaciòn inmediata a la invasión asiria, se cumplió parcialmente en el Pentecostés, pero llegaría a su culminación en el "día del Señor" al fin de los tiempos:"Y Jehová dará su orden delante de su ejército; porque muy grande es su campamento; fuerte es el que ejecuta su orden; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo?" Joel 2:11
Este cumplimiento de las profecías no es automático, pues tiene ciertas condiciones.
La bendición del Espiritu no es para cualquiera en cualquier tiempo en cualquier condición. Los requerimientos de Dios tienen que ver con una actitud decidida por parte de su pueblo. No individuos solamente, aunque por alli debe comenzar, sino con su pueblo remanente.
¿Cuales son esas condiciones?
"Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. ¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios? Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios? Y Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo". Joel 2:12-18
La consecuencia de tal búsqueda de Dios no puede sino tener un único resultado: el triunfo glorioso y final de la predicación del evangelio por corazones que arden de amor por Jesús. La culminación de las señales de los tiempos. El desenlace del gran conflicto. El regreso de nuestro Señor en gloria y majestad.
"Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado". Joel 2:28-32
Dios nos llama a buscar el derramamiento del Espíritu. Somos su precioso remanente en un mundo que se deshace en el pecado. Ya está viniendo y solamente faltamos nosotros.
Yo quiero ver ese día.

Tentación


En un maravilloso jardín, al principio de los tiempos, ocurrió la primera tentación. Bajo la forma de una hermosa serpiente ,Satanás engaño a nuestros primeros padres incitándoles a comer del árbol prohibido que estaba en medio del huerto. Con superabundancia para su sustento, Adán y Eva cayeron trágicamente ante las insinuaciones del enemigo.
Muchos dicen ante este relato: -¿tanto lío por comer una manzanita?
Pero es que no se trataba acerca de una fruta (no sabemos cual), sino de asuntos más trascendentes como: adoración, obediencia, señorío.
No era cuestión de comer o no comer, se trataba de a quién creerían; era una cuestión de fe.
El asunto, finalmente, era a quién amarían; a Dios o a sí mismos (que es lo mismo que decir a Satanás).
Porque el tentador no estaba tan interesado en los seres humanos como en lastimar a Dios. Deseaba asegurarse su lealtad para causar daño al corazón de Jesús, verdadero objeto de su enemistad.
El nuevo escenario de la tentación escogido por el Demonio varios siglos más tarde, no fue ya un bonito jardín, sino un árido desierto, que reflejaba adecuadamente la condición del mundo bajo su dominio. No enfrentó ya al primer Adán, sino al segundo Adán.
Allí: "Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; y en las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios". Lucas 4:1-12
Nótese que Jesús no buscó la tentación, pues había ido allí bajo la influencia del Espíritu, estaba ayunando y orando ¡Qué diferente a nosotros, que a veces caemos en ella porque descuidamos el estudio de la Biblia y la oración!
La oración y la Palabra fueron el consuelo, el refugio y las armas de Cristo en toda su vida terrenal. No debemos descuidarlas nosotros, que estamos mucho más indefensos ante la tentación de lo que lo estaba Adán.
En estas tres tentaciones presentadas al Señor se encuentran resumidas todas las tentaciones de todas las épocas. No hay nada nuevo bajo el sol. El meollo de la cuestión es quien reinará en nuestra vida.
La respuesta a las tentaciones encuentra un modelo en las respuestas dadas por Cristo al enemigo de las almas:
  • Escrito está: la Palabra de Dios debe ser nuestra guía y alimento constante al punto de moldear y trazar límites a cada aspecto de nuestra existencia.
  • No tentarás al Señor tu Dios: únicamente Dios merece nuestra completa fidelidad.
  • Vete de mí Satanás: Si amamos a Dios y creemos en él, rechazaremos los argumentos del adversario.
¿Cuál será el resultado?
"Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo".
Lucas 4:13
Así como al demonio se le acabó el libreto con Jesús, lo mismo pasará con nosotros si resistimos firmemente en oración, asidos de la Palabra de Vida. Cada tentación vencida nos dará más fuerza para resistir; cada tentación en la que caigamos nos volverá más débiles para la siguiente.
La Escritura nos aconseja: "Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca". 1 Pedro 5:8-10
Busquemos pues ser perfeccionados, afirmados fortalecidos y establecidos en el Señor.
¡Perseveremos en Cristo, que ya falta poco!

viernes, 1 de enero de 2010

PARALIZADOS


"Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando... Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil... Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño." Mateo 26:36-43
¿Qué andaba mal con los discípulos?
Que estaban dormidos en la hora en que más necesitaban estar despiertos.
Para ellos el día siguiente sería uno como tantos. La rutina de su ministerio con Jesús había sido cansadora y no querían nada más que descansar. No tenían conciencia ni preparación para los cambios abrumadores que tendrían que enfrentar en breve y que afectarían el resto de sus vidas.
Bien que el Señor les había advertido de lo que pasaría, pero no hicieron caso y borraron de su memoria inmediata sus mensajes. Sólo tenían conciencia de una gran tristeza que embargaba el alma de su Maestro y que también los dominaba a ellos.
No es muy diferente el panorama en nuestros días. Quiero compartir con ustedes estas citas de Elena White, escritas hace mucho pero perfectamente aplicables para hoy.
"La crisis se aproxima gradualmente a nosotros. El sol brilla en el cielo, siguiendo su derrotero acostumbrado, y los cielos aún declaran la gloria de Dios. Los hombres aún comen y beben, plantan y edifican, se casan y se dan en casamiento. Los comerciantes todavía venden y compran. Los hombres se incitan unos contra otros, contendiendo por el puesto más elevado. Los amadores de los placeres aún colman los teatros, las carreras de caballos, las casas de juego. Prevalece la mayor excitación, y sin embargo la hora de gracia está próxima a su fin, y cada caso está por ser decidido para la eternidad. Satanás ve que su tiempo es corto. Ha puesto a todos sus agentes a la obra, para que los hombres sean engañados, ilusionados, ocupados y hechizados, hasta que el día de gracia concluya y la puerta de la misericordia se cierre para siempre. Estamos llegando a un tiempo cuando habrá una tristeza que ningún bálsamo humano podrá mitigar. Los ángeles guardianes están ahora reteniendo los cuatro vientos para que no soplen hasta que los siervos de Dios sean sellados en sus frentes; pero cuando Dios les ordene que los suelten, predominará una situación de contienda de tal naturaleza que ninguna pluma puede describirla" (Review and Herald, 14 de marzo, 1912).
¿Te domina el sueño? ¿Estás cansado?
Presta atención a quién es el autor de este estado de cosas: "El pueblo de Dios debe recibir la amonestación y discernir las señales de los tiempos. Las señales de la venida de Cristo son demasiado claras para que se las pongan en duda; en vista de estas cosas, cada uno de los que profesan la verdad debe ser un predicador vivo. Dios invita a todos, tanto predicadores como laicos, a que se despierten. Todo el cielo está conmovido. Las escenas de la historia terrenal están llegando rápidamente a su fin. Vivimos en medio de los peligros de los postreros días. Mayores peligros nos esperan, y sin embargo, no estamos despiertos. La falta de actividad y fervor en la causa de Dios es espantosa. Este estupor mortal proviene de Satanás". (Joyas de los Testimonios, tomo 1, págs. 88, 89.)
La consecuencia lógica de estar dormidos es la inacción. La inacción lleva seguidamente a la pérdida de la fe.
"La incredulidad, como una mortaja, está rodeando a nuestras iglesias, porque no utilizan los talentos que Dios les ha dado, impartiendo la luz a los que no conocen la verdad preciosa. El Señor pide que las almas perdonadas, que se regocijan en la luz, hagan conocer la verdad a otros". (Boletín de la Asociación General, 1893, pág. 133.)
"Satanás procura mantener al pueblo de Dios en un estado de inactividad, e impedirle que desempeñe su parte en la difusión de la verdad, para que al fin sea pesado en la balanza y hallado falto". (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 88.)
La pérdida de la fe lleva inexorablemente a la pérdida del amor a Dios y a las almas que perecen en el pecado.
Vale hacerse la pregunta: ¿Soy culpable de la perdición de otros? Considera: "Los hombres están en peligro. Las multitudes perecen. ¡Pero cuán pocos de los profesos seguidores de Cristo sienten anhelo por esas almas! El destino de un mundo se halla en juego en la balanza; pero esto apenas si conmueve a los que pretenden creer las verdades más abarcantes que jamás hayan sido dadas a los mortales. Hay falta de aquel amor que indujo a Cristo a abandonar su hogar celestial y tomar la naturaleza humana a fin de que la humanidad pudiera tocar a la humanidad, y llevarla a la divinidad. Hay un estupor, una parálisis sobre el pueblo de Dios, que le impide entender el deber de la hora"(Lecciones Prácticas del Gran Maestro, págs. 278, 279.)
Solamente el Médico divino tiene el remedio para esta condición. Únicamente en él podremos encontrar seguridad. Nos invita a velar y orar para no ser entrampados por el Diablo.
Comencemos este año despiertos y trabajando por las almas por las cuales Cristo murió.