lunes, 2 de noviembre de 2009

EL SALVADOR QUE VIENE

Les hacemos aprender de memoria a los niños todos los años este hermoso versículo: "Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados". Mateo 1:21
Sin dudas es un texto maravilloso, que enseña varias verdades fundamentales.
  • El nacimiento de Jesús fue la mayor singularidad del universo, en la cual Dios tomó la naturaleza humana no temporalmente, sino para siempre. "Y aquel Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad".¿Qué movió a la Deidad a tan radical determinación? Únicamente un amor que es absolutamente incomprensible para nuestro estrecho y egoísta corazón humano.
  • En la vida humana de Cristo vemos, reunidos todos en uno, el remedio para los males físicos y espirituales de los que lo rodeaban, la manifestación del caracter amoroso del Padre y un ejemplo para reproducir en nuestras vidas.
  • En su muerte tenemos la solución para el conflicto de los siglos, la victoria contra el pecado y el demonio, junto a la manifestación más clara de la gracia divina en nuestro favor. La cruz es el faro de la eternidad, que alumbra tanto el pasado como el presente y el futuro de la humanidad, trascendiendo este bache en la eternidad causado por la irrupción del mal, que llamamos tiempo.
  • Su resurrección es la garantía de eternidad del creyente, la que otorga sentido a nuestra lucha, a la búsqueda de la santidad, a nuestra esperanza y a nuestra fe; si no fuera así, como dijo Pablo: "Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres" 1º Corintios 15:19
  • Su ascención al cielo nos abre las puertas de su continua intercesión en el santuario del cielo. No trata allí de convencer al Padre para que no nos destruya, sino que muestra al universo no caído y a nuestro Adversario en el juicio, los méritos de su sangre, el costoso precio que fue pagado por nuestros pecados. El está sentado a la diestra del Padre; no ocioso, sino trabajando por su iglesia que milita aquí en la tierra, aplicando sus méritos a nuestras vidas y alentándonos en el conflicto, para que podamos llegar a salvo a nuestro hogar celestial.
Pero por sobre todas las cosas, el Salvador que nos ha nacido es el Salvador que vendrá: "este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo". Hechos 1:11
Ninguna de las cosas mencionadas anteriormente tendrían plena eficacia si nuestro querido Señor no viniera a buscar a su iglesia. Nuestra esperanza y nuestra fe, nuestra lucha y nuestro anhelo por una tierra mejor terminarían trágicamente en la tumba. Sería casi una burla.
Pero no será así. Él VENDRÁ con toda seguridad. Lo hará por mí , por todos nosotros, por su creación que gime y por los no caídos que esperan anhelantes el momento de la reunión de las familias del cielo y la tierra. Lo hará para terminar de una vez por todas y para siempre con la deformante y cruel intrusión del pecado en la pacífica armonía del universo.
Dios no olvidó a sus hijos. No le es indiferente la larga noche de maldad que reina sobre la tierra y las tinieblas cada día mas densas de pecado que cubren su doliente creación.
La larga espera es apenas una percepción humana limitada por nuestra corta existencia. El Señor no conoce la tardanza y pronto volverá.
Es lo que yo creo y espero con todo mi corazón.
Amén.