domingo, 31 de octubre de 2010

CONTROVERSIA, ¿BUENA O MALA?

"El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte, y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar". Proverbios 18:19
El texto de referencia nos advierte acerca de entrar en disputas entre hermanos. No solamente causan enojos y discordia, sinó la pérdida de muchas almas. 
Es cierto que entre los cristianos es necesario que haya diferencia de opiniones, porque de lo contrario seríamos sumamente manejables (no hablo aquí de la paz de los cementerios); hay controversias que son inevitables y otras evitables, las hay buenas y malas, necesarias e innecesarias....
¿Cómo establecer la diferencia?
Primero, demos un paseo por el diccionario. Una controversia viene a ser una discusión extensa entre varias personas que defienden opiniones contrarias sobre un mismo asunto. La contienda es la pelea resultante de la diferencia de opiniones.
La Biblia es clara en cuanto a su origen: "Y manifiestas son las obras de la carne, que son: ... enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias... y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios".  Gálatas 5:19-21
Salomón agrega un tono personal, identificando al promotor de disputas, al decir que "el altivo de ánimo suscita contiendas". Proverbios 28:25
El orgullo no debiera dominar nuestras reacciones. En lo que dependa de nosotros, no demos dar lugar a la controversia o a la contienda entre quienes nos llamamos cristianos. Pablo amonestó a los corintios acerca de estas actitudes diciendo: "pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?" 1º Corintios 3:3
Defender nuestra posición de manera airada, hacer denuncias y acusar al otro con dureza, suelen ser síntomas de falta de conversión. Enojarse por las críticas o las opiniones contrarias a las nuestras también lo es.
¿Pero qué de aquellos que no son de nuestra fe y afirman mentiras? ¿Está mal polemizar con ellos?
La siguiente cita nos puede ser de ayuda: "No debemos entrar en controversia con quienes sustentan teorías falsas. La controversia es inútil. Cristo nunca entró en discusiones. El arma empleada por el Redentor del mundo fue: "Escrito está". Adhirámonos a la Palabra. Dejemos que el Señor Jesús y sus mensajeros den testimonio. Sabemos que su testimonio es verdadero".­ NB 101 (1915).
El método de Jesús no era debatir. Los predicadores no deben hacerlo. Elena White agrega: "No tengáis un espíritu de controversia. Los discursos denunciatorios hacen muy poco bien. El método más seguro para destruir las falsas doctrinas consiste en predicar la verdad. Mantened una actitud positiva. Dejad que las preciosas verdades del Evangelio maten la fuerza del mal. Manifestad un espíritu tierno y misericordioso hacia los que yerran. Acercaos a los corazones".­ Ev 224 (1902).
El consejo final de Pablo a Timoteo como líder de la iglesia incluía estas palabras: "Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes. Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad. Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas... Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él". 2º Timoteo 2:14-16;23-26
No deberíamos ser culpables de la perdición de nadie ¿verdad?
  • Echar nafta al fuego no constituye la mejor forma de apagarlo
  • No hay sangrado más difícil de detener que una hemorragia interna
No obstante, las disputas no se apagarán por más que los cristianos logremos dejar de debatir. Como lo aprendió por experiencia propia el profeta Jeremías cuando predicaba su impopular mensaje, la controversia que levantó entre los obstinados israelitas tenía su origen, más que en las palabras pronunciadas por el profeta, en la resistencia del pueblo a obedecer la palabra de Dios, lo cual lo hizo exclamar: "¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra! Nunca he dado ni tomado en préstamo, y todos me maldicen". Jeremías 15:10
Hay, por lo tanto, una controversia que resulta positiva.
No se trata de la que es levantada en el seno del pueblo de Dios; sino la que surge como consecuencia de la intrépida predicación de la verdad: "En todos los tiempos los mensajeros elegidos por Dios fueron víctimas de insultos y persecuciones; no obstante, el conocimiento de Dios se difundió por medio de sus aflicciones. Cada discípulo de Cristo debe ocupar un lugar en las filas para adelantar la misma obra, sabiendo que todo cuanto hagan los enemigos redundará en favor de la verdad. El propósito de Dios es que la verdad se ponga al frente para que llegue a ser tema de examen y discusión, a pesar del desprecio que se le haga. Tiene que agitarse el espíritu del pueblo; todo conflicto, todo vituperio, todo esfuerzo por limitar la libertad de conciencia son instrumentos de Dios para despertar las mentes que de otra manera dormirían".­ DMJ 31, 32 (1896).
Este tipo de controversias es inevitable, y debe ser esperada con humildad de corazón. Nada de nuestro yo puede surgir en la defensa de la verdad, porque así estropearíamos su poder e influencia. Daremos mejor testimonio contando con mansedumbre y reverencia lo que Dios hizo en nuestras vidas, que utilizando elaborados y pulidos argumentos en nuestro favor.
La Gran Controversia que Satanás comenzó en el cielo pronto llegará a su fin. Cada uno de nosotros tendrá que dar razón de su fe, y se nos echarán en la cara las palabras apresuradas, los comentarios subidos de tono y las expresiones imprudentes vertidas en tiempos de paz.
Seremos perseguidos y calumniados utilizando falsedades, medias verdades y controversias internas. Por lo tanto, evitemos dar argumentos al enemigo.
¿Cómo estaremos tú y yo en ese día?