miércoles, 7 de septiembre de 2011

VERDAD O MENTIRA

“Ninguna mentira procede de la verdad”. 1 Juan 2:21
La primera vez que leí este texto me pareció algo demasiado obvio. Pero, como todo en la Biblia, hay gran profundidad en él. Nuestro enemigo el Diablo se especializa en hacer que creamos mentiras en vez de la verdad, a fin de que seamos arrastrados a la perdición.
¡Qué contraste hay entre la verdad y la mentira! Y sin embargo, ¡cuan frecuente es que nos hagan pasar una mentira como verdad!
En algunas ocasiones compré artículos que (aunque prometían un rendimiento superior, ofrecían duración ilimitada y costaban moneditas) me resultaron inservibles; haciéndome sentir estafado, burlado y abusado por haber creído en ellos.
Algunos fabricantes suelen presentar sus productos exagerada o maliciosamente con el fin de engañar. Los más evidentes pueden notarse en los metodos a los que recurren las ventas por teléfono o promociones televisivas; se muestran características irreales, se falsean sus virtudes ridiculizando las de la competencia,  y se estimula la codicia por medio de presumidas ventajas o de ganancias que nunca llegarán.
Pero esto no sucede solo en la esfera comercial. Pasa también -revistiendo mayor gravedad y con peores resultados-, en el campo espiritual. Hay muchos engañadores y vendedores de ilusiones con atuendos religiosos. Comprar tales productos no es poca cosa, causa la ruina eterna de millones que no saben que su Jefe de Ventas resulta ser el mismo Lucifer.
Aunque “poseer” la verdad suele ser una afirmación nacida de la soberbia, es muy importante estar seguros de que somos poseídos por ella y que estamos en la verdad, como lo afirma Juan: “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna”. 1ª Juan 5:20
¿Cómo distinguir entre lo que es verdad y lo que no lo es?
Hay claras evidencias a favor de la verdad. No necesitamos confundirnos.
Lo primero es que la verdad puede ser comprobada mediante alguna regla inmutable; y los cristianos creemos que la Biblia constituye dicha infalible e inspirada regla.
Lo siguiente es que la verdad es monolítica, -está hecha de un solo bloque- (es imposible que cada quién pueda tener “su” verdad, a lo sumo puede tener una versión de los hechos, pero no la verdad). Dos cosas opuestas nunca serán verdad al mismo tiempo.
Lo tercero es que la verdad y la mentira aunque parezcan ir juntas, viajan por carriles separados; como líneas paralelas sin puntos de contacto entre sí. Están claramente diferenciadas
Podemos, con las ayuda de las Escrituras, señalar siete aspectos que separan la verdad de la mentira:
  1. Su origen: La verdad nace de Dios, en cambio el padre de la mentira es el Diablo. Jesús dijo a los fariseos “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”. Juan 8:44
  2. Su sencillez: La verdad es simple y fácil de entender. La mentira es compleja, enredada y confusa. Cuando Jesús presentaba sus mensajes, eran tan claros que hasta los niños podían captarlos. Si alguien presenta una “verdad” de manera que confunde, siembra dudas y enturbia el pensamiento, podemos estar seguros de que es pura mentira. “La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples” Salmos 119:130
  3. Sus efectos: La verdad santifica y ennoblece. La mentira rebaja y corrompe. Cuando seguimos la mentira, el resultado será una inevitable degradación del cuerpo, del alma y la mente. Al obedecer la verdad somos santificados, elevados y transformados por ella. El Señor mismo dijo: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” Juan 17:17
  4. Su singularidad: La verdad produce unidad entre los creyentes. La mentira trae contiendas y división. La iglesia primitiva en sus comienzos siguió la verdad bajo la dirección del Espíritu Santo y alcanzó un grado espectacular de fraternidad. Por el contrario, “seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos”. Proverbios 6:16-19
  5. Su poder: La verdad divina está revestida de poder. Así como por su palabra el Señor trajo los mundos a la existencia, la palabra de verdad es poderosa para crear un nuevo corazón y para vencer todo obstáculo que el mal levante. “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados”. Hechos 20:32
  6. Su fruto final: La verdad lleva a la vida eterna, la mentira conduce a la perdición y a la muerte. Todos los que se apeguen a ella quedarán fuera de la Nueva Jerusalén que Dios está preparando.  “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.Mas los perros estarán fuera... y todo aquel que ama y hace mentira”. Apocalipsis 22:14,15
  7. Su inmutabilidad: La verdad se sostiene en el tiempo. La mentira se evidencia a corto o mediano plazo, cayendo por su propio peso. “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta. El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca”. Juan 7:17,18
La palabra final sobre la verdad está en manos de Cristo, pues Él es la verdad encarnada. Cuando Felipe le preguntó como hacer para llegar al Padre, “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6)
¿Quieres estar seguro de la verdad?
Asegúrate de que el Señor Jesucristo, tal como se revela en su Santa Palabra, sea el fundamento de lo que crees. No hay otro camino, ninguno más es verdadero, nadie más puede darte vida eterna.