domingo, 19 de septiembre de 2010

COLUMNAS

"Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo". Apocalipsis 3:12
¿Qué significa que seremos hechos columnas?
A primera vista, las columnas están inmóviles, no hacen nada, solo están allí. Esto no es muy agradable.
Pero el texto dice que no saldremos del templo y la presencia de Dios, y que tendremos escrito el nombre de la Nueva Jerusalén sobre nosotros -en sentido simbólico- lo cual da sentido de permanencia; mientras que en esta tierra todo es efímero. Eso es bueno.
En la Biblia habla mucho sobre las columnas. Pablo refiere que  "Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo". Gálatas 2:9
Ser columnas, aplicado a las personas implica que se trata de quienes pueden soportar el peso de la obra de Dios. Los líderes, los entendidos, los que saben qué hacer y cómo hacerlo. Se necesita esa clase de personas hoy, que sean firmes y constantes, honestos y confiables como las columnas; que puedan soportar el calor del día y la oposición de los incrédulos y traidores. Estos apóstoles eran los de mayor ascendencia entre sus hermanos, sus principales dirigentes.
¡Qué bueno que el Señor nos promete que en su reino vamos a tener el alto honor de ser considerados columnas de su templo!
Pero para serlo allí, debemos comenzar aquí, en el lugar que nos toca evangelizar, a desempeñar nuestra tarea de la mejor manera posible. Los verdaderos discípulos son misioneros, que cumplen el cometido celestial de predicar el evangelio a toda criatura (Mateo 24:14).
Pero de manera especial quiero referirme a las columnas que Salomón hizo construir para su magnífico templo: "Y vació dos columnas de bronce; la altura de cada una era de dieciocho codos(alrededor de 6 metros)... Hizo también dos capiteles de fundición de bronce, para que fuesen puestos sobre las cabezas de las columnas; la altura de un capitel era de cinco codos, y la del otro capitel también de cinco codos... Estas columnas erigió en el pórtico del templo; y cuando hubo alzado la columna del lado derecho, le puso por nombre Jaquín, y alzando la columna del lado izquierdo, llamó su nombre Boaz". 1º Reyes 7:15, 16, 21
Estas dos columnas eran de bronce fundido y todo indica que no sostenían la estructura, más bien tenían una función puramente ornamental.
Es un dato curioso, pero no menor, que a ambas se les colocaron nombres. A la de la derecha se la llamó Jaquín, "Él establece"; a la de la izquierda se la denominó Boaz, "fuerza o firmeza".
Los comentadores de la Biblia han tratado de desentrañar el significado literal y espiritual de estas construcciones. Hay muy buenos comentarios al respecto. Sin pretender alcanzar la altura de ninguno de ellos, me gustaría proponer algunas aplicaciónes de este tema.
Tengo algunos conocidos que le ponen nombre a sus autos o a otros objetos inanimados de su propiedad, lo cual resulta algo simpático. Pero nuestro Dios no es ni extravagante ni ocurrente; todo lo que hace -y lo que permitió que quedara registrado en su Palabra- tiene un sentido.
¿Por qué les pondría nombre a estas dos columnas?
  • En primer lugar, las columnas nos hablan de la increíble gracia de Dios. Estaremos en el cielo porque Él lo quiso. Así como ellas fueron colocadas en el templo sin ser necesarias para sostenerlo; del mismo modo somos incorporados como "templo de Dios" (1º Corintios 3:16) sin mérito o capacidad por nuestra parte.
  • Jaquín nos dice que Dios es el que nos establece en su reino. Él llama, convence, convierte, perdona y justifica al pecador, adoptándolo como hijo suyo amado. "Nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús" (Efesios 2:6). Nos ve ya como triunfadores. Alabemos al Señor por la inagotable y amorosa provisión hecha para nuestra redención, que brota de la cruz de Cristo.
  • Boaz testifica que "Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Filipenses 2:13). Nos justifica, si, pero también nos santifica, otorgándonos el poder del Espíritu Santo para hacer su voluntad y obedecer sus mandamientos. La gracia divina sería insuficiente si no tuvieramos la fuerza y la firmeza necesarias para abandonar el pecado y vencer, luego de haber sido perdonados. Por su poderosa intervención "somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen como por el Espíritu del Señor" (2º Corintios 3:18).
  • Finalmente, el propósito principal de las columnas era contribuir a la belleza del edificio. Somos los experimentos de su gracia, que dejarán satisfechos al resto de la creación, con el justo trato que el Señor dio al pecado y a los pecadores. Cada redimido adornará el templo celestial con la pureza de un carácter transformado por la gracia divina; testificando por los siglos al resto del universo el amor, la bondad y la justicia de Dios
Es muy pertinente para los cristianos de hoy la exhortación del apóstol:  
"Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca". 1 Pedro 5:10
Seamos columnas.