domingo, 31 de julio de 2011

NUEVA LUZ I

"Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. "(Hechos 20: 29).
Dios no ha pasado por alto a su pueblo ni ha elegido a un hombre solitario aquí y otro allí como los únicos dignos de que les sea confiada su verdad. No da a un hombre una nueva luz contraria a la fe establecida del cuerpo. En todas las reformas se han levantado hombres que aseveraban esto. . .
Uno acepta alguna idea nueva y original que no parece estar en conflicto con la verdad. Se espacia en ella hasta que le parece que está revestida de belleza e importancia, porque Satanás tiene poder para dar esa falsa apariencia. Al fin llega a ser el tema que lo absorbe todo, el único gran punto alrededor del cual gira todo, y la verdad queda desarraigada del corazón. . .
Os amonesto a que desconfiéis de estas cuestiones laterales, que tienden a distraer la mente de la verdad. Nunca es el error inofensivo ni santifica, sino que siempre es peligroso y produce confusión y disensión. El enemigo ejerce gran poder sobre las mentes que no están cabalmente fortalecidas por la oración y establecidas en la verdad bíblica.
Hay mil tentaciones disfrazadas y preparadas para aquellos que tienen la luz de la verdad; y la única seguridad para cualquiera de nosotros consiste en no recibir ninguna nueva doctrina, ninguna nueva interpretación de las Escrituras, sin someterla primero a hermanos de experiencia. Presentádsela con un espíritu humilde y dispuesto a recibir enseñanza, con ferviente oración, y si ellos no la aceptan, ateneos a su juicio. . .
Satanás está trabajando constantemente; pero pocos tienen idea alguna de su actividad y sutileza. El pueblo de Dios debe estar preparado para resistir al astuto enemigo. Esta resistencia es lo que Satanás teme. Él conoce mejor que nosotros el límite de su poder, y cuán fácilmente puede ser vencido si le resistimos y le hacemos frente. Por la fuerza divina, el santo más débil puede más que él y todos sus ángeles, y si se lo sometiese a prueba podría demostrar su poder superior. Por eso los pasos de Satanás son silenciosos, sus movimientos furtivos, y sus baterías enmascaradas. Él no se atreve a mostrarse abiertamente, no sea que despierte las energías dormidas del cristiano, y le impulse a ir a Dios en oración. (Joyas de los Testimonios tomo 2 págs. 103-105)

viernes, 22 de julio de 2011

DE ABUELOS Y NIETOS

“Los nietos son la corona de gloria de los ancianos; los padres son el orgullo de sus hijos.” Proverbios 17:6 NTV
Mi nieta Victoria nació el lunes 18 de Julio y me convirtió en abuelo primerizo. Toda mi gratitud para nuestro maravilloso Señor por ello. 
El texto inicial de Proverbios me resultó entonces completamente verdadero.
Cuando la trajeron de la sala a la habitación del sanatorio me pareció tan pequeña y tan hermosa que provocó en mí una explosión de gozo, e hizo llorar a mi esposa. 
¡Cuántas emociones, cuanta felicidad! 
Su nueva, indefensa e inocente existencia, es sin dudas para sus abuelos una “corona de gloria”.
¡Qué maravillas es capaz de obrar un bebé!
Nada concita tanto la atención como una madre con su bebito en brazos.
Las expresiones de ternura y simpatía brotan espontáneamente, incluso de perfectos desconocidos. El simple gozo de ver a un recién nacido es contagioso y dibuja una sonrisa en cualquiera, por más endurecido que esté.
Pero un niño trae consigo no solamente alegría.
Su indefensión requiere infinito cuidado, su dependencia exige atención permanente. Cada niño viene con una carga de obligaciones para sus padres y para la sociedad toda, que han sido reconocidas universalmente en la “Declaración de los derechos del Niño”.
En un mundo de pecado como el nuestro, cada recién nacido tiene por encima de todo el derecho a que sus padres y abuelos contribuyan a prepararlo para la eternidad.
Es una responsabilidad de los padres cristianos educar a sus hijos; colaborando con Dios para formar en ellos un carácter digno del cielo.
¿Qué nos toca a los abuelos?
Los que hemos educado a nuestros hijos en la fe, debemos también colaborar con sus padres mediante nuestros actos y nuestra influencia en el desarrollo de su carácter.
Se dice en forma jocosa que “los padres están para criar a los hijos y los abuelos para malcriarlos”; pero este no es el ideal de Dios.
La primera línea de defensa de los infantes son sus padres. A ellos compete educarlos; pero a los demás nos toca colaborar con sus esfuerzos debidamente orientados.
Me resultó muy útil y aleccionadora esta cita en cuanto a malcriar nietos:
“Muchos hijos han sido completamente arruinados debido a la interferencia de parientes o amigos en el gobierno de su hogar. Las madres nunca debieran permitir que sus hermanas o madres interfieran en el debido manejo de sus hijos. Aunque la madre haya recibido la mejor educación posible de su madre, sin embargo, en nueve casos de diez, como abuela echará a perder a los hijos de su hija al complacerlos y alabarlos con poco juicio. Se pueden desbaratar todos los esfuerzos de la madre mediante esa conducta. Como regla, es proverbial que los abuelos no estén capacitados para educar a sus nietos. Los hombres y mujeres debieran tributar todo el debido respeto a sus padres; pero en lo que atañe a la educación de sus propios hijos, no debieran permitir ninguna interferencia sino mantener en sus manos las riendas del gobierno” (Pacific Health Journal, enero de 1890).
Por otra parte, la Biblia registra la historia de Timoteo, quien a falta de un padre cristiano fue educado por su madre y por su abuela.
¿Qué le transmitieron ambas?
El registro inspirado dice: “Me acuerdo de tu fe sincera, pues tú tienes la misma fe de la que primero estuvieron llenas tu abuela Loida y tu madre, Eunice, y sé que esa fe sigue firme en ti.” 2ª Timoteo 1:5 NTV
La educación en la fe, será pues la primer tarea de los padres. El desarrollo de una personalidad equilibrada y piadosa necesitará también del auxilio de sus abuelos y parientes.
Ya en el antiguo Israel, el Señor les mandó por medio de Moisés: “Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.” Deuteronomio 4:9
Dar cariño y ofrecer regalos es importante; pero los buenos consejos, una influencia espiritual positiva, un ejemplo de fe y virtud, le serán más útiles a nuestros nietos.
Esta niñita recién nacida no es solo un bebé más, es un alma por la cual Cristo murió, como cualquier otro que llega al mundo (perfectamente sano o no, no importa). 
Y por ello tiene el derecho de que la conduzcamos a su Salvador.
Este es, según las Escrituras, el fundamento de un hogar feliz.
“Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová,
Que anda en sus caminos.
Cuando comieres el trabajo de tus manos,
Bienaventurado serás, y te irá bien.
Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa;
Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa.
He aquí que así será bendecido el hombre
Que teme a Jehová.
Bendígate Jehová desde Sion,
Y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida,
Y veas a los hijos de tus hijos.
Paz sea sobre Israel.” Salmo 128
Alabado sea el Señor por el privilegio de poder ver a los hijos de mis hijos. 

martes, 19 de julio de 2011

INJUSTICIA DIVINA

“Tú eres un Dios clemente y compasivo lento para la ira y rico en misericordia, y que te arrepientes del mal con que amenazas”. Jonás 4:2 (Biblia de las Américas)
En la historia de Jonás aparece un sentido reclamo del inconstante hombre de Dios, cuando Jehová decidió perdonar a los hombres de Nínive. 
En realidad, era justo que tan sanguinarios invasores pagaran por todo el mal que habían hecho, al arrasar naciones enteras ¿Por qué entonces son perdonados?
Cuando Jonás proclamó la destrucción de la capital asiria, esperaba ver que todos los enemigos de su pueblo fueran exterminados.En su opinión, eso era justo lo que se merecían. Pero también desconfiaba, sabiendo del trato misericordioso del Señor hacia los pecadores.
¿Destruiría o no a los perversos asirios?
Pasados los 40 días, se sentó a mirar que pasaba, y al ver que no sucedía nada de lo que esperaba, “se apesadumbró en extremo, y se enojó. Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto?” Jonás 4:1-4
¡Qué diálogo!
Un quejoso profeta que no amaba a sus prójimos y un paciente Dios que razonaba con él.
Estaba en duda la justicia del proceder divino, -cosa que se ha venido haciendo desde que Lucifer cuestionó la ley de Dios-.  Aunque Israel sufrió bajo los asirios por sus propios pecados, la magnitud de su desgracia le hacía levantar a Jonás el interrogante: ¿Es justo perdonar a los asesinos y no a sus víctimas?
Seguramente, el resentido profeta citaría en defensa de su tesis textos bíblicos como este:
“Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones; y que da el pago en persona al que le aborrece, destruyéndolo; y no se demora con el que le odia, en persona le dará el pago.” Deuteronomio 7:9,10
Él no entendía la lógica del Señor; le parecía que se había cometido una gran injusticia. Y todavía peor: su reputación de profeta podía quedar en ridículo (No seamos tan duros con Jonás, pues en alguna ocasión todos hemos obrado igual que el vidente rezongón).
“Y salió Jonás de la ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad. Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera. Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó. Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida.” Jonás 4:5-8
¿Por qué será que los hombres, en en vez de celebrar el triunfo de la gracia, nos dedicamos a quejarnos, a objetar y a criticar a los que Dios ha redimido?
La solución del Señor al dilema fue una sensacional doble lección objetiva.
La conclusión resultó entonces evidente -al menos para nosotros, porque el profeta todavía no entraba en razón-. Prefería él morirse antes que renunciar a su orgullo...
“Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte. Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció. ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?” Jonás 4:9-11
¡Qué bueno es que en Dios la piedad, la misericordia y la justicia estén indisolublemente unidas!
¡Qué maravilloso es que su perdón esté siempre disponible, incluso para los peores pecadores!
Lo que maravilla a los demonios y a los seres humanos caídos es que Dios pueda, al mismo tiempo, ser justo y justificar al pecador. Les resulta incomprensible la obra de la gracia y creen que no es justo que Dios nos perdone.
Pero el perdón resulta posible porque Jesús pagó en la cruz el precio de nuestras transgresiones. 
La Biblia declara: “Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación”. Éxodo 34:5-7
En las matemáticas divinas se obtiene: 
JUSTICIA + MISERICORDIA = PERDÓN.
¡Bendita ecuación! ¿No deberíamos alabarle por esto?

viernes, 15 de julio de 2011

AMARGURA

“Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.” Hebreos 12:15
¿Cristianos amargados?
Si, los hay; y es una actitud contagiosa y contaminante...
¿Qué cosas pueden hacer que brote?
Muchas cosas o ninguna. Podemos sentirnos mal por las vicisitudes de la vida, por no conseguir lo que deseamos, por ser maltratados, por la injusticia, por la ingratitud de los demás, etc.
O quizá todas estas cosas pueden también ocurrir sin hacernos mella. Todo depende de como afrontamos las situaciones que se nos presentan.
El texto de Hebreos 12 habla de no permitir que las circunstancias, las personas, o los propios sentimientos, se interpongan entre nosotros y nuestro Dios. Todo ello es cizaña, un verdadero estorbo para el crecimiento espiritual.
La horrible raíz de las quejas, el descontento, la envidia, el menosprecio, las críticas o la ambición insatisfecha, es contrastada aquí con la disciplina del Señor que produce “fruto apacible de justicia” (vers. 11).
Este oportuno consejo -tomado del Antiguo Testamento-, nos revela el frecuente origen de la amargura: “No sea que haya entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Jehová nuestro Dios... no sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo.” Deuteronomio 29:18
Dios es vida, luz y contentamiento para sus hijos; el gozo de su presencia llena de paz el corazón. Pero cuando nos apartamos de él, entramos en el dominio de las tinieblas, y sus amargos frutos no se hacen esperar. Una vida lejos del Señor es una vida de continuos sinsabores y frustraciones.
Pero tal sentimientos no son patrimonio exclusivo de los que se apartan de Dios por completo; también algunos justos cayeron en gran desconsuelo debido a circunstancias adversas:
  • Noemí: Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso.” Rut 1:20
  • Ana: “Ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.” 1 Samuel 1:10
  • Job: “Está mi alma hastiada de mi vida; Daré libre curso a mi queja, Hablaré con amargura de mi alma.” Job 10:1
La vida suele ser dura, las personas pueden ser muy faltas de misericordia, las cosas pueden salirnos mal. Y los cristianos no estamos exentos de malas relaciones o de situaciones penosas.
La amargura más corriente, más injustificada y más persistente, proviene sin embargo de las contiendas entre hermanos:
¡Cuántas veces en la iglesia hemos visto brotar este tipo de raíces malignas!
¡Cuántas veces una actitud desconsiderada o una palabra inoportuna fertilizó la amargura en algún corazón, alejándolo para siempre!
¡En cuántas ocasiones los que fueron comprados con la sangre de Cristo fueron maltratados por quienes debieran respetarlos, amarlos, cuidarlos y protegerlos!
¡Con qué facilidad algunos se permiten expresar animosidad, críticas y malas sospechas contra los líderes o contra sus hermanos en la fe!
¡Cómo duelen las palabras de aquellos que llamándose cristianos solo tienen hiel y ajenjo que ofrecer!
¡Ojalá pudieran comprender que un día se nos refregarán en la cara esas expresiones temerarias!
Entre la casa de Saúl y los partidarios de David hubo contiendas que pusieron en riesgo la misma existencia de Israel: “Allí Abner gritó a voz en cuello, y le dijo a Joab: ¿Vamos a estar siempre en guerra? Si seguimos así, el final de todos nosotros será muy amargo. ¿Cuándo vas a decirle a tu gente que deje de perseguir a sus propios hermanos?´ Y Joab le respondió: Te juro por Dios que, si no hubieras hablado como ahora lo has hecho, mi gente habría perseguido a sus hermanos hasta el amanecer.” 2 Samuel 2:26-27 (RV Contemporánea)
El diálogo se revela aquí como el bálsamo que suaviza las heridas y aleja las contiendas. Si tuvieramos más cuidado en hablar antes de disparar, tendríamos menos de que arrepentirnos.
Pero además cada quien de nosotros debe adoptar la actitud de David ante las situaciones difíciles de resolver: “Y David se angustió mucho... pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios.” 1 Samuel 30:6
En estos tiempos necesitamos desesperadamente encontrar fortaleza, fe y valor en Jesús.
El Salvador -que dio su vida por su iglesia-, espera que lo busquemos en las pruebas y que resolvamos nuestros conflictos en forma armoniosa. Nos dio además consejos sabios que haríamos bien en seguir, a fin de que podamos ser luz en medio de las tinieblas de este mundo y no parte de ellas.
“E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara. Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron.” Exodo 15:22-25
Como las ramas del árbol que endulzaron las aguas de Mara, la presencia de Cristo en nuestra vida quitará toda amargura. 
Pero él no trabaja sin nosotros. Necesitamos esforzarnos en abonar el terreno del corazón con cosas buenas y vigilar las malas raíces para que no puedan prosperar. De lo contrario, no solo nosotros, sino muchos serán contaminados por ellas.
La Biblia nos insta con poder: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.” Efesios 4:31
Extirpa las malas raíces de tu vida antes que se conviertan en frondoso árbol.

jueves, 14 de julio de 2011

TRANSFORMADOS POR LA CONTEMPLACIÓN

"Y por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor." 2ª Corintios 3: 18.
"Cuando la mente se detiene en Cristo, el carácter es moldeado a la divina semejanza. Los pensamientos se saturan con el sentimiento de su bondad y su amor. Contemplamos su carácter y de ese modo él está en todos nuestros pensamientos. Su amor nos envuelve. Cuando contemplamos aunque sea por un momento el sol en su gloria meridiana y luego apartamos los ojos, la imagen del sol aparece en todo lo que miramos. Así ocurre cuando contemplamos a Jesús; todo lo que miramos refleja su imagen, el Sol de Justicia. No podemos ver ninguna otra cosa o hablar de ninguna otra cosa. Su imagen está impresa en los ojos del alma, influye en cada detalle de nuestra vida diaria, suavizando y subyugando nuestra naturaleza entera. Contemplando somos formados a la semejanza divina, la semejanza de Cristo. Reflejamos los brillantes y vívidos rayos de su justicia sobre todos los que se asocian con nosotros. Nuestro carácter se transforma; porque el corazón, el alma y la mente están iluminados por los reflejos de Aquel que nos amó y se dio a sí mismo por nosotros. . . . No podemos detenernos a considerar nuestros sinsabores o hablar siquiera de ellos; porque un cuadro más placentero atrae nuestra mirada: el precioso amor de Jesús."-TM 388, 390. 
"Si conservamos nuestra mente fija en Cristo, él vendrá a nosotros . . . , seremos 'vivificados como trigo' y 'floreceremos como la vid."'-LP 59.
Tomado del libro LA FE POR LA CUAL VIVO (Domingo 24 de mayo)

martes, 12 de julio de 2011

AFERRADOS

“Pleito tiene Jehová con Judá para castigar a Jacob conforme a sus caminos; le pagará conforme a sus obras. En el seno materno tomó por el calcañar a su hermano, y con su poder venció al ángel. Venció al ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con nosotros”. Oseas 12:2-4
En este texto, el profeta hace referencia a dos momentos en la vida del patriarca Jacob, ambos caracterizados por la lucha y por estar aferrado a alguien:
  • Sus comienzos
  • El clímax de su experiencia religiosa.
La profecía puede aplicarse en forma triple: literalmente a Jacob; al pueblo de Israel de los días de Oseas; y por último a quienes vivimos en el fin de los tiempos.
En su nacimiento aparece aferrado al talón de su hermano, como un adecuado símbolo de su carácter mañoso y ventajero. 
Teniendo un temperamento opuesto al de Esaú y viéndose relegado por su padre, intentó ganar por medio de ardides y manipulación las bendiciones de la primogenitura.
En su confusión -y aunque anhelaba lo espiritual-, hizo uso de medios humanos para conseguir aquello que Dios ya le había prometido mediante el don de profecía. 
Los frutos de su conducta no se hicieron esperar. En vez de conseguir lo que quería, tuvo que abandonar el hogar paterno y sufrir mucho.
Fue engañado por su suegro varias veces, al punto que no soportó más y  tuvo que marcharse del hogar de Labán a escondidas.
El recuerdo de sus errores, mentiras y engaños del pasado, el entredicho con su suegro y la llegada de su hermano con un grupo armado, lo llevaron a buscar a Dios en oración.
Lo vemos nuevamente aferrarse, pero ya no a cosas mundanas, sino a Dios mismo.
Su lucha ahora era contra el Ángel de Jehová (Cristo mismo). 
En principio combatió con todas sus fuerzas, sin lograr nada; pero cuando comprendió la naturaleza de aquel a quien enfrentaba, se arrojó a sus pies, contrito y suplicante. Peleó, lloró y rogó, con la determinación de no soltarse hasta que obtuviera la bendición.
Fue junto al río Jaboc que tuvo su maravilloso y redentor encuentro con el Señor. Allí comenzó una nueva experiencia para él. El amanecer de un nuevo día prefiguró lo que sucedía en su interior. Salió de allí como un hombre transformado, con un nombre nuevo y un nuevo corazón.
Ya había luchado y vencido por la fe; aunque no sin pérdida.
Su lucha es una impresionante representación de la lucha final del pueblo de Dios: “¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado.” Jeremías 30:7
De igual manera, en la angustia final, tendremos que luchar con nosotros mismos y con Dios. Debemos adquirir por la fe la seguridad de que estamos a cuentas con el Señor.
Necesitaremos para ello dejar de aferrarnos a las cosas de este mundo, para tomarnos con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra voluntad, del Único que puede concedernos la victoria.
Y como Jacob, para ser triunfantes -¡oh paradoja!- primero necesitaremos rendirnos.
Jesucristo fue nuestro ejemplo en este sentido. Cuando vino a este mundo tuvo que vivir por fe tal como nosotros, vencer con las mismas armas de que disponemos y aferrarse a lo celestial.
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Filipenses 2:5-8
Nuestro querido Salvador se despojó de toda su gloria y poder por nosotros para alcanzar nuestra redención. De esa manera, su victoria llegó a ser la nuestra ¿Nos apropiaremos de ella?
Caigamos hoy a los pies de Jesús, con el mismo espíritu de Jacob, dispuestos a no soltarle hasta ser bendecidos.

viernes, 8 de julio de 2011

SOFONÍAS EL PROFETA DEL ADVENIMIENTO

De Sofonías poco se sabe y menos se habla. Su antigua profecía, registrada en tres cortos capítulos, tiene un fuerte mensaje para los creyentes de hoy.
En este libro del Antiguo Testamento aparecen mensajes dados a Israel en tiempos del rey Josías que preludian los eventos relacionados con la segunda venida de Cristo. Si bien tratan de juicios anunciados sobre Judá y Jerusalén y su restauración posterior, podemos advertir en ellos una clara línea de eventos que culminarán con nuestra salvación (pues el proceder de Dios para con el pecado ha sido siempre el mismo).
Sus grandes actos de juicio y liberación -junto a maravillosas promesas de cuidado y restauración-, se presentan aquí para advertirnos, alentarnos e impulsarnos a una preparación más consecuente. 
Agrego a cada punto la referencia del Nuevo Testamento.

I- Anuncio del día del Señor - 2ª Pedro 3:9-13
"Palabra de Jehová que vino a Sofonías hijo de Cusi, hijo de Gedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías, en días de Josías hijo de Amón, rey de Judá. Destruiré por completo todas las cosas de sobre la faz de la tierra, dice Jehová. Destruiré los hombres y las bestias; destruiré las aves del cielo y los peces del mar, y cortaré a los impíos; y raeré a los hombres de sobre la faz de la tierra, dice Jehová" (1:1-3).
 "Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente" (vs. 14).

II-  El juicio previo a la venida de Cristo - Mateo 22:11-13  
"Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal" (vs. 12).

III- La necesidad de la justificación por la fe
"Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra" (vs. 18).

 IV- Solo un remanente será salvo - Romanos 9:27,28
"Congregaos y meditad, oh nación sin pudor, antes que tenga efecto el decreto, y el día se pase como el tamo; antes que venga sobre vosotros el furor de la ira de Jehová, antes que el día de la ira de Jehová venga sobre vosotros. Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizá seréis guardados en el día del enojo de Jehová" (2:1-3).
"Será aquel lugar para el remanente de la casa de Judá... porque Jehová su Dios los visitará, y levantará su cautiverio" (vs. 7).

V- Peligros del legalismo y la justificación propia - Daniel 9:18
"Esta es la ciudad alegre que estaba confiada, la que decía en su corazón: Yo, y no más. ¡Cómo fue asolada, hecha guarida de fieras! Cualquiera que pasare junto a ella, se burlará y sacudirá su mano". "¡Ay de la ciudad rebelde y contaminada y opresora! No escuchó la voz, ni recibió la corrección; no confió en Jehová, no se acercó a su Dios.Sus príncipes en medio de ella son leones rugientes; sus jueces, lobos nocturnos que no dejan hueso para la mañana. Sus profetas son livianos, hombres prevaricadores; sus sacerdotes contaminaron el santuario, falsearon la ley" (2:15 - 3:4)

 VI- Fin del tiempo de gracia - Apocalipsis 22:11
"Jehová en medio de ella es justo, no hará iniquidad; de mañana sacará a luz su juicio, nunca faltará; pero el perverso no conoce la vergüenza" (vs. 5).

VII- El zarandeo final - Amos 9:8-10
"Hice destruir naciones; sus habitaciones están asoladas; hice desiertas sus calles, hasta no quedar quien pase; sus ciudades están asoladas hasta no quedar hombre, hasta no quedar habitante. Dije: Ciertamente me temerá; recibirá corrección, y no será destruida su morada según todo aquello por lo cual la castigué. Mas ellos se apresuraron a corromper todos sus hechos. Por tanto, esperadme, dice Jehová, hasta el día que me levante para juzgaros; porque mi determinación es reunir las naciones, juntar los reinos, para derramar sobre ellos mi enojo, todo el ardor de mi ira; por el fuego de mi celo será consumida toda la tierra" (vs. 6-8).

VIII- La lluvia tardía del Espíritu - Joel 2
"En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común consentimiento. En aquel día no serás avergonzada por ninguna de tus obras con que te rebelaste contra mí; porque entonces quitaré de en medio de ti a los que se alegran en tu soberbia, y nunca más te ensoberbecerás en mi santo monte. Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, el cual confiará en el nombre de Jehová. El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa; porque ellos serán apacentados, y dormirán, y no habrá quien los atemorice" (vs. 9-13)

IX- Segunda venida de Cristo- Hebreos 9:27,28
"Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén. Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; Jehová es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal. En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sion, no se debiliten tus manos. Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos" (vs. 14-17).

X- Promesas de salvación y vida eterna - Lucas 12:32
"Reuniré a los fastidiados por causa del largo tiempo; tuyos fueron, para quienes el oprobio de ella era una carga. He aquí, en aquel tiempo yo apremiaré a todos tus opresores; y salvaré a la que cojea, y recogeré la descarriada; y os pondré por alabanza y por renombre en toda la tierra. En aquel tiempo yo os traeré, en aquel tiempo os reuniré yo; pues os pondré para renombre y para alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando levante vuestro cautiverio delante de vuestros ojos, dice Jehová" (vs. 18-20).

¡Ven Señor Jesús!

domingo, 3 de julio de 2011

UN TONTO HOMBRE DE FE

“Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza. Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres”. Jueces 16:15-17
La historia de Sansón demuestra que un cristiano puede ser muy fuerte sin dejar de ser muy tonto.
Dotado desde su milagroso nacimiento con una fuerza prodigiosa, este héroe debía ser el instrumento en las manos del Señor para liberar a su pueblo del dominio filisteo. El propósito divino era que su vida le glorificara; pero Sansón utilizó su fortaleza solo para glorificarse a sí mismo.
Despreció los consejos de sus padres y la compañía de los de su nación y pasó más tiempo en territorio filisteo que en su propio terruño. Fue tras mujeres paganas y quebrantó uno tras otro los votos de su nazareato
Después de dos trágicas experiencias con mujeres filisteas, podría pensarse que aprendió la lección; pero no fue así. Por el contrario, buscó relacionarse con una tercera mujer filistea, Dalila, que le llevaría al desastre.
Al leer el relato uno no puede menos que pensar: ¿Cómo pudo ser tan tonto y no darse cuenta? ¿Cómo pudo arruinar así su vida?
José Hernández en su sublime poema gauchesco da en el clavo cuando afirma: “¡es zonzo el cristiano macho cuando el amor le domina!” (El Martín Fierro cap. X)
Su historia aparece en la Biblia como un faro de advertencia para todos los que han alcanzado grandes alturas espirituales, a fin de recordarnos que no debemos depositar nuestra confianza en las propias capacidades. Todo lo que tenemos y somos viene del Señor. Nuestros dones, bienes y talentos deben ocuparse en su servicio a fin de que se multipliquen; de lo contrario, los perderemos irremediablemente.
Sansón no cayó de un golpe. Poco a poco fue aventurandose en terreno enemigo, y en cada ocasión en que Dios lo libraba, se engañaba a sí mismo pensando que lo había conseguido por su propia fuerza. Cada victoria lo alentaba a ser un poco más descuidado. Cada obstáculo superado le hacía pensar que podía agradar sus sentidos al extremo y todavía gozar de las bendiciones divinas.
Esa es sin dudas la mejor receta del Diablo para llevarnos a la perdición. La Biblia dice: “Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. Santiago 4:4
El voto de nazareo incluía no consumir bebidas alcohólicas, no contaminarse con cuerpos muertos y no cortarse el cabello. Al final, el único que no había quebrantado todavía era este último.
Hay un límite para la transgresión, y cuando el hombre lo cruza, solamente le queda afrontar las consecuencias de su locura. El poderoso héroe de Israel quedó convertido en un ciego indefenso obligado a trabajar como un animal y fue la burla de los enemigos de su pueblo.
Pero la historia de Sansón también trae esperanza. Después de arruinar su vida, se arrepintió sinceramente y el Señor lo perdonó y lo utilizó para causar un gran daño a la causa de sus enemigos. Agradezcamos a nuestro buen Dios porque siempre está dispuesto a dar “últimas oportunidades” (en realidad está lleno de elllas).
La gracia que salva al pecador también puede restaurar al extraviado. El mismo amor que tiene hacia los que pecan sin saber, se extiende hacia los que a sabiendas desperdician sus oportunidades.
Lo maravillosamente paradójico de la historia de este insensato juez es que no se lo recuerda por sus errores, sino como un hombre de fe.
Aparece en Hebreos 11:32 como uno de los que por la fe resultaron triunfadores. El perdón de Dios fue suficientemente amplio para cubrir sus deficiencias (¡y las nuestras también!), echándolas  al olvido.
Un tonto hombre de fe por su debilidad cayó hasta extremos inconcebibles. La fe de un hombre tonto lo ayudó a aferrarse al último rayo de esperanza que provenía del trono de Dios y le permitió alcanzar la salvación.
Busca a Dios. Aférrate hoy de su fortaleza, no importa cuan bajo hayas caído ni cuantos errores hayas cometido. Recuerda a Sansón.