“Y...
alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y
detrás... Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y
alrededor y por dentro estaban llenos de ojos...” Apocalipsis 4:6,8
Siempre me intrigó la visión de estos cuatro seres vivientes que parecen tan espantosos estando frente mismo del trono de Dios.
¡Llenos de ojos; delante, detrás, alrededor y por dentro...! Horrible, ¿verdad?
(Me queda la pregunta de cómo hizo Juan para ver que tenían ojos por dentro).
Pero
yendo al punto, la visión entera es evidentemente simbólica y por lo
tanto los aquí representados no serían monstruos de ciencia ficción,
sino ángeles. En la visión de Ezequiel capítulo 1 aparecen personajes
similares, a los que se llama “querubines”.
La
multitud de ojos puede entenderse como símbolo de la inteligencia e
incesante vigilancia de los seres celestiales, actuando como delegados
del Todopoderoso.
Ahora bien, los ojos de Dios en las Escrituras están relacionados con al menos tres cosas:
- Representan su soberana omnipresencia y su total conocimiento.
Él todo lo ve y todo lo sabe al mismo tiempo: “Jehová
está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono; Sus ojos
ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres”. Salmos 11:4
Y también:
“no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien
todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien
tenemos que dar cuenta”. Hebreos 4:13
¿Qué sentimientos te provoca saber que Él te está viendo?
Para
la gran mayoría de la humanidad esa escrutadora mirada es de temer.
Para el pecador, la visión de un Dios santo es fuego consumidor, algo
pavoroso.
Jesús glorificado aparece en Apocalipsis 2:18 como “el que tiene ojos como llama de fuego”. Nadie puede soportar el profundo escrutinio de ojos que son "muy limpios... para ver el mal" (Habacuc 1:13).
- Revelan también el agrado o desagrado que Dios manifiesta hacia las acciones y la conducta de los seres humanos.
Frecuentemente la aprobación divina se expresa con frases como esta: “pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová”. Génesis 6:8
Hallar
gracia ante los ojos de Dios es andar plenamente en armonía con su
voluntad, habiendo sido limpiado del pecado, justificado y aprobado por
Dios. No se trata simplemente de caerle bien. Nada menos que la morada
interior del Espíritu en el corazón puede producir tal aceptación.
- Los ojos de Dios simbolizan, por último, su derecho y capacidad de hacer juicio.
Los individuos y las naciones son pesadas en la balanza del cielo de acuerdo a si han lo recto o lo malo “ante los ojos de Jehová”. Cuán distinta sería nuestra conducta si fuéramos conscientes de que estamos permanentemente ante su vista.
Pero
los ojos de Dios tienen también una connotación positiva. Para los que
le aman, la mirada del Señor es garantía de paz, seguridad y protección.
Como
un padre o una madre que observa a sus hijos mientras juegan, nuestro
buen Dios está siempre allí, vigilando para protegernos del mal y del
peligro. No ignora las acechanzas del Diablo y pone todos sus recursos a
nuestra disposición para que no caigamos en sus letales trampas.
Si
el nos está mirando, podemos caminar confiadamente en medio de los
peligros de la vida, sabiendo que estamos bajo el seguro cuidado del
Todopoderoso Rey del Universo. “Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos”. Salmos 34:15
Su
mirada resulta entonces una bendición incomparable. Que en este
vastísimo cosmos, el gran Dios del cielo se fije en nosotros de manera
tan íntima y personal; con tanta solicitud y ternura, debería alentar
nuestra fe y despertar más y más amor hacia él.
Alabemos a Dios por tener sus ojos siempre apuntando hacia nosotros.
Seguiremos en la próxima entrada.
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