“Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él.” Salmos 118:24
¿Vendrá Jesús en el 2.012...? ¿En este mes de enero...? ¿Podría venir hoy mismo...?
Llegó por fin el nuevo año. El tan mentado, esperado (y temido por algunos) año 2.012.
Se
ha hecho mucho énfasis en esta fecha, y ha sido motivo de toda clase de
especulaciones. Pero después de todo, es tan solo un día más de un año
más. El comienzo de un nuevo ciclo que esta vez tiene 366 días (por ser
bisiesto); una nueva órbita del planeta alrededor del sol. Solo eso.
No
obstante, a los seres humanos nos apasionan los ciclos. Le damos un
sentido especial a estas fechas, ya se trate del año nuevo occidental,
del año nuevo chino, o del nuevo año judío.
Nos
gusta pensar en estos días como el comienzo de una nueva etapa, en la
cual dejaremos atrás lo malo y tendremos una nueva experiencia; el fin
de una era y el inicio de otra mejor, llena de augurios de felicidad.
También la percibimos como una hoja en blanco, una nueva oportunidad
para enderezar el rumbo. Eso es lo que se refleja en cada tarjeta de
felicitación que enviamos o recibimos.
Otros,
menos optimistas y más realistas lo ven como una amenaza. Un año
plagado de catástrofes de todo tipo (ambientales, climáticas,
económicas, sociales, etc.). El cine y las noticias se han hecho eco de
todo eso.
Pero, ¿qué dice la Palabra de Dios?
Primero, dice claramente que no sabemos cuándo vendrá. Sus propósitos son
independientes de las acciones humanas. Desde su majestuosa eternidad,
el Señor lleva a cabo sus planes sin prisa y sin demora. Retornará en el
día que determinó de antemano.
Sin
embargo, tenemos las profecías para guiarnos en lo referente al tiempo
de su venida. Todas ellas, más que hablar, gritan que Dios no se tardará
más. Aunque algunos digan que ya pasaron demasiados años desde la
promesa de su retorno, lo cierto es que Él vendrá. Y pronto.
“Vino
a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, ¿qué refrán es este
que tenéis vosotros en la tierra de Israel, que dice: Se van prolongando
los días, y desaparecerá toda visión?... Diles, por tanto: Así ha dicho
Jehová el Señor: No se tardará más ninguna de mis palabras, sino que la
palabra que yo hable se cumplirá, dice Jehová el Señor“ Ezequiel 12:21,22,28
Podemos
gozarnos en la completa seguridad de que el Dios que no miente prometió
ejecutar su sentencia contra la tierra en justicia y con prontitud.
Por otro lado; si no es ahora, ¿cuándo?
Deberíamos esperar la venida de Cristo.
Deberíamos anhelar su pronto regreso.
Deberíamos clamar por él.
Ninguna otra cosa es más importante. Nada tiene mayor prioridad. Ruega a Dios que Jesús vuelva HOY mismo.
Si a nosotros nos va bien y el mundo sigue hundido en el pecado ¿de qué serviría?
Si
por el contrario, nos va mal en este año, no nos desesperemos, porque
pronto vendrá nuestro Salvador, para darnos la vida eterna.
¿Crees esto? ¿Pides cada día por su venida en gloria?
Aunque
nuestros ruegos no serán nunca mayores que el intenso deseo del Señor
de terminar de una vez para siempre con el problema del pecado. Está
esperando que compartamos con celo ardiente, no solo la esperanza de que
vuelva, sino una poderosa convicción.
Debemos querer con toda intensidad que venga ya.
Pidámosle que vuelva, y que vuelva pronto.
Abandonemos
nuestros propios proyectos e intereses mundanos y centrémonos en
Cristo, para mostrarle al mundo que de veras amamos su venida. Hablemos,
trabajemos, testifiquemos y prediquemos acerca de ella. Dejemos de lado
este año la complacencia egoísta, el amor por las cosas de este mundo,
la búsqueda de placer terrenal, las dudas y el desánimo. No hay tiempo
para eso.
Comparto contigo los pensamientos de una carta escrita por Elena de White a una persona vacilante en su fe: “Espero
que no se desanime por ningún motivo. . . Dios quiere que sea libre,
que crea, que tenga confianza y que deje de dudar. Quiera Dios ayudarla.
. . Un nuevo año se abre ante nosotros. Sea éste un año feliz. . .
Refúgiese en los brazos de Jesús y no se esfuerce por desprenderse de
ellos. Crea en Dios, alábelo y siga adelante. Ya casi hemos llegado a
casa.
El
Señor viene. Levante la vista y regocíjese, porque su redención está
cerca. Veo en Jesús a un Redentor compasivo y amante, que puede salvar
hasta lo sumo a los que acuden a él. Deposite todo el peso de su ser en
las promesas de Dios. Crea; tiene el privilegio de creer” (Carta 31, del 1º de enero de 1887). Cada Día con Dios pág. 9
¿Crees que Jesús vendrá, que el día de tu redención está cerca y que pronto iremos a casa?
Entonces sí que será un buen año. El año del retorno de nuestro querido Dios y Salvador Jesucristo.
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