"En caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos". 2ª Corintios 11:26
Recuerdo cuando era niño, que frente a la casa de mi tía había un terreno baldío en el cual nos gustaba jugar. Incluso desmalezamos una parte para practicar fútbol. Había también allí una ruinosa casa abandonada que tomamos empeño en derribar. Ese lugar era nuestro mayor placer, parte indispensable del cielo de nuestra infancia.
Pero un día vinieron unos trabajadores y comenzaron a limpiar el terreno para edificar lo que luego sería la compañía telefónica. Para mi sorpresa, sacaron del lugar ¡no menos de 14 serpientes venenosas!
¡Y nosotros creíamos que el lugar era perfectamente seguro!
Del mismo modo, transitamos hoy por terreno peligroso. No me refiero a la violencia e inseguridad que abundan en nuestro mundo, el crimen, el robo o las violaciones, por decir algo; hablo de los peligros espirituales que hoy son mayores que en ninguna otra época de la historia.
Coincido con la siguiente cita:"Vivimos en el período más solemne de la historia de este mundo. La suerte de las innumerables multitudes que pueblan la tierra está por decidirse. Tanto nuestra dicha futura como la salvación de otras almas dependen de nuestra conducta actual. Necesitamos ser guiados por el Espíritu de Verdad. Todo discípulo de Cristo debe preguntar seriamente: "¿Señor, qué quieres que haga?" Necesitamos humillarnos ante el Señor, ayunar, orar y meditar mucho en su Palabra, especialmente acerca de las escenas del juicio. Debemos tratar de adquirir actualmente una experiencia profunda y viva en las cosas de Dios, sin perder un solo instante. En torno nuestro se están cumpliendo acontecimientos de vital importancia; nos encontramos en el terreno encantado de Satanás. No durmáis, centinelas de Dios, que el enemigo está emboscado, listo para lanzarse sobre vosotros y haceros su presa en cualquier momento en que caigáis en descuido y somnolencia". CS pag. 601
Tal como en el baldío de mi niñez, la Serpiente Antigua se halla agazapada por todas partes, lista para atacar, pues nos encontramos en su territorio; -la Biblia dice que "el mundo entero está bajo el maligno" 1º Juan 5:19- no hay lugar donde esconderse, ni aspecto de la vida que no esté contaminado por el pecado.
Ante esta situación, los más concienzudos buscan el mal en todas partes (y lo encuentran), haciendo mucho ruido por su descubrimiento. En un tiempo, era frecuente que algunos escucharan cintas de casette al revés para encontrar mensajes subliminales. De la lista de cantantes o grupos musicales que daban, la mayoría ¡ni necesitaba ser escuchada al revés para descartarla!
En el extremo opuesto, algunos minimizan las cosas diciendo que no hay que ser fanáticos y que solamente necesitamos criterio.
Es sumamente riesgoso ser alarmista, pero todavía es peor ser indiferentes o descuidados con los peligros que vendrán. La temeridad es mortal.
Pero como hijos de Dios, nuestra mayor necesidad no está en saber donde está el peligro, porque estamos rodeados de ellos; ni confiar en nuestro pobre criterio o nuestro sentido ¿común?; necesitamos la protección divina.
Nuestra respuesta ante el peligro determinará la salvación o la perdición de nuestra alma y de las que están bajo nuestra influencia. Nos hace falta vigilar, orar, ayunar, buscando la dirección divina.
Nos esperan horas peligrosas. Aunque no combatimos contra carne y sangre, todo mal posible, la oposición del mundo entero, se prepara para lanzarse contra los que quieren ser fieles a Dios. Son dominados por la "potestad de las tinieblas" (Colosenses 1:13), la hueste de Lucifer.
El mensaje de los tres ángeles que está siendo predicado a la humanidad tiene la contraparte de su falsificación satánica: "vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso". Apocalipsis 16:13,14
El enemigo procura que nos durmamos en la seguridad de las cosas materiales, o en el "éxito" espiritual de miles de bautismos, o en la rutina de simplemente asistir a la iglesia. Intenta seducirnos con doctrinas extrañas, nuevas y fascinantes. Quiere que nos desgastemos discutiendo por temas que no son vitales para la salvación o que discutamos por el poder y la supremacía; porque así nos tendrá justo donde él quiere: sin preparación para la vida eterna.
Al meditar en estos aspectos, entiendo que en aquel terreno de mi infancia, las serpientes no nos mordieron sólo gracias a la protección divina y que así será también hoy. Debo buscarla con fervor y sin vacilación, tengo que hacer de Dios mi fortaleza, pues Satanás no tendrá mayor poder sobre mi vida que el que yo mismo le otorgue.
Decide conmigo en este día ser vigilante, humilde y sumiso ante la voluntad divina, concluyendo con el apóstol: "Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte". 2º Corintios 12:10
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