"Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas." Apocalipsis 14:6,7
Revisando las entradas anteriores del blog, encontré que una de ellas (ver http://willygrossklaus.blogspot.com/2009/10/los-tres-tronos-del-juicio.html) todavía esperaba continuación y quiero volver sobre el tema.
La declaración bíblica inicial nos llama a prestar atención al evangelio eterno y a adorar al creador en el contexto del juicio de Dios.
Yo sé que el juicio no es un tema agradable para muchos, que prefieren hablar únicamente del amor divino manifestado en Jesús que vino a morir por los pecadores.
Pero ver a Jesús sólo como quién murió por nuestros pecados es limitar el alcance del plan de redención.
La Biblia menciona que Cristo es también nuestro Creador, Sustentador, Garante, Sustituto, Justicia de Dios, Propiciación por el pecado, Abogado, Intercesor y Juez. Su obra en nuestro favor es necesariamente compleja y abarcante pues debe dar una respuesta definitiva a los interrogantes que el pecado introdujo sobre el carácter de Dios.
El juicio en verdad no trata tanto sobre nosotros, sino sobre Dios mismo, que es acusado por Satanás de ser un tirano duro y arbitrario que somete el libre albedrío de los seres que creó por medio de una ley injusta y limitante. Su justicia debe ser vindicada ante el universo entero.
No obstante, cada actor del drama tiene una responsabilidad por la cual dar cuenta, por ello el juicio nos incluye. Y aunque somos salvados por gracia por medio de la fe, seremos juzgados por nuestras obras (que son la respuesta humana a la gracia de Dios).
La norma del juicio será su ley (los 10 mandamientos) como expresión de Su carácter.
Respecto a quién nos juzgará, hay algunas declaraciones bíblicas que suenan aparentemente contradictorias:
- "Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo". Juan 12:47
- "Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo". Juan 5:22
- "Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros... os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel". Mateo 19:28
Al final: ¿nos juzgará el Padre, el Hijo, o lo haremos nosotros mismos?
Todas estas afirmaciones son correctas. Sólo que en tiempos diferentes.
Primero, la Escritura afirma que lo hará Jesús: "por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos". Hechos 17:31
Será nuestro Juez porque primero ha sido nuestro Redentor en el Calvario y nuestro Sumo Sacerdote intercesor en el Santuario del cielo. Tiene todo el derecho, adquirido en la cruz, de dar a cada uno el pago conforme a la aceptación o el rechazo de su gracia.
Los justos deben ser examinados primero, (ver Hebreos 9:27-28 ) y luego los impíos, como lo afirma este pasaje: "Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?" 1 Pedro 4: 17,18
Ese juicio es previo al advenimiento de Cristo, como profetizó Daniel: "Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días... millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos... Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido". Daniel 7:9-14
En segundo lugar, dice que lo haremos nosotros: "¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?" 1 Corintios 6:2,3
La parte del juicio que nos toca es simplemente comprobar que el Señor ha obrado con equidad en su trato con el mal (ver Dan. 7:22; Apoc. 20:4). Durante los mil años posteriores a su venida, que pasaremos en el cielo, podremos revisar los registros divinos y desechar por completo las dudas que podríamos tener sobre su justicia.
Finalmente, también nos juzgará el Padre: "Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras." Apocalipsis 20:11,12
Cuando toda duda quede aclarada y toda objeción haya sido resuelta para satisfacción de cada criatura que puebla el cosmos, Él se sentará para dictar la sentencia final, aniquilando a los rebeldes (tanto los hombres como Satanás y sus ángeles) y restableciendo la armonía del universo para toda la eternidad venidera.
¿Te imaginas un mundo libre de toda clase de mal, sin tristeza, injusticia, mentira, dolor y sufrimiento? Ya viene. El juicio lo hará realidad.
Anhelemos ese día cuando "en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre". Filipenses 2:10,11
Nota final:
Ver también los siguientes pasajes referidos al tema: Eclesiastés 12:13-14 - Juan 12:48 - Romanos 14:10 - Apocalipsis 11:18 - Mateo 25:31
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