Algunos las clasifican con las otras al mismo nivel de pura superchería. Inventos de la religión para meter miedo.
No obstante, las hay, y aunque no nos agrade, en la Biblia figuran muchas maldiciones, incluso algunas prescritas por Dios mismo.
Una de las más curiosas es la que sigue: "(el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de maldición, y dirá a la mujer): Jehová te haga maldición y execración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová que tu muslo caiga y que tu vientre se hinche; y estas aguas que dan maldición entren en tus entrañas, y hagan hinchar tu vientre y caer tu muslo. Y la mujer dirá: Amén, amén. El sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro, y las borrará con las aguas amargas" Números 5:21-23
Estas palabras parecen ser nada más que una fórmula preparada para asustar a las personas. Pero no está de acuerdo con el carácter del Dios revelado en las Escrituras someter a las personas por el temor. El espera de sus hijos un servicio amante y voluntario.
¿Qué sentido tienen las maldiciones entonces?
Las maldiciones bíblicas deben entenderse a la luz del resto de la revelación bíblica, que muestra al Señor profundamente interesado en el bienestar y la salvación del ser humano y que tiene para con él un propósito de amor. Por otro lado, la existencia del pecado y de la obra de Satanás para arruinar la creación de Dios son la realidad contrapuesta, ambas claramente presentadas en su Palabra.
Toda maldición dada por Dios tiene estas características:
Al maldecir ciertas conductas, el Señor nos indica el camino que desea que sigamos: "Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová". Jeremías 17:5
Él espera que confiemos en su misericordia, no en nosotros mismos o en otro ser humano. La auto confianza es perniciosa, poner la fe en el poder o el esfuerzo humanos es un engaño colosal. Nada hay tan irremediable como dejar de confiar en Dios y fiarnos en nuestro insensato orgullo.
Fue este pecado el que hizo caer a Satanás, el que llevó a David a pecar con Betsabé, el que condujo a Pedro a negar tres veces a su Señor. Lo mismo sucede con cada ser humano, llevándolo ciegamente al abismo de la perdición.
Por último, al maldecir, nuestro Señor espera que su pueblo despierte de su modorra espiritual y trabaje para su causa.
Encontré esta cita relativa a ese incidente: "Ningún otro versículo del libro de los jueces constituye una advertencia tan severa a los miembros de la iglesia actual como éste en que se maldice a los que en un tiempo de crisis se niegan a colaborar. Frente a una tremenda necesidad de obreros, muchos profesos cristianos se conforman con seguir su conducta tranquila y egoísta, sin ayudar a la iglesia de Dios en su lucha contra Satanás. Dicen que la obra de la iglesia debe ser realizada por los ministros, y no aceptan ellos mismos ninguna responsabilidad. La maldición de Meroz recae sobre esos cristianos infieles a menos que abandonen su espíritu apático". (Comentario Bíblico Adventista sobre Jueces 5:23)
Las maldiciones, así como las bendiciones son acarreadas por nuestras decisiones. Son el fruto de nuestra conducta y de nuestras elecciones. Esto, aunque no le impidió hacerlo, lo entendió muy bien Jacob cuando su madre lo impulsó a engañar a su padre, diciendo: "Quizá me palpará mi padre, y me tendrá por burlador, y traeré sobre mí maldición y no bendición". Génesis 27:12¿Qué sentido tienen las maldiciones entonces?
Las maldiciones bíblicas deben entenderse a la luz del resto de la revelación bíblica, que muestra al Señor profundamente interesado en el bienestar y la salvación del ser humano y que tiene para con él un propósito de amor. Por otro lado, la existencia del pecado y de la obra de Satanás para arruinar la creación de Dios son la realidad contrapuesta, ambas claramente presentadas en su Palabra.
Toda maldición dada por Dios tiene estas características:
- Es descriptiva. No muestra un mal deseo de Dios hacia nosotros, sino los resultados del pecado en la naturaleza y en el ser humano.
- Es preventiva. Presenta por contraste con las bendiciones de la obediencia, su deseo de que sus hijos se aparten del mal (ver Deut. 27 y 28)
- Es admonitoria. Busca despertarnos por medio de advertencias y llevarnos al arrepentimiento, cumpliendo así su propósito de redención.
Al maldecir ciertas conductas, el Señor nos indica el camino que desea que sigamos: "Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová". Jeremías 17:5
Él espera que confiemos en su misericordia, no en nosotros mismos o en otro ser humano. La auto confianza es perniciosa, poner la fe en el poder o el esfuerzo humanos es un engaño colosal. Nada hay tan irremediable como dejar de confiar en Dios y fiarnos en nuestro insensato orgullo.
Fue este pecado el que hizo caer a Satanás, el que llevó a David a pecar con Betsabé, el que condujo a Pedro a negar tres veces a su Señor. Lo mismo sucede con cada ser humano, llevándolo ciegamente al abismo de la perdición.
Por último, al maldecir, nuestro Señor espera que su pueblo despierte de su modorra espiritual y trabaje para su causa.
"Maldecid a Meroz, dijo el ángel de Jehová;
Maldecid severamente a sus moradores,
Porque no vinieron al socorro de Jehová,
Al socorro de Jehová contra los fuertes. " Jueces 5:23
En momentos en que Israel era llamado a combatir al lado de Débora y Barac contra los cananeos, un pueblo rechazó la convocatoria y fue maldecido proféticamente, como advertencia para todo creyente.Maldecid severamente a sus moradores,
Porque no vinieron al socorro de Jehová,
Al socorro de Jehová contra los fuertes. " Jueces 5:23
Encontré esta cita relativa a ese incidente: "Ningún otro versículo del libro de los jueces constituye una advertencia tan severa a los miembros de la iglesia actual como éste en que se maldice a los que en un tiempo de crisis se niegan a colaborar. Frente a una tremenda necesidad de obreros, muchos profesos cristianos se conforman con seguir su conducta tranquila y egoísta, sin ayudar a la iglesia de Dios en su lucha contra Satanás. Dicen que la obra de la iglesia debe ser realizada por los ministros, y no aceptan ellos mismos ninguna responsabilidad. La maldición de Meroz recae sobre esos cristianos infieles a menos que abandonen su espíritu apático". (Comentario Bíblico Adventista sobre Jueces 5:23)
Dios espera que la iglesia despierte a su sagrada comisión, que cada uno haga la parte que le corresponde en advertir a un mundo que perece de la cercanía del advenimiento del Salvador, de la culminación del juicio y del tiempo de gracia para los hombres.
¡No atraigas sobre tí mismo la maldición!
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