del triunfo de la luz sobre el pecado
la claridad del día prefijado
que se anuncia con vivos resplandores
Lo proclaman los andantes rumores,
el torbellino de odios desatado,
lo dice el terremoto y el tornado,
de la angustia en los pueblos los dolores.
¡Viene el Señor! Promesa no ilusoria
indicios mil confírmala a porfía
señales que son cortas de victoria
a todo aquel que guarda en su memoria
la fiel palabra que dijera un día
¡Vendré otra vez en majestad y gloria!
Autor desconocido
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