y acaba su viaje el peregrino
¡con qué placer termina su camino
el que cruzó por áridos desiertos!
Grato es mirar el horizonte abierto
después de negro abrumador destino,
o disfrutar en cambio repentino,
glorioso triunfo, tras combate incierto.
Mas grato mucho más sin semejanza
será acabar la obscura travesía,
donde tanta miseria nos alcanza.
Y en el cielo a la luz de la eternidad
ver a Dios, satisfecha la esperanza
con la visión feliz que el alma ansía.
Carlos Araujo
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