domingo, 24 de mayo de 2009

Un niño escondido en el templo

Cuenta la BIblia en 2º de Reyes capítulo 11, la historia de una terrible mujer que accedió al trono de Judá. Era hija de Jezabel (reina de Israel y sacerdotisa pagana) y se apoderó del trono luego de haber mandado a asesinar a ¡todos sus nietos!, con terribles consecuencias para el pueblo y especialmente para la familia real. Al igual que su madre, Atalía favoreció el culto a Baal entre el pueblo haciendo que olvidaran a Dios.
En este incidente encontramos preciosas lecciones para los padres, los maestros y la iglesia.
"Cuando Atalía madre de Ocozías vio que su hijo era muerto, se levantó y destruyó toda la descendencia real. Pero Josaba hija del rey Joram, hermana de Ocozías, tomó a Joás hijo de Ocozías y lo sacó furtivamente de entre los hijos del rey a quienes estaban matando, y lo ocultó de Atalía, a él y a su ama, en la cámara de dormir, y en esta forma no lo mataron. Y estuvo con ella escondido en la casa de Jehová seis años; y Atalía fue reina sobre el país".(vs. 1-3)
¡Un niño escondido en el templo! ¡Qué figura poderosa!
En una simple aplicación del texto, somos llamados a "esconder" nuestros niños de la contaminación mortal de las modernas Atalías que los inducen al mal ¿Cuáles serían?
La Biblia dice que "el mundo entero está bajo el maligno" 1º Juan 5:19 !Qué pavoroso! O sea que ¡Atalía reina incluso entre nosotros!
Algunos cristianos comprometidos emprenden la fatigosa tarea de combatir el mal tratando inútilmente de frenar su avance; (no digo que no hagamos nada) pero recordemos que nuestra preocupación primaria no debería ser si van a mirar este o aquel programa de Tv o ir a tal o cual lugar sino que aprendan a amar a Dios y la verdad y jugar su suerte con Cristo y su iglesia en sus primeros años.
Así como Joiada organizó a los soldados en tres compañías para defender la vida del pequeño Joás -único sobreviviente de los hijos del rey- existen en la sociedad tres grupos clave que deberían hacerse cargo de su responsabilidad de defender a nuestros niños.
Ciertamente la familia debe ser la primera línea de defensa de nuestros hijos contra el mal, pero también la iglesia debe ocupar un lugar relevante en esta tarea, finalmente, las escuelas de iglesia deben constituirse en cuidad de refugio de nuestros niños y adolescentes.
Necesitamos ser más firmes en esto. Afuera hay peligro de muerte.
Yo he visto con tristeza a varias generaciones de niños que asistían a nuestras iglesias y escuelas abandonar la fe y entregarse al mundo y a la carne ¿Esto es acaso inevitable?
Padres, maestros, líderes; ¿estamos haciendo todo lo necesario?
"Mas al séptimo año envió Joiada y tomó jefes de centenas, capitanes, y gente de la guardia, y los metió consigo en la casa de Jehová, e hizo con ellos alianza, juramentándolos en la casa de Jehová; y les mostró el hijo del rey".(vs. 4)
¿Quién es hoy el hijo del rey ?
Cualquier niño que nace en nuestro pecaminoso mundo es un hijo del Rey Celestial, y así debería ser tratado. Con mayor razón los hijos de la iglesia.
No alcanza con hacer el culto de familia, instituir un Ministerio más en la iglesia o realizar semanas de oración en la escuela. Hay algo más que debemos hacer.
Los niños deberían ver en nosotros un vivo interés por ellos y un sincero y total compromiso con la verdad. Somos llamados a estrechar filas a su alrededor, siendo sus amigos, sus guías y sus modelos de conducta cristiana. No tenemos que tolerar el avance del mal.
"Y estaréis alrededor del rey por todos lados, teniendo cada uno sus armas en las manos; y cualquiera que entrare en las filas, sea muerto. Y estaréis con el rey cuando salga, y cuando entre. Los jefes de centenas, pues, hicieron todo como el sacerdote Joiada les mandó; Y el sacerdote dio a los jefes de centenas las lanzas y los escudos que habían sido del rey David, que estaban en la casa de Jehová. Y los de la guardia se pusieron en fila, teniendo cada uno sus armas en sus manos, desde el lado derecho de la casa hasta el lado izquierdo, junto al altar y el templo, en derredor del rey. Sacando luego Joiada al hijo del rey, le puso la corona y el testimonio, y le hicieron rey ungiéndole; y batiendo las manos dijeron: !!Viva el rey!" (vs.8-12)
Tengamos presente que las armas con que los soldados iban a defender al niño no eran las suyas propias, sino las que recibirían en el Templo. De idéntica forma, en la guerra contra el mal no valen nuestras propias armas, tenemos que usar las que Dios provee.
En nuestra lucha espiritual, tal como en el capítulo que estamos considerando, se destacan el pacto, la reforma y la eliminación de los ídolos como pasos previos necesarios para que el niño pudiera acceder al trono.
"Entonces Joiada hizo pacto entre Jehová y el rey y el pueblo, que serían pueblo de Jehová; y asimismo entre el rey y el pueblo. Y todo el pueblo de la tierra entró en el templo de Baal, y lo derribaron; asimismo despedazaron enteramente sus altares y sus imágenes... Y el sacerdote puso guarnición sobre la casa de Jehová. Después tomó a los jefes de centenas, los capitanes, la guardia y todo el pueblo de la tierra, y llevaron al rey desde la casa de Jehová, Y todo el pueblo de la tierra se regocijó, y la ciudad estuvo en reposo".(vs.17-20)
Para que nuestra tarea sea eficaz, primeramente debemos decidir ser pueblo de Jehová, realizando los cambios que sean precisos en nuestras vidas y en la vida de la iglesia y expulsar todo ídolo reverenciado en el corazón.
Jesús mandó a Pedro como prueba de su amor: "apacienta mis corderos" (Juan 21:15)
Sólo habrá regocijo y reposo cuando hayamos cumplido nuestra tarea y nuestros niños y niñas estén a salvo entronizados con Cristo en la patria celestial.
¡Qué desafío!

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