lunes, 27 de abril de 2009

LA UNIDAD

La iglesia ha sido comparada en la Biblia con un cuerpo, con un edificio, con un ejército o con una ciudad amurallada. Todas estas imágenes dan idea de estructura, organización y unidad de propósito.
La iglesia existe por orden divina, como columna y baluarte de la verdad, pero también en razón de la necesidad humana de dar y recibir simpatía y compañerismo mutuos.
Todos estamos conectados en una cadena de relaciones y nos afectamos unos a otros positiva o negativamente (ver la entrada Ningún hombre es una isla).
No quiere esto decir que todo lo que se haga o diga en la iglesia está bien. No debemos pretender infalibilidad ni en los hombres ni en la organización.
Ninguna cadena, sin embargo, es más fuerte que su eslabón más débil. Y lo más débil en el cuerpo es lo que se debe tratar con mayor cuidado y respeto.
Por eso la unidad de la iglesia es un factor importantísimo en el avance del reino de Dios. Este es un concepto fundamental que con triste frecuencia se pasa por alto en una sociedad individualista como la nuestra.
Pero la unidad, más que necesaria, es vital para mostrar al mundo que el plan de redención funciona, que los que han sido salvados por la gracia de Cristo pueden vivir tan armoniosamente en este mundo egoísta como lo harán después en el cielo.
Elena de White escribió:"Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos" (Hech. 20: 30). Esto se verá ciertamente entre el pueblo de Dios, y habrá quienes serán incapaces de percibir las verdades más admirables e importantes para este tiempo, verdades que son esenciales para su propia seguridad y salvación en tanto que los asuntos que comparados con ellas son como meros átomos, las cuestiones que escasamente tienen un grano de verdad, serán considerados intensamente y serán magnificados por el poder de Satanás para que parezcan tener la más grande importancia.
El Evangelismo pag. 431
¿Comprendemos claramente cuáles son las verdades para este tiempo?
Debemos preguntarnos además si sacrificaríamos todo por la verdad o sacrificaríamos a todos por "nuestra" verdad.
También la autora citada agrega:
"Algunos han sostenido que a medida que nos acercamos al fin del tiempo, cada hijo de Dios actuará independientemente de cualquier organización religiosa. Pero el Señor me ha indicado que en esta obra no es posible que cada hombre sea independiente. Las estrellas del cielo están todas bajo el imperio de la ley. Cada una influye sobre la otra para que haga la voluntad de Dios y el conjunto presta su obediencia común a la ley que controla su acción. Así también, para que la obra del Señor progrese en forma segura, sus hijos deben trabajar unidos... Si los hombres no quieren obrar en concierto en la magna y grandiosa obra para este tiempo, habrá confusión. .. Los que llevan el yugo de Cristo, no pueden tirar por separado, sino que obrarán con Cristo." Joyas de los Testimonios T. 3 pag. 406
Avancemos juntos. La hora lo impone.


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