“Todo
lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de
ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios
desde el principio hasta el fin.” Eclesiastés 3:11
Una
de las maravillas europeas que todo turista que se precie debe visitar
son sus espectaculares catedrales. Asombra ver esos tan antiguos como
sólidos edificios, que inspiran gran reverencia y despiertan el asombro.
Muchos
de ellos tardaron siglos en construirse, necesitando de grandes aportes
de capital, costosos materiales, e ingente mano de obra (pocas veces
voluntaria). Vieron la luz gracias al trabajo de miles de personas
durante varias generaciones, hasta alcanzar su forma actual. Sin duda,
todos sus arquitectos originales bajaron a la tumba sin ver
acabados sus proyectos.
Y aunque sean majestuosas, las catedrales tampoco durarán para siempre.
¿Te animarías a comenzar una obra que sabes que no vas a terminar durante toda tu vida? ¿Emprenderías tal desafío?
El
insignificante lapso de nuestra existencia nos obliga a ocuparnos en
empresas menores. Hoy casi nadie estaría dispuesto a involucrarse en una
obra que fuera a tardar varios siglos en llevarse a cabo; preferimos la
inmediatez, con sus pobres resultados.
Pero los creyentes podemos tener otra perspectiva.
Dios dispone de la eternidad; para él, el tiempo no constituye un problema.
Al comienzo y al final de su epístola a Timoteo, Pablo hace referencia a esa cualidad que es única de Dios:
“al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios... el
bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el
único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el
imperio sempiterno. Amén”. 1ª Timoteo 1:17; 6:15,16
Porque Dios es eterno, tiene también:
- Un trono eterno. “Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre”. Salmos 45:6
- Un evangelio eterno. “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo”. Apocalipsis 14:6
- Un refugio eterno para sus fieles. “El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos”. Deuteronomio 33:27
El
vive y vivirá para siempre. El mal que hoy nos atormenta un día pasará,
pero él seguirá existiendo. Todo el sufrimiento y el dolor de este
mundo, toda su agonía, odio y crueldad son pasajeros, pero Dios
perdurará eternamente. El profeta Daniel vio con anticipación el momento
en que Cristo, habiendo vencido, recibiría su reino: “Miraba
yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía
uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le
hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino,
para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio
es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será
destruido”. Daniel 7:13,14
¡Un reino que nunca pasará!
Lo más maravilloso es que ofrece compartir con nosotros, pobres y mortales pecadores, ese reino y esa eternidad.
Cuando decimos el Padrenuestro, rogamos que “venga tu reino”.
Nada más adecuado, pues cuando el reino de Dios sea instaurado en la
tierra, recibiremos cuerpos inmortales con los que podremos realizar
todas las cosas que se nos ocurran (y las que ahora no se nos ocurren
también).
“He
aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos
transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos... los
muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos
transformados. Porque... cuando esto corruptible se haya vestido de
incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se
cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” 1ª Corintios 15:51-55
No
habrá prisas ni plazos de ejecución o vencimiento. Nadie tendrá apuro,
ni quedaremos con las ganas de hacer tal o cual cosa. Una vida sin fin
en la presencia de nuestro bendito Salvador se extenderá ante nosotros.
Me gustan los párrafos siguientes como conclusión de este artículo:
“Allí
intelectos inmortales contemplarán con eterno deleite las maravillas
del poder creador, los misterios del amor redentor. Allí no habrá
enemigo cruel y engañador para tentar a que se olvide a Dios. Toda
facultad será desarrollada, toda capacidad aumentada. La adquisición de
conocimientos no cansará la inteligencia ni agotará las energías. Las
mayores empresas podrán llevarse a cabo, satisfacerse las aspiraciones
más sublimes, realizarse las más encumbradas ambiciones; y sin embargo
surgirán nuevas alturas que superar, nuevas maravillas que admirar,
nuevas verdades que comprender, nuevos objetos que agucen las facultades
del espíritu, del alma y del cuerpo.
Todos
los tesoros del universo se ofrecerán al estudio de los redimidos de
Dios. Libres de las cadenas de la mortalidad, se lanzan en incansable
vuelo hacia los lejanos mundos... Con indescriptible dicha los hijos de
la tierra participan del gozo y de la sabiduría de los seres que no
cayeron. Comparten los tesoros de conocimientos e inteligencia
adquiridos durante siglos y siglos en la contemplación de las obras de
Dios. Con visión clara consideran la magnificencia de la creación... El
nombre del Creador se encuentra escrito en todas las cosas, desde las
más pequeñas hasta las más grandes, y en todas ellas se ostenta la
riqueza de su poder.”El Conflicto de los Siglos pag. 677
¿No te entusiasma la eternidad? ¡A mí sí!
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