viernes, 29 de octubre de 2010

DOS MUJERES, DOS ORACIONES


Ana y María, dos grandes madres de la Biblia. Aunque estaban separadas por varios siglos de diferencia, por sus circunstancias, su condición y posición social, elevaron cantos a Dios luego del anuncio del nacimiento de su hijo.
Veamos algunas similitudes entre sendas alabanzas inspiradas en dos santas mujeres por el Espíritu Santo:

CANTO DE ANA
1º SAMUEL 2:1-10
CANTO DE MARÍA
LUCAS 1:46-55
Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, mi poder se exalta en Jehová; Mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salvación.
No hay santo como Jehová; porque no hay ninguno fuera de ti, y no hay refugio como el Dios nuestro. No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; porque el Dios de todo saber es Jehová, Y a él toca el pesar las acciones.
Los arcos de los fuertes fueron quebrados, Y los débiles se ciñeron de poder. Los saciados se alquilaron por pan,
y los hambrientos dejaron de tener hambre; Hasta la estéril ha dado a luz siete, Y la que tenía muchos hijos languidece. Jehová mata, y él da vida; el hace descender al Seol, y hace subir. Jehová empobrece, y él enriquece; Abate, y enaltece. El levanta del polvo al pobre, y del muladar exalta al menesteroso, para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor.
Porque de Jehová son las columnas de la tierra, Y él afirmó sobre ellas el mundo. El guarda los pies de sus santos, Mas los impíos perecen en tinieblas; Porque nadie será fuerte por su propia fuerza.
Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios, Y sobre ellos tronará desde los cielos; Jehová juzgará los confines de la tierra, Dará poder a su Rey, Y exaltará el poderío de su Ungido.
Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.
Porque ha mirado la bajeza de su sierva;
Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.
Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, y su misericordia es de generación en generación a los que le temen.
Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.
Quitó de los tronos a los poderosos, Y exaltó a los humildes.A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos.
Socorrió a Israel su siervo, acordándose de la misericordia de la cual habló a nuestros padres, para con Abraham y su descendencia para siempre.









  1. El motivo de ambas es el regocijo por el nacimiento de un niño especial.
  2. En el caso de María, un don inesperado en ella, pero prometido por siglos a Israel; el otro esperado ardientemente solo por Ana, pero igual de milagroso.
  3. Ambas entienden que los actos de Dios no son aislados, ni él bendice arbitraramente a una persona sí y a otra no. Preveen que su bendición personal se extenderá como una marea de bondad y justicia hasta alcanzar a todos los demás.
  4. Esto lleva a las dos mujeres a entonar cantos de alabanza, regocijándose por la salvación divina
  5. Reconocen tanto una como otra, su completa falta de mérito por la gracia recibida.
  6. Ambas destacan la santidad y el poder de Jehová. En virtud de ellas, el mal no prevalecerá para siempre y el bien triunfará.
  7. Las dos hacen énfasis en el juicio; destacan la intervención personal de Dios en los asuntos del mundo, que actúa para socorrer a los desvalidos y humillar a los malvados.
  8. Por último, la acción salvadora del Señor, basada en sus promesas y su misericordia, establece una justicia perdurable.   
Nuestras alabanzas a Dios deberían imitar estos hermosos modelos de gratitud.

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