"El cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre". Gálatas 1:4
La Biblia usa las expresiones siglo o mundo, para referirse, entre otras cosas, a lo terrenal en contraste con lo espiritual. A un sistema de vida de la sociedad que no conoce a Dios, porque no quiere, por estar dominada por Satanás, la codicia, el ansia de poder y el egoísmo. También representa una multitud malvada y hostil a Dios.
- "¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios". Santiago 4:4
- "El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa". Mateo 13:22
- "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta". Romanos 12:2
- "Porque por ahí andan muchos... que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal". Filipenses 3:18,19
La línea se traza claramente.
El mundo es malo, ahoga el amor por la verdad, está en enemistad con Dios y debe ser rechazado por los que desean hacer el bien. Todo lo que de el proviene está contaminado por el pecado y el error.
Los que quieren vencer, como decía en las entradas anteriores, además de vencerse a sí mismos, deberán luchar contra la influencia externa de este sistema perverso. El gobernante de este mundo (aunque usurpador) es el diablo, quien ha diseñado todo tipo de tentaciones y placeres para hacerlo poderosamente atractivo. El poder, el dinero, el lujo, la posición social, las ventajas materiales, las perversiones de lo bueno; todas se encaminan en dirección contraria a la cruz.
Antes de dirigirse al Calvario, nuestro Salvador oró por nosotros con estas palabras: "Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad". Juan 17:14-17
No esperemos que sean eliminadas todas las influencias pecaminosas. No seremos arrebatados de esta tierra para librarnos del mal. Nos toca permanecer en el mundo luchando para no ser de él.
Entonces... ¿Cómo haremos para vencer?
Un dicho popular expresa: "no podemos evitar que los pájaros vuelen sobre nuestra cabeza, pero podemos evitar que hagan nido en ella".
Podemos resistir la influencia de lo terrenal en nuestra vida, aferrándonos a Cristo y a su palabra; podemos decidir echar nuestra suerte con la verdad y la justicia. Jesús lo hizo y pudo decir que hacía siempre lo que a Dios le agradaba.
Podemos resistir la influencia de lo terrenal en nuestra vida, aferrándonos a Cristo y a su palabra; podemos decidir echar nuestra suerte con la verdad y la justicia. Jesús lo hizo y pudo decir que hacía siempre lo que a Dios le agradaba.
En la Biblia hay, además del de Cristo, sonados casos de personajes que vencieron al mundo y a la carne, en fiero conflicto con el enemigo:
Enoc, Noé y Abraham ejemplifcan a los que caminan con Dios en medio de una generación corrupta, sin mancharse con ella.
Nehemías, Daniel y José son modelo de aquellos que están en el mundo, incluso ocupando cargos de responsabilidad, y son fieles hasta las últimas consecuencias, sin transigir con lo malo.
Moisés, Elías y Juan el Bautista son prototipo de los creyentes del tiempo del fin. Habiéndose apartado de la sociedad y encontrado con el Señor, volvían al mundo con el mensaje divino de arrepentimiento y reforma que los salvaría de la destrucción.
Decir todo esto es más sencillo que luchar contra la fascinación de nuestros sentidos y la corriente de engaño, corrupción y perversidad que emana del presente sistema de cosas. Reconozco que el mundo es muy atractivo.
Pero por más encantador que parezca, recordemos que su hermosura es pasajera y no tiene destino de eternidad. Su gloria es pura y vana ilusión.
En el día del regreso de nuestro Señor, todo lo deslumbrante de este siglo desaparecerá en un instante, para dar paso a lo eternamente duradero: "Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!" 2 Pedro 3:10-12
¿De qué lado estaremos?
Enfatizo para finalizar que:
- Podemos vencer por medio de la fe.
- Jesús murió para hacerlo posible.
- La victoria ya es nuestra.
La Biblia lo confirma diciendo: "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe". 1 Juan 5:4
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