sábado, 18 de septiembre de 2010

ATEÍSMO

"Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos". 2 Pedro 3:3-7
Un ateo no es alguien que no cree en la existencia de Dios, sino alguien que preferiría que Él no exista. Su sola mención le molesta, le perturba. Llamativamente, parece que no hay ateos en contra de la existencia de Alá, o Buda, o cualquier otro aparte del Dios de los cristianos; por lo tanto se puede decir que el ateísmo es fundamentalmente anticristiano."Ve" a Dios (alguien de quien asegura que no existe) como injusto, irracional y restrictivo.
La Palabra de Dios anticipaba ya la aparición de personas que ignorarían voluntariamente al Señor y andarían según su propio criterio. Desde que Satanás tentó a Adán y Eva con la mentira primigenia, diciéndoles que al desobedecer serían "como Dios", casi cada ser humano ha intentado hacer un dios de sí mismo. Los resultados están a la vista.
No intento aquí descalificar a los ateos, puesto que el evangelio  enseña a no descartar a nadie. Sería además pagarles con la misma moneda, lo cual es ajeno al espíritu cristiano.
Comprendo incluso que alguien diga que no cree en Dios, puesto que la maldad en el mundo y la inconsecuencia de los que se dicen cristianos lo descalifica. Hay, por qué negarlo, en el mismo seno de la iglesia verdaderos ateos portando carteles de "cristianos". Entiendo a aquellos que dicen haber sido chasqueados por los que debiéramos representar a Cristo. Es comprensible...
Nada más quiero exponer aquí diez conclusiones personales al respecto.
No soy ateo porque:
  1. El cristianismo es una religión de fe y esperanza, en cambio el ateísmo se basa en el descreimiento y la incertidumbre.  
  2. El Espíritu divino albergado en el alma trae gozo, paz y orden a la vida; el ateísmo conduce a la anarquía y la insubordinación. 
  3. Aunque el cristiano no tenga todas las respuestas, sí tiene muchas; el ateísmo en cambio, sólo tiene todas las preguntas y ninguna respuesta satisfactoria.
  4. Conocer a Dios nos lleva a la humildad, renegar de él nos lleva a la terrible arrogancia del "yo me basto solo".
  5. La relación con Dios trae sabiduría, su ausencia trae una total ignorancia disfrazada de conocimiento.
  6. El siervo de Cristo se vuelve prudente, el que lo rechaza cae en una insensatez que se hace pasar por amplitud de criterio.
  7. El que es impulsado por Dios adquiere dominio propio, los que no creen en él ceden a cualquier pasión y se gozan en el pecado.
  8. Conocerle da sentido a la vida, pero, como lo dice esta poesía que enlazo, (ver El hombre sin Dios) el ateo no tiene rumbo cierto.
  9. El creyente es libre y por eso respeta la ley, el ateo está en rebelión contra toda ley por considerarla una limitación de su libertad.
  10. Quien es cristiano auténtico respeta a los demás, quien niega a Dios lo manifiesta con burlas y con la descalificación del pensamiento ajeno.
Esta filosofía de vida es algo así como intentar practicar algún deporte sin tener en cuenta ninguna de sus reglas. Además de ser una experiencia caótica y frustrante, se perdería toda la diversión.
El siguiente comentario, aunque un poco extenso, me parece que da en el clavo al exponer los resultados del ateísmo: "Más acertado sería que las naciones aboliesen sus estatutos y dejaran al pueblo hacer lo que quisiese, antes de que el Legislador del universo anulase su ley y dejase al mundo sin norma para condenar al culpable o justificar al obediente. ¿Queremos saber cuál sería el resultado de la abolición de la ley de Dios? El experimento se ha hecho ya. Terribles fueron las escenas que se desarrollaron en Francia   cuando el ateísmo ejerció el poder. Entonces el mundo vio que rechazar las restricciones que Dios impuso equivale a aceptar el gobierno de los más crueles y despóticos".  El Conflicto de los Siglos Página 584
Lo sucedido durante la revolución francesa es muy ilustrativo. La existencia de Dios fue negada por decreto de la asamblea revolucionaria. La temible guillotina no paraba de funcionar, llevandose la vida de enemigos y "aliados" por igual. La justicia, el derecho  y la virtud perdieron totalmente su valor. Con razón se llamó a aquel período "el reinado del terror" (que duró desde septiembre de 1793 a la primavera de 1794). Fue consecuencia directa del rechazo abierto a la autoridad de Dios y su ley.
La cita continúa diciendo: "Cuando se echa a un lado la norma de justicia, queda abierto el camino para que el príncipe del mal establezca su poder en la tierra. Siempre que se rechazan los preceptos divinos, el pecado deja de parecer culpa y la justicia deja de ser deseable. Los que se niegan a someterse al gobierno de Dios son completamente incapaces de gobernarse a sí mismos. Debido a sus enseñanzas perniciosas, se implanta el espíritu de insubordinación en el corazón de los niños y jóvenes, de suyo insubordinados, y se obtiene como resultado un estado social donde la anarquía reina soberana. Al paso que se burlan de la credulidad de los que obedecen las exigencias de Dios, las multitudes aceptan con avidez los engaños de Satanás. Se entregan a sus deseos desordenados y practican los pecados que acarrearon los juicios de Dios sobre los paganos". Idem ant.
Tenemos un ejemplo más moderno en los regímenes ateos surgidos en el siglo XX, como la revolución bolchevique, la "revolución cultural" china, o el declarado ateísmo de Albania, que no pudieron apagar el hambre de Dios en sus ciudadanos, incluso bajo la más cruel represión. Todas estas naciones volvieron a sus antiguas formas religiosas (o algunas nuevas), hastiadas de opresión, abuso y miseria por parte de aquellos que les prometieron libertad.
En conclusión; el ateísmo se lleva todo y no me deja nada. No quiero eso para mí.
He encontrado algo mejor y no pienso cambiarlo: a Cristo mi Señor y Salvador, quien constituye la razón de mi vida.
Puedo decir confiadamente con el bíblico poeta:
"Hallé luego al que ama mi alma; lo así, y no lo dejé". Cantares 3:4

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