sábado, 5 de junio de 2010

GETSEMANÍ


LA NOCHE

En la noche de tragedia
con mi Maestro salí.
Por la llaga de mi espíritu
se acercó Getsemaní.
Sobre la roca de mi alma
cayó el divino Rabí:
"Pasa, Señor, este cáliz,
pasa este cáliz de Mí".

En la noche de tragedia
me pidió: "Ruega hasta el fin".
En el flanco de la roca
con los demás me dormí.
La mirada del Maestro
sobre la frente sentí:
"Ni una hora de tinieblas
pudiste velar por Mí".
Cuando vi sangre y anhelos
en su frente de marfil;
cuando la copa de ajenjo
vi en la roca del jardín,
de redención traspasada
contra la noche caí:
"La copa de Tu amargura
déjame beber a mi".

El cáliz quedó en mis manos;
un sorbo apenas bebí:
la acritud de largos siglos
en un segundo sentí.
Como una daga de amores
la voz llegó del Rabí:
"La copa henchida de hieles
apuré, hombre, por ti".

EL DÍA

"Basta, divino Maestro,
no puedo esta hiel sufrir".
Y la noche se hizo día:
Jesús la bebió por mi

Leonilda A. Peverini

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