sábado, 26 de diciembre de 2009

PÍDEME, Y TE DARÉ POR HERENCIA LAS NACIONES

"Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra". Salmos 2:8
Hace algunos años miré un mapa de la provincia de Formosa y  noté con tristeza que en la mayor parte del territorio no existían iglesias adventistas. Había un vacío que esperaba ser llenado desde hace mucho tiempo. Desde la localidad de Pirané hasta el límite oeste con la provincia de Salta no había ni siquiera una congregación o un grupo pequeño (ver mapa).
Sentí un deseo inmenso de que allí se encendieran las luces del evangelio. Sin duda habría allí hijos de Dios.
Se me ocurrió entonces preparar un plan sencillo para evangelizar esta zona. Leí libros, consulté la Biblia, oré mucho y luego volví a orar, pregunté a mis amigos, a líderes de la iglesia y a mi familia, y finalmente lo puse por escrito.
Quedaba ahora lo más difícil: ponerlo en acción.
Lo envié a Corrientes a la Asociación Argentina del Norte, sede de nuestro campo, para que los líderes vieran cómo implementarlo.
Confieso que tenía muy pocas expectativas, porque las prioridades y el avance del evangelio pasaban por otro lado, como yo bien sabía por haber participado en algunas juntas misioneras. Pero lo que sucedió a continuación me hizo ver lo que todos debiéramos saber: que Dios está al frente de su obra.
Los dirigentes vinieron a mi casa y demostraron sincero interés por el proyecto. Todos advertíamos claramente las dificultades que entrañaba el desafío. No había disponibilidad de recursos humanos ni económicos, así como tampoco había interesados en esa zona. A pesar de todo, el plan les pareció bueno y acordaron recorrer la zona para conocerla de primera mano.
Nuestro bondadoso Dios me mostró con claridad por medio de las circunstancias que se fueron sucediendo, que la obra de llevar el evangelio a todo el mundo no está en nuestras inseguras manos, ni depende de medios visibles.
Todo el oeste de Formosa tiene un clima extremadamente seco, casi desértico y muy caluroso. Pero donde no había nada, el desierto floreció. 

Encontraron allí, en un pueblo llamado Ingeniero Juárez, situado casi en el extremo oeste provincial un consagrado hermano, que soñaba como yo con una "gran iglesia" en ese lugar.
Comenzaron a tener interesados, pero necesitaban alquilar un salón para conferencias.
Se presentó en esos días en Corrientes una persona que venía de otra provincia de nuestro campo con un dinero para donar "en lo que hiciera falta para evangelismo" ¡Era justo lo que se necesitaba para el alquiler de un año!
Pronto hubo un grupo de 25 personas que se congregaban allí y fueron bautizados. El grupo creció y hacía falta ahora un templo.
Cuando sus hijos ponen los pies en el agua se abre camino en el mar, pero en este caso,  el poder de Dios  obró antes incluso de que hubiera en vista algún terreno; una persona del exterior donó el dinero para construir el templo.
Pregunto: ¿quién en el extranjero conocía siquiera ese lugar para interesarse por él?
¡Maravilloso Señor y Salvador tenemos!
 En menos de un año ya había un templo nuevo en esa localidad.
Luego comenzaron a suceder otros milagros, que hicieron que nuestro pastor se viese obligado a viajar los casi 500 km. desde nuestra capital hasta el nuevo lugar, cada vez con más frecuencia. Incluso en Ibarreta una familia llamó para ser bautizados sin haber sido instruidos por ningún pastor o laico. Pronto surgieron nuevos lugares, al punto que hoy hay allí cuatro localidades en donde se congrega un buen grupo de creyentes. Se formó un nuevo distrito que ya cuenta con su pastor y la obra continúa en progreso.
Cuando vi en el siguiente congreso  los cuatro nuevos puntos en el mapa, lloré de emoción.
Fui luego invitado por el pastor local a dirigir una semana de oración en un pequeño pueblo llamado Pozo del Tigre. Allí tuve el privilegio de ver con mis propios ojos lo que nuestro Padre Celestial está haciendo. Conocí a consagrados hermanos, como a la Sra. Pascuala, que nos alojó en su casa, quien por 25 años fue fiel al Señor en soledad en donde estaba, también rogando por tener un lugar donde adorar.

Este año se dedicó el templo de Juárez y el año que viene se cumplirán los 5 años del  plan que escribí.
Al volver a leerlo, encuentro que mi visión del asunto era demasiado limitada y que Dios obró de maneras maravillosas, como lo hace siempre, yendo muy por delante de nuestra pobre fe.
La obra de predicación sufre años de atraso, no porque no tengamos los medios o falten obreros. Quizá es por falta de sueños.
Soñemos  en grande. Soñemos con ver concluída la obra. Soñemos con su venida. Soñemos que con solo pedir Dios puede cumplir su promesa: "Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra" Salmos 2:8

1 comentario:

  1. mee alegro hRnos x sus exitos... q El ESPIRITU SANTO esten sobre, dentro, y con ustds todo tiempo..y siga el Señor BENDICIENDOLOS.! SHALOM es Paz SALUDOS DESD VENEZUELA, EDO ZULIA

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