Sin duda, conoces más personas que recogen basura que aquellas que recogen piedras preciosas. Cada uno de ellos recoge cosas diferentes, que usan con fines distintos.
También todos nosotros somos recolectores de aquellos materiales con los que edificamos nuestras vidas.
San Pablo dice:"Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.
Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará." (1º Corintios 3:9-13)
La calidad de los materiales es determinante para la duración y belleza de la edificación. Pero en cuanto al fundamento, hay uno solo que se puede poner para construir para la eternidad, sin sustitutos: Jesucristo.
Hay personas que andan por la vida juntando basura: chismes, defectos, fallas, inmoralidad, errores, deslealtad, infidelidad, torpezas varias y maldades. No advierten que lo que juntan no los hace mejores, sino por el contrario, los identifica con lo que recolectan. ¿A qué huelen los basureros? A basura.
Otros, son los "mineros"que buscan en lo profundo las gemas de la bondad, las buenas acciones, los actos de amor y servicio desinteresados, que rescatan lo bien hecho, incluso aquello que aunque deficiente, produce frutos para vida eterna.
Concordarás conmigo en que los mineros tampoco huelen muy bien. Pero se debe a la naturaleza de su trabajo y no al material con el cual trabajan.
Los basureros no tienen que esforzarse en encontrar basura, porque se encuentra en abundancia en nuestro triste mundo, aún allí donde debiera haber flores y perfume. Las Escrituras dicen "el mundo entero está bajo el maligno." (1º Juan 5:19 )
La podredumbre está en la superficie, se la identifica a simple vista. Tiene el poder de adormecer los sentidos, de tal manera que las personas que trabajan con ella, con el tiempo se acostumbran al mal olor y la suciedad y ya no les parece tan mala. Además contagia enfermedades y es nido de toda clase de alimañas. Hay poco que sacar de ella; mayormente, no sirve para nada.
Su fin último es ser quemada, casi todo lo recogido se convierte en humo.
Pero hablemos de los mineros: Las joyas y los metales preciosos, por otro lado, no son fáciles de encontrar, pues no están en la superficie sino en las profundidades, de donde hay que sacarlas con gran esfuerzo. Una vez extraídas, se las debe limpiar y separar de la escoria con que están mezcladas. Aquí es donde acaba el trabajo del minero.
Tiene necesariamente que entregarlas en la mano del artífice para que los toscos minerales puedan resplandecer en su verdadero valor.
Deben ser sometidas a proceso y sufrir el dolor del taladro y el buril, el torno o el fuego. Las aristas desagradables deben ser pulidas. Cada noble característica debe ser resaltada.
Idéntica cosa sucede con los que han de habitar las mansiones celestiales. Se requiere penoso y arduo trabajo para hallar los candidatos. La tarea final, sin embargo, no es de los mineros, sino del Divino Orfebre, quien los limpia, los perfecciona y los engasta en el molde de su propia justicia, para gloria de su reino.
Seamos cuidadosos con lo que recogemos, recordemos que nosotros y nuestro prójimo somos joyas inacabadas, y que nuestra tarea no es cambiar a los otros o corregirlos, sino tan solamente hallarlos.
Procuremos más bien someter a prueba nuestra propia obra, edificando sobre fundamento seguro, recogiendo únicamente material de calidad y no mirando la obra del otro.
¿Qué recoges? ¿basura o mineral precioso? ¿Juntas lo superficial o cavas bien hondo?
Recuerda que en ambos casos tu obra recibirá la prueba de fuego del día del Señor.
"Porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará."
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para cuestiones particulares que requieran respuesta, por favor envíame un mail a willygrossklaus@gmail.com