Se habla mucho entre los cristianos del "poder".
Una oración "poderosa", un ministerio "poderoso", una "poderosa" predicación, de tal modo que parece que el poder depende de la persona. A veces, he oído a personas decir que otro ore en su lugar, porque "tiene más fe" que ellas.
¿Existe un "gen" espiritual o algo parecido? ¿Nace alguien con más fe o con más poder que otros? Nada de eso.
Consideremos el incidente posterior al monte de la transfiguración, en Mateo 17, cuando luego que Jesús bajó al valle, encontró a los discipulos discutiendo con sus adversarios por no poder sanar a un niño endemoniado.
Ellos ya habían salido con poder y habían hecho milagros extraordinarios en el nombre de Jesús, incluso echado fuera demonios.
Entre nueve, pensaron ellos, este era "pan comido", sin embargo, todo salió mal, el diablo se burló de ellos y Cristo fue desprestigiado por el fracaso de sus seguidores.
El Salvador llegó, reprendió al demonio y el joven fue restaurado a la salud y la vida. Los discípulos preguntaron lo lógico cuando estuvieron solos: "¿por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?"
La respuesta fue concreta: "Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno". Mateo 17:20,21
Fantástico, la cosa está entonces en la oración y en el ayuno...
Eso me recuerda a un amigo que hacía un pan exquisito, (y todavía lo hace) del cual me dio la receta. Jamás pude hacer un pan mínimamente parecido al suyo, a pesar de todos mis intentos.
No, no se trata de seguir una receta. Muchos han ayunado y orado por años y el poder siguió ausente.
Muchos han intentado por sus propios esfuerzos recibir el poder prometido, y han llegado a extremos ridículos para tenerlo o para aparentar poseerlo.
La Biblia dice en Hechos 1:8 que recibiremos "poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo"
Aquí aparece la fuente de poder. La Biblia declara: "Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él." Romanos 8:9
O lo tienes o no lo tienes. Si no lo tienes, no eres cristiano en realidad.
Y no hablo de lo espectacular, como milagros y sanidades, sino de su dulce y modeladora presencia en la vida diaria.
Y al tratar con el Espíritu, recordemos que nosotros no debemos "tener el Espíritu" en el sentido real de la palabra, sino que debemos recibirlo en nuestras vidas, es el Espíritu quien debe tenernos a nosotros.
Él es quien debe llenar nuestras vidas con toda su plenitud.Debe reinar en nuestras conciencias y nuestras motivaciones. Debe dirigir nuestros pensamientos y acciones.
Todavía no vino en plenitud, no por causa de alguna mezquindad o mala voluntad divina, sino simplemente por no hallar recipientes adecuados.
Jesús dijo: "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?" Lucas 11:13
Nuestro Padre Celestial está ansioso por derramar su Espíritu sobre los que serán sus testigos. Anhela completar su plan y finalizar con la triste historia de este mundo pecador. Quiere dar paso a una nueva eternidad en donde no existirá el mal, el dolor,la tristeza ni el fracaso; en suma, no existirá más el pecado.
Pidamos hoy el poder, no para nosotros, sino para la misión que el Señor nos ha dado, para que con su poder podamos finalizarla y volver al hogar.
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