sábado, 4 de septiembre de 2010

LA CREACIÓN Y YO

"Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo". 2º Corintios 4:6
Cuando era chico, me gustaba observar a las hormigas.
Al mirar su organización y trabajo, la complejidad del hormiguero y sus hábiles movimientos pensaba:
- ¡Qué inteligentes que son las hormigas!
A renglón seguido, viendo cómo llevaban un insecto hacia su nido, tironeando unas para un lado y otras para el lado opuesto; me decía a mi mismo:
- ¡Qué tontas que son estas hormigas!
En la contemplación del mundo natural, podemos llegar también a conclusiones de ese tipo. Podemos ver belleza, orden y perfección; o podemos encontrar fealdad, caos y confusón. Todo dependerá de la perspectiva de nuestras observaciones.
Se nos reprocha a los adventistas por creer que lo registrado en los 11 primeros capítulos del Génesis es un relato fiel del comienzo de la humanidad. Somos "fundamentalistas", "fanáticos", "ultraortodoxos"; o cualquier otro epíteto que nos muestre como ignorantes, locos e ingenuos, tomando un mito o alegoría de los comienzos como algo real.
Muchos afirman cosas tales como: "el Génesis fue escrito por gente común de este planeta cuyos conocimientos de cosmología eran escasos, acorde a su época. Obviamente, algo así no pudo ser inspirado por el supuesto creador o diseñador del universo. Si así hubiese sido, él, como conocedor absoluto de su creación, no hubiese inspirado mentiras" (tomado de Biology Cabinet).
Mucho se ha dicho acerca de que la religión es oscurantista y citan como prueba el caso de Galileo, que fue condenado por la iglesia al enseñar que la Tierra no es el centro del universo. Debemos recordar no obstante, que quienes lo rechazaron (basados en las teorías del incuestionable Aristóteles, no en la Biblia), más que sacerdotes, eran ¡los científicos de su época!
Yo creo en la ciencia; la buena y verdadera ciencia. Pero la ciencia no es más verdadera y más grande que quienes la practican y enseñan. Tristemente hoy la ciencia es materialista a rajatabla, teñida de un posmodernismo relativista que elimina a Dios y a lo absoluto de sus conceptos.
La Biblia afirma respecto a esta clase de gente:
"Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos. Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos". 1 Corintios 3:18-20
Añado a esto las palabras del "Martín Fierro" de José Hernández:
"Hay hombres que de su ciencia
tienen la cabeza llena;
hay sabio de todas menas,
mas digo, sin ser muy ducho:
es mejor que aprender mucho
el aprender cosas buenas".
Tengo el derecho de elegir a quiénes y en qué voy a creer (y lo digo sin disculpas). Entonces:
  • No quiero creer en la visión materialista y azarosa de que venimos de la nada y vamos hacia ella. Que todo lo que existe no tiene un propósito y que el bien y el mal son relativos.
  • No me interesa creer en quienes afirman que la muerte no es el resultado del pecado sinó un método de selección para  "perfeccionar" el material genético de las especies ¿Mejorar a través de la destrucción?, me parece espantoso.
  • No puedo aceptar que el tiempo mejore las cosas (pasen los millones de años que pasen). Me basta ver mi foto a los 15 años y compararla con una actual para comprobar lo contrario.
  • Menos creíble me parece todavía que la vida haya surgido de la materia inanimada, es decir, de la ausencia de vida
  • No puedo creer que todo da igual, y que la supervivencia del más apto (o la justificación de la violencia) sea la ley de la vida.
  • Mucho menos comparto la visión de quienes hacen componendas entre evolucionismo y fe; intentando colocar a Dios como creando la materia y luego desentendiéndose de su creación. Ese Dios lejano e impersonal, frío y distante, no es el que yo conozco.
Alguno dirá que confundo la ciencia con la filosofía. Pues bien, somos como pensamos, y analizamos las cosas en base a nuestros preconceptos.
La ciencia también se rige por paradigmas, que no son otra cosa que patrones de pensamiento, construcciones filosóficas.
Por eso:
  • Creo firmemente en una creación literal, desarrollada en siete días de 24 horas, como el sentido evidente del texto y como el propósito que tuvo Dios al consignar este relato en la Biblia. "Porque él dijo, y fue hecho; El mandó, y existió". Salmos 33:9
  • Creo en un Creador Todopoderoso, sabio, amante, compasivo y misericordioso.
  • Creo que nos hizo para su gloria, con destino de eternidad.
  • Creo que Adán cayó en la desobediencia, trayendo miseria y desgracia a toda la humanidad subsiguiente.
  • Creo que Cristo vino a este mundo para redimirnos del pecado y sus consecuencias.
  • Y creo que pronto volverá para acabar con el mal y restaurar la armonía inicial del universo.
Esta es la visión que quiero tener, la que me parece más de acuerdo a la lógica y a la razón y la única que me produce verdadera paz. Por ella el Señor iluminó mi corazón para llegar a conocerle y poder un día contemplar "la gloria de Dios en la faz de Jesucristo".
Es por medio de Cristo que puedo llegar a entender su creación. Solo mediante esta perspectiva alcanzaré la sabiduría necesaria para decir con el salmista: "Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien". Salmos 139:14
¿Fanático yo?
Sí, gracias.

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