"Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén". Judas 24,25
Nos queda por ver todavía la identidad de la Babilonia profética.
Aunque en un sentido personal, (como ya mencioné) Babilonia tiene un alcance universal, puesto que "todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación" (Apocalipsis 18:3), las características que la profecía asigna a este poder son sumamente concretas:
- Es una mujer, que en la Biblia representa a la iglesia
- Pero es una adúltera, es decir un poder religioso apóstata
- Está sentada sobre una bestia, símbolizando la unión de la iglesia con el estado
- Blasfema, es decir presenta falsas enseñanzas
- Persigue y mata a los santos (mártires)
- Reina o ejerce dominio sobre los reyes de la Tierra
¿Quién cumple todos estos requisitos? Para saberlo debemos mirar hacia atrás, al pasado.
La Biblia rastrea la historia del pueblo de Dios desde los días de Adán hasta la muerte de los discípulos. A partir de allí debemos seguir sus huellas apoyándonos en registros extrabíblicos.
La historia debe ayudarnos a confirmar nuestra fe en la profecía, como lo dijo Jesús: "Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis." Juan 14:29
Al abordar la profecia desde el punto de vista de la historia, es bueno recordar que debemos ser muy cuidadosos, pues ésta admite varias lecturas.
Sin embargo, aunque podamos tener varias posturas sobre un hecho histórico, no deberíamos negar su existencia.
Podemos debatir sobre la época de Alejandro Magno o de Hitler, pero no podemos eliminar los hechos relacionados con ellos o negar su realidad, su influencia y sus conquistas militares sin caer en una falsedad intolerable.
La Babilonia mística fue anticipada en varios símbolos y figuras, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo (ver por ejemplo Daniel 7 y 8; Mateo 10:16-22; Hechos 20:28-30; 2º Tesalonicenses 2).
Sería un proceso de apostasía que comenzaría en el seno mismo de la iglesia cristiana.
La corrupción no vendría desde fuera, surgiría de adentro y dejaría apenas unos pocos fieles. En el Apocalipsis 12:17 el dragón o Satanás se presenta haciendo guerra, ya no contra toda la iglesia, sino contra "el resto de la descendencia de ella" (la mujer simbólica).
La corrupción no vendría desde fuera, surgiría de adentro y dejaría apenas unos pocos fieles. En el Apocalipsis 12:17 el dragón o Satanás se presenta haciendo guerra, ya no contra toda la iglesia, sino contra "el resto de la descendencia de ella" (la mujer simbólica).
El elemento tiempo también es determinante para lograr ubicarla. Este poder dominaría la cristiandad por 42 meses o 1260 días/años proféticos. (Daniel 7:25 ; Apocalipsis 11:3, 12:6,14; 13:5,6).
El "hombre de pecado" pensaría además en cambiar los tiempos y la ley. (Daniel 7:25). O sea que intentaría anular o cambiar los mandamientos de Dios.
Echaría por tierra el lugar de su Santuario (Daniel 8:11), reemplazando la mediación de Cristo en el Santuario del cielo por la mediación de seres humanos.
Quiero detenerme un instante para expresar dos cosas desde lo profundo de mi corazón:
1- No intento ofender a nadie, pero la historia y la Biblia coinciden en señalar hechos que fueron reconocidos públicamente por sus mismos dignatarios no hace mucho tiempo atrás.
2- La condición caída de Babilonia no incluye a todos los que están dentro; sinó el llamado a abandonarla no tendría sentido. Yo estuve en ella y se que aún hay mucho pueblo de Dios alli; hijos buenos y fieles que andan en toda la luz que recibieron.
Si alguien piensa: -"bueno, yo no pertenezco a esa confesión religiosa, así que"...
Haría bien en recordar que la profecía advierte que ella tiene "hijas", que adoptaron algunas de sus enseñanzas. Incluso hay muchos en la iglesia "correcta" que, sin estar en apostasía evidente, están bebiendo abundantemente de su vino.
Aunque Babilonia se encuentra en esa condición caída desde hace mucho, Dios no ha agotado su amor ni su misericordia para ella. Sigue llamando.
Al terrible pregón del segundo ángel de Apocalipsis 14, debe unírsele todavía otro mensaje poderoso de amonestación que iluminará la tierra con su gloria.
A Babilonia y a sus hijas se dirige el llamado del ángel de Apocalipsis 18, diciendo en voz alta: "¡salid de ella pueblo mío!"
- ¿Estás adentro? Debes salir.
- ¿Bebes de su vino? Sal definitivamente.
- ¿Te crees inmune a su atractivo? Sal ya. Corres un peligro mucho mayor.
Nos esperan tiempos de una gravedad abrumadora. Los engaños que el Dragón ha propiciado por medio de Babilonia casi han alcanzado su culminación y concluirán, como en la antigüedad, en intensa y cruel persecusión. Únicamente Jesús es capaz de conducirnos a salvo en medio de la tormenta de los últimos días. Nada ni nadie más puede darnos esperanza y seguridad en el angustioso tiempo final.
Pero pronto Babilonia será destruida y Dios vencerá. Habrá entonces un único Rebaño y un único Pastor.
¿Responderemos a su llamado?
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