“Como
todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido
dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos
llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado
preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser
participantes de la naturaleza divina”. 2ª Pedro 1:3,4
Nada como las "preciosas y grandísimas promesas" de la Biblia para llevar aliento al corazón.
Ellas nos proveen la certeza de un Dios cercano, que responde a cada necesidad. Como Agar, podemos decir con alegría: “tu eres Dios que ve” (Génesis 16:13).
Nos
brindan la seguridad de que cada circunstancia de la vida; cada problema, tristeza o adversidad; cada conflicto con los poderes del mal,
tienen remedio en Jesús. Como David, podemos cantar “el Señor es mi Pastor, nada me faltará” (Salmos 23:1).
Transforman
la experiencia, pues permiten vislumbrar a los ejércitos celestiales
rodeando a los fieles para protegerles y auxiliarles en todo momento.
Sabiendo que Dios está de nuestro lado podemos marchar con la plena
convicción de la victoria. Somos hermanos de aquellos “que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones” (Hebreos 11:33).
Son además
el anticipo del goce de los bienes venideros. Sus promesas nos
dicen que pronto el mal y el pecado serán derrotados, y podremos
disfrutar de la eternidad sin fin en su santa compañía. Nos adelantamos
con Juan a ver “una
gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y
pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del
Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos” (Apocalipsis 7:9).
Pero
por sobre todo, nos dicen que contamos con un amoroso Padre Celestial
que nos mira, que oye y que responde siempre a nuestros clamores. Podemos
descansar con plena certidumbre de fe en sus maravillosas promesas.
Aquí van algunos pocos ejemplos:
- “Con mi voz clamé a Jehová, y él me respondió desde su monte santo”. Salmos 3:4
- “Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a él clamare”. Salmos 4:3
- “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado”. Salmos 4:8
- “Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré”. Salmos 5:3
- “Jehová ha oído mi ruego; ha recibido Jehová mi oración”. Salmos 6:9
- “El deseo de los humildes oíste, oh Jehová; tú dispones su corazón, y haces atento tu oído, para juzgar al huérfano y al oprimido”. Salmos 10:17
- “Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono; sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres”. Salmos 11:4
¿No son alentadoras estas promesas?
Canta hoy conmigo este hermoso himno:
Canta hoy conmigo este hermoso himno:
Todas las promesas del Señor Jesús
son apoyo poderoso de mi fe.
Mientras luche aquí buscando yo su luz,
siempre en sus promesas confiaré.
Grandes, fieles,
todas las promesas que el Señor ha dado;
grandes, fieles,
en ellas yo por siempre confiaré.
Nuevo Himnario Adventista Nº 412
Dios te mira, oye y responde. No dudes, sino cree en sus promesas.